EL MUNDO › COMO (NO) FUNCIONA LA NUEVA ECONOMIA IRAQUI

Entre el dólar y la inflación

Por J. M. *
Desde Bagdad

La administración de EE.UU. en Irak comenzó ayer a pagar a pensionistas y trabajadores del sector sanitario un salario de 40 dólares en un intento de paliar la falta de dinero que viven los iraquíes cuyos ingresos dependían del Estado y que habían recibido por última vez una paga el pasado mes de febrero. Pensionistas y trabajadores recibieron sus sueldos en billetes de cinco y 10 dólares en un momento en que el dólar está cayendo en picada frente al dinar iraquí y los precios de los productos básicos se han disparado.
La guerra en el terreno militar habrá terminado, pero en el papel moneda continúa la ofensiva de George Washington y Benjamín Franklin contra Saddam Hussein. “Cada vez hay menos dinares en circulación y los dólares están comenzando a llegar al pequeño comercio. En algunos lugares hay problemas de liquidez en moneda local”, señala Safa Hussein, de 40 años, propietario de una casa de cambio de divisas, quien asegura dar crédito al rumor que desde hace una semana recorre Bagdad, según el cual se está retirando dinero iraquí de la circulación por el método de quemar lo recaudado en las gasolineras.
Para esta semana está prevista una nueva entrada masiva de billetes de dólar en la economía iraquí con el pago unos 78 millones de dólares en sueldos a cerca de un millón de funcionarios. “Desde hace tiempo se habla de que hay miles de millones de dólares en billetes pequeños almacenados en Kuwait listos para entrar. Creo que la situación puede ser peligrosa si se descontrola. La inflación es demasiado alta y la gente no puede aguantar mucho así”, opina otro cambista, Hadji Hassan, de 55 años. Y es que tras la entrada de las tropas de EE.UU. en Bagdad el pasado 9 de abril un dólar se cambiaba por 2.500 dinares, mientras ayer se cotizaba a tan sólo 900 y, al mismo tiempo, los precios han alcanzado niveles prohibitivos. Un kilo de carne costaba medio dólar y ahora vale seis.
“La inseguridad está machacando a la economía”, afirma Admar al Satar, de 37 años, mientras coloca sobre una mesa de su local de cambio de moneda dos pistolas y un fusil Kalashnikov. Viene de uno de los lugares más peligrosos de Bagdad. La zona de Kifa, la calle de los cambistas, donde se fija el valor del dinar frente a otras divisas y que, en un país donde el teléfono no funciona, tiene que visitar una media de seis veces al día. Casi a diario aparecen en la zona bandas de individuos armados que arrebatan los billetes que hay sobre las mesas y en las bolsas y maletas que portan los cambistas. Estos han contratado a hombres armados y los tiroteos en la zona no son extraños. “Necesitamos policía, necesitamos comunicaciones, este país no se puede levantar sólo con buenas palabras.”
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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