EL MUNDO › EL GOBIERNO REVOCA LA LICENCIA DE LA COMPAÑIA DE SEGURIDAD BLACKWATER

Irak saca a una empresa privada de EE.UU.

 Por Kim Sengupta *
desde Bagdad

El gobierno iraquí ordenó a la empresa de seguridad privada estadounidense Blackwater, que brinda protección a los funcionarios estadounidenses en el país, terminar sus actividades después de que sus guardias fueran acusados de matar a diez civiles y herir a otros trece en Bagdad. Los empleados de la empresa están acusados de haber disparado indiscriminadamente luego de que explotara una bomba el domingo en el distrito de Mansour, atiborrado de gente que estaba haciendo compras para el Ramadán.

La decisión del gobierno iraquí, apoyada personalmente por el primer ministro, Nouri al Maliki, es la medida más fuerte tomada hasta la fecha contra contratistas de seguridad privada, que han sido acusados repetidamente de llevar a cabo indiscriminadamente disparos contra civiles. Ayer, en una conferencia telefónica, el vocero de la Embajada de Estados Unidos no pudo responder si la empresa todavía está trabajando para Estados Unidos dentro de la Zona Verde, o cuál es su posición legal con respecto a otros contratistas extranjeros similares dentro de Irak.

Los disparos comenzaron después de que la explosión de un autobomba matara a dos soldados y continuó durante más de 20 minutos, mientras los civiles buscaban refugio en los negocios y detrás de los autos. Después el convoy de Blackwater desapareció de la escena, empujando a los autos fuera de su camino con sus vehículos blindados cuatro por cuatro (SUV). Inicialmente, la embajada de Estados Unidos dijo que los contratistas, que estaban brindando seguridad a los funcionarios del Departamento de Estado en una reunión, habían reaccionado cuando fueron blanco de armas pequeñas. Más tarde, sin embargo, dijo que habían “reaccionado a la bomba”. The Independent , que estuvo presente en Mansour en el momento de la bomba y los disparos, habló con iraquíes que se encontraban en medio del incidente y que describieron a extranjeros vestidos con ropas civiles abriendo fuego sin advertencia desde sus vehículos contra autos y gente en la calle.

La cancelación del contrato de Blackwater para trabajar en Irak fue anunciada por Jawad al Bolani, el ministro de Interior. El brigadier general Abdul-Karim Khalaf, un vocero del ministerio, dijo: “Los contratistas de seguridad abrieron fuego al azar sobre civiles. Consideramos esto como una acción criminal. Se está llevando a cabo una investigación y todos aquellos responsables de las muertes del domingo serán llevados ante la Justicia iraquí. Hemos emitido una orden para cancelar la licencia de Blackwater y la empresa tiene prohibido trabajar en ningún lado de Irak”. Al Maliki dijo que condenaba sin reservas la “operación criminal” en Mansour y afirmó que la empresa de seguridad debía ser “castigada” cancelando todas sus operaciones. El gobierno iraquí ordenó que todos los empleados de Blackwater se fueran del país, salvo aquellos involucrados en los disparos de Mansour, que se quedaran para ser interrogados por la policía.

La empresa tiene un ejército de 20.000 efectivos en el mundo y su propia fuerza aérea privada. Cuatro de sus contratistas fueron linchados en la ciudad de Faluja en marzo de 2004. Después de eso sus empleados han enfrentado críticas por la matanza de iraquíes, incluyendo el disparo a un guardaespalda del vicepresidente Adil Abdul-Mahd, hecho por un empleado de Blackwater que se dijo que estaba borracho y que luego fue sacado del país por sus empleadores antes de poder ser arrestado por las autoridades iraquíes. Sin embargo, la empresa ha sido elogiada por el embajador de Estados Unidos en Bagdad, Ryan Crocker, y por el comandante de Estados Unidos en Irak, general David Petraeus. Ayer, una vocero de la embajada estadounidense dijo: “Consideramos las muertes como un hecho muy serio. Son muchos los temas que hay que tratar. Estamos llevando a cabo nuestra propia investigación y cooperaremos totalmente con las autoridades iraquíes”. Preguntada sobre si el contrato con Blackwater sería revisado, aclaró: “Esto es algo que debemos rever junto con otros asuntos”.

Ahmed Ali Rahim, un comerciante que fue testigo de los disparos de Mansour, explicó: “Sólo abrieron fuego, no se por qué. Hubo una explosión cerca de la mezquita y todos se asustaron, gritaban y corrían. Luego vimos a estos SUV con extranjeros inclinados hacia afuera disparando. Yo me tiré al suelo hasta que pasó. Un joven al lado mío recibió un disparo en la pierna y estaba sangrando”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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