EL MUNDO › VENEZUELA RENOVO LA LEGISLATURA. EL CHAVISMO SE QUEDARIA CON LAS 167 BANCAS

Alta abstención y asamblea teñida de rojo

En los comicios parlamentarios de ayer –en los que la oposición había renunciado a competir– hubo una abstención del 75 por ciento. El oficialismo, identificado con el color rojo, obtendría más que la pronosticada mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

“Les llegó la hora de la muerte y a lo mejor ellos mismos desde el fondo de su alma así lo aceptan en el subconsciente, e hicieron lo que han hecho, acelerar la muerte, para quedar en los registros de la historia y darles paso a gente nueva, a ideas nuevas”, aseguró el presidente Hugo Chávez luego de votar ayer en una elección parlamentaria teñida de incertidumbre por el retiro de los principales partidos de la oposición. En medio de una tranquilidad, que hasta sorprendió al mismo gobierno, la abstención fue la gran ganadora al alcanzar, según las cifras oficiales, el 75 por ciento –seis puntos porcentuales más que en las elecciones municipales de agosto pasado–. El oficialismo, sin embargo, esperaba un número mayor. El ministro del Interior, Jesse Chacón, ya había adelantado a la tarde que con un piso del 11,24 por ciento, la mayoría parlamentaria que se obtuviera sería legítima. Sin sorpresas, el oficialismo y sectores afines sumarían la totalidad de las bancas del Congreso: el Movimiento Quinta República (MVR) de Chávez alcanzaría 114 y el resto de los partidos afines, 53, según anunció anoche el dirigente oficialista William Lara.
Las palabras “tranquilidad” y “abstención” dominaron la jornada electoral de ayer. Muchas expectativas se fueron creando durante la semana pasada con el anuncio del retiro de los principales partidos opositores y el cuestionamiento consiguiente al proceso electoral que, como sucedió en el pasado, ya estaba signado por los enfrentamientos entre la oposición antichavista y el Consejo Nacional Electoral (CNE) por el tipo de controles con que se fiscalizaría la votación. Lo cierto es que los miedos no se concretaron. Los partidos que no participaron no “tomaron la calle” como habían amenazado, sino que, por el contrario, se mantuvieron llamativamente fuera de la escena pública. No obstante, a la tarde, la organización civil Sumate, que el gobierno asocia a Washington, ya denunciaba casos en todo el país de “coacción” y de “doble votación”.
El incidente más importante, que sólo el gobierno se animó a relacionar con el proceso electoral, fueron tres explosiones que rompieron el oleoducto –que termina en el mayor complejo refinador del mundo en Paraguaná– el sábado a la noche en la región de Zulia. El derrame ya se habría solucionado y se puso en marcha un plan de contingencia. Gobernada por el opositor Manuel Rosales, en Zulia la oposición decidió a último momento, sorprendiendo al propio gobierno, retirarse de las elecciones. A pesar de que todavía no ha habido ningún tipo de investigación, el gobierno instantáneamente vinculó las explosiones a un sabotaje dirigido a entorpecer la jornada de ayer. El vicepresidente Vicente Rangel no dudó en denominar al incidente como “un atentado terrorista miserable”, mientras que Chacón fue más explícito: “Así juegan quienes se retiran”.
En total, seis partidos de la oposición se negaron a participar de un proceso que consideraban poco transparente, principalmente porque desconfiaban de la capacidad para fiscalizar del CNE. Representan el grueso de la oposición parlamentaria actual y, según la ley electoral, podrían perder su figura legal ya que deben obtener al menos un uno por ciento. Los que sí se mantuvieron en la contienda fueron el gubernamental MVR, dos partidos opositores de centroizquierda y otras formaciones nacionales y locales más pequeñas. Entre ellos se divirán los 167 asientos de la Asamblea Nacional. Las 12 bancas del Parlamento Latinoamericano y los cinco escaños en el Parlamento Andino que estaban en juego fueron todos para la alianza oficial (MVR junto a otros tres partidos menores) con 88,8 y 89,25 por ciento, respectivamente.
La elección se destacó por el nivel y la cantidad de “vigilancia”. Los observadores internacionales, nucleados principalmente por dos misiones, una de la Unión Europea y otra de la Organización de Estados Americanos (OEA), alcanzaban a unos 400 expertos diseminados por todo el país. En el orden local, la seguridad superó por muchos a los sufragios anteriores. Se estimaba que alrededor de unos 120 mil soldados y reservistas vigilaron los centros y las calles. El histórico nivel de participación electoral ronda entre el 30 y el 35 por ciento en Venezuela, en donde desde la reforma constitucional de Chávez el voto no es obligatorio. La alta abstención –que en parte puede atribuirse al mal tiempo– fue palpable desde el comienzo con la escasa presencia de las autoridades de mesa, según un informe realizado por la organización local Ojo Electoral. Los líderes de la oposición buscaron destacar el significado político de la abstención: “Venezuela con su silencio está hablando”, afirmó el candidato presidencial de Primero Justicia, Julio Borges.
La televisión local mostraba los centros de votación casi vacíos durante la mañana aunque, durante la tarde, se comenzó a ver más gente. Colas de personas esperando para votar sólo se vieron en los barrios más pobres de Caracas donde el gobierno goza de un apoyo mayoritario y donde, desde la mañana, autos de militantes chavistas llamaban a la gente a que acudiera a las urnas. El noreste de la capital, en cambio, era otra historia. Tradicional bastión de la oposición, los centros de votación de los barrios adinerados de esta zona fueron los menos frecuentados.
A pesar de las declaraciones optimistas del gobierno, todo indica que el llamado a las urnas de Chávez no habría calado tan hondo como en el pasado. Sin embargo, el boicot de la oposición también podría terminar siendo muy costoso. El presidente de la Asamblea Nacional saliente, el oficialista Nicolás Maduro, adelantó ayer que el año próximo llamarán a un referéndum para consultar sobre una posible reforma constitucional. Con más de la mayoría absoluta del Parlamento, el gobierno no tendrá obstáculos para aprobar las modificaciones.

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Seguidores de Chávez esperaban afuera del centro de votación donde estuvo el presidente.
 
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