EL MUNDO › PRIMERAS DEFINICIONES POLITICAS DE ALAN GARCIA COMO PRESIDENTE ELECTO DEL PERU

Más lejos de Bush, más cerca de Chávez

Después de la guerra de agravios con el presidente venezolano durante la campaña electoral, el ahora mandatario electo peruano se mostró conciliador. Negó que fuera a liderar un frente antichavista en la región.

 Por Carlos Noriega
Desde Lima

Sin la necesidad de atizar el conflicto con el presidente venezolano, Hugo Chávez, para ganar votos, Alan García mostró su rostro conciliador. El flamante presidente electo del Perú rechazó ayer tajantemente la posibilidad de liderar un frente regional antichavista, como algunos habían pronosticado partiendo de su agrio enfrentamiento con aquél, y aseguró que como presidente esperaba mantener “buenas relaciones” con su par venezolano. En sus primeras declaraciones a la prensa, concedidas ayer exclusivamente a periodistas extranjeros, entre quienes estuvo Página/12, García tomó distancia de los Estados Unidos y condicionó la implementación de un tratado de libre comercio con ese país. Durante la campaña García había buscado seducir al electorado de derecha mostrándose como un candidato confiable para los Estados Unidos y se había trenzado en un duro intercambio de agravios con el presidente venezolano. Ya como presidente electo, García cambió radicalmente el tono agresivo que había usado para hablar de Chávez y marcó diferencias con el actual presidente, Alejandro Toledo, un firme aliado de Estados Unidos.

“Si alguien me declara la guerra, yo le declaro la paz”, exclamó, con aire de perdonavidas. Postura pacifista que contrasta notoriamente con la metralla verbal que disparó incansablemente contra el presidente venezolano en los días previos a su triunfo electoral.

Durante la campaña electoral, Chávez tomó abiertamente postura a favor del malogrado candidato nacionalista Ollanta Humala, a quien respaldó públicamente, al tiempo que atacaba a sus rivales: a la liberal Lourdes Flores en la primera vuelta y a Alan García durante el ballottage. Por su parte, García convirtió a Chávez en el blanco principal de sus ataques como una estrategia para golpear a Humala. García llamó al presidente venezolano “hipócrita”, “sinvergüenza”, “tiranuelo del Caribe”, “sátrapa petrolero” y “militarista retrógrado”. Lo acusó de tener un proyecto autoritario para dominar el Perú a través de “su negro dinero” y de Humala. Incluso, llegó a asegurar que Chávez había financiado la campaña de Humala y había enviado agentes al Perú para desatar desórdenes si el candidato al que apoyaba perdía. García no probó esos cargos y los desórdenes anunciados nunca se produjeron.

Chávez tampoco ahorró adjetivos para referirse a García. Con su característica locuacidad, tildó al hoy electo presidente peruano de “ladrón de siete suelas”, “corrupto”, “tahúr” y “embustero”. Aseguró que si por “obra de la mano del demonio” García resultaba electo presidente, rompería relaciones diplomáticas con Perú. García finalmente ganó las elecciones, con la ayuda involuntaria de Chávez, cuya intervención en la campaña peruana terminó perjudicando al candidato que quería beneficiar. Chávez todavía no se pronunció sobre el cumplimiento o no de su amenaza de romper relaciones con el Perú.

El lunes, el canciller venezolano, Alí Rodríguez, declaró en la asamblea de la OEA, desarrollada en Santo Domingo, que el futuro de las relaciones diplomáticas entre ambos países “depende del gobierno de Perú”. García respondió ayer tendiendo puentes para evitar la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países, pero, devolviendo el reto lanzado por el canciller venezolano, dejó en claro que eso dependerá no del gobierno peruano, sino de la conducta del gobierno de Chávez: “En la medida en que no haya injerencia o intervención (dos cargos de los que ha acusado a Chávez), podremos mantener una buena relación con el gobierno venezolano, esté quien esté en el gobierno”, apuntó.

García negó que su enfrentamiento con Chávez lo lleve a alinearse con los Estados Unidos. El presidente electo de los peruanos recordó que durante su anterior gobierno, entre 1985 y 1990, había declarado el no pago de la deuda externa, enfrentándose a los organismos internacionales y con Washington. También recordó que fue él quien ordenó izar la bandera panameña en el Palacio de Gobierno de Perú cuando Bush padre invadió Panamá. “No estaremos con ningún eje, ni con el eje de Washington, ni con el eje de Chávez”, remató.

De esta forma, el futuro presidente peruano buscó ubicarse en el centro del espectro político entre Toledo, claramente alineado con Washington, y Humala, de evidente cercanía a Chávez.

García también buscó colocarse al medio entre el entusiasmo de Toledo por el Tratado de Libre Comercio (TLC) que firmó este año con Estados Unidos y la oposición radical de Humala a ese tratado. García anunció que es partidario del TLC, pero dijo que ese tratado es revisable y renegociable para obtener mejores condiciones en algunos puntos, como en el tema agrario. El TLC está pendiente de su aprobación por los Congresos de Perú y Estados Unidos. Durante su conferencia de prensa de más de una hora García bromeó constantemente con los periodistas extranjeros y se mostró optimista como cualquier empleado en su primer día de trabajo. Por ejemplo, aseguró que no le preocupaba no tener mayoría en el Congreso. Reiteró que hará un gobierno de concertación, pero se negó a adelantar el nombre de su futuro primer ministro, cargo para el que se vocean muchos nombres, entre ellos el del economista independiente Hernando de Soto, consultor internacional especializado en mercados informales.

Mientras tanto Toledo, el presidente saliente, felicitó a García en un acto público en el Palacio de Gobierno. Toledo había derrotado a García en las elecciones presidenciales de 2001. Ayer eligió despedirse del poder repartiendo títulos de propiedad a pobladores que levantaron sus casas en terrenos invadidos. Se lo veía distendido, casi aliviado. Tanto, que se puso a cantar.

Eligió estas estrofas: “He sido tu presidente. Yo te he querido tanto, yo te he amado tanto y tú no me has correspondido”.

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Alan García, electo presidente de Perú.
 
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