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Los negocios truchos de la empresa que asesora en Irak

BearingPoint, la empresa que diseña las políticas petroleras en Irak, se convirtió en un símbolo del caos administrativo y connivencia con el poder político en Washington. Factura miles de millones para impulsar reformas de libre mercado en el mundo, pero Wall Street se cansó de sus desmanejos.

 Por Stephen Foley *
Desde Nueva York

La compañía estadounidense elegida para asesorar al gobierno de ese país en la reconstrucción de Irak ha pagado cientos de miles de dólares al Partido Republicano y ha admitido que sus finanzas son un caos por errores de contabilidad y mal manejo de fondos.

BearingPoint está luchando para recomponer su reputación en Estados Unidos después de un año de demora en publicar sus balances, lo cual ha provocado acciones legales de sus accionistas y acreedores.

Según el Center for Responsive Politics, un grupo de control ciudadano, los empleados de BearingPoint han donado 117.000 dólares a las campañas de Bush del 2000 y 2004, más que ningún otro contratista operando en Irak. Entre otros beneficiarios están tres reconocidos congresistas del subcomité de Defensa de la Cámara baja encargado de supervisar los contratos del Departamento de Defensa.

Uno de los mayores contribuyentes al fondo de donaciones políticas creado por BearingPoint fue James Horner, jefe del departamento de mercados emergentes de la empresa, que se ocupa Irak y Afganistán. Horner donó 5000 dólares en agosto de 2005.

Los aportes de BearingPoint a lobbistas en Washington crecieron dramáticamente tras la adjudicación de contratos en Irak y Afganistán. En 2005, BearingPoint le pagó un millón de dólares a lobbistas, igualando el record de 2003. Eso es cinco veces más de lo que pagaba antes de la guerra de Irak.

Las acciones de la empresa colapsaron a un tercio del valor de 2001 cuando empezó a cotizar, y enfrenta la posibilidad de ser expulsada de la Bolsa de Valores de Nueva York. A pesar de manejar una facturación anual de 3400 millones de dólares, la empresa perdió 722 millones en 2005. Esas cifras se conocieron el mes pasado, nueve meses tarde, y la empresa aún no ha podido publicar su balance auditado para 2006.

Analistas en Estados Unidos señalan que la culpa la tiene la cultura de pocos controles del manejo empresarial, que viene de antes de que la compañía se escindiera de KPMG, una de las consultoras más grandes del mundo, al principio de esta década. La lista de fallas incluye pérdidas de facturas, contadores mal entrenados, y no prever las consecuencias impositivas de tener tantos empleados trabajando en el extranjero.

El caos es “vergonzoso e imperdonable”, dijo Harry You, un ex ejecutivo de una empresa de computación que llegó a BearingPoint como CFO en 2005 después de que la empresa despidiera a su antecesor, el ex capitán del ejército, Randolph Blazer.

BearingPoint cobra U$S 240 millones por su trabajo en Irak, tras adjudicarse un contrato de la agencia de desarrollo estadounidense Usaid en 2003, apenas semanas después de la caída de Sa-ddam Hussein. Su misión era introducir políticas “designadas para crear un sector privado competitivo”. Debía examinar leyes, regulaciones e instituciones que regulan el comercio, y asesorar al Banco Central iraquí.

La semana pasada, The Independent reveló que a un empleado de BearingPoint, basado en la embajada estadounidense en Bagdad, se le encargó que asesorara al Ministerio de Petróleo iraquí en la confección de una nueva ley de hidrocarburos. La ley, a punto de ser presentada en el Parlamento iraquí, les dará a las petroleras de Occidente una gran tajada de las ganancias de los pozos a cambio de inversiones en nueva infraestructura.

La primera tarea de BearingPoint en 2003 fue el plan para introducir la nueva moneda iraquí, y se esperaba que la empresa eventualmente organice un programa de pequeños préstamos para emprendedores iraquíes, con el propósito de estimular una economía de mercado significativa.

El contrato fue inmediatamente criticado por grupos civiles que controlan la transparencia de los actos públicos y por los rivales de la empresa, porque BearingPoint asesoró a Usaid en la confección de los pliegos. La empresa se pasó cinco meses ayudando a Usaid a escribir las descripciones de los trabajos a realizarse y envió empleados a Irak para empezar a trabajar antes de la adjudicación del contrato, mientras los competidores tuvieron una semana para leer el pliego y preparar sus ofertas.

El inspector independiente de Usaid falló que “la extensa participación de BearingPoint en el desarrollo del programa de reformas para Irak crea la apariencia de competencia desleal en el proceso licitatorio”.

Gracias al financiamiento de Usaid, BearingPoint se ha convertido en una parte fundamental de la estrategia de Estados Unidos para difundir reformas de libre mercado en Europa Oriental y Medio Oriente. En Jordania aconseja al gobierno en temas impositivos y en Egipto asesora a los encargados de una reforma aduanera.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/ 12.

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La plataforma petrolífera de Al Zuayer cerca de Basora promedia 80.000 barriles diarios.
 
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