EL MUNDO › CHISTES PARA LIMAR LAS ASPEREZAS DEL DEBATE

McCain viene mal pero no se rinde

 Por Leonard Doyle *

Desde Washington

Por un breve momento, el viejo John McCain estaba de vuelta en forma, haciendo bromas, divertido y revelándose como uno de los mejores contadores de chistes de la política estadounidense. Una copia exacta del marino héroe de guerra que es, el senador convertido en candidato presidencial sedujo a una adinerada audiencia en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York y hasta surgió ileso de un encuentro con el chat show que dirige David Le-tterman, cuyo odio se había ganado por cancelar una aparición anterior. Los demócratas, ya mareados con excitación por la asombrosa posición de Obama en las encuestas de opinión, tuvieron la horrible percepción de que todavía existía una oportunidad de que el viejo McCain les arrebatara una tercera y sucesiva victoria republicana.

Pero eso fue un lado de una tumultuosa semana, un momento de tradicional respiro en las peleadas semanas de la carrera hacia la Casa Blanca. En el último y el más vivaz de los tres debates presidenciales de miércoles, se vio a McCain saltar sobre la historia de “Joe, el plomero”, el trabajador de Ohio Joe Wurzelbacher, que confrontó a Obama en las calles de Toledo el domingo pasado y cuestionó el plan del demócrata de elevar los impuestos a cualquiera que ganara más de 260.000 dólares al año. McCain dijo que Wurzelbacher simbolizaba todo lo que estaba mal con la propuesta de Obama de “desparramar la riqueza”. Pero para su gran bochorno, se supo más tarde que Wurzelbacher es un deudor impositivo que no tiene licencia para ejercer la plomería y gana apenas 40.000 dólares al año, lo que le permite un recorte de impuestos según el plan del senador Obama.

En esta carrera electoral hecha para la televisión, las apariencias físicas importan y la rigidez de McCain contrastaba con la gracia de su oponente, aun cuando recibía un virulento ataque por su relación con William Ayers, el ex líder de la organización de izquierda radical de Estados Unidos, Weather Underground, que lanzó una campaña de bombas nacionales en la década del 60.

La paliza que McCain le dio a Obama era justo lo que los acérrimos republicanos estaban buscando, pero los votantes indecisos –que bien pueden decidir el resultado de la elección– fueron desalentados por su estilo peleador en medio de una crisis financiera.

Las soluciones del senador McCain para los males económicos de Estados Unidos le pareció a muchos votantes un cansado recauchutaje de las fracasadas políticas del presidente Bush durante los últimos ocho años. Cuando Obama se burló diciendo que a los votantes se les estaba ofreciendo otro período de Bush, la enojada respuesta de McCain –de recortar impuestos y reducir la burocracia gubernamental para crear empleos– simplemente repetía un mantra republicano que los votantes decidieron que necesita cambiar.

McCain, refiriéndose a su no aparición en el show de David Letterman, admitió: “Metí la pata”. Llegado el 4 de noviembre, esas palabras podrían resultar proféticas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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