El papa Francisco –el primer americano en llegar al cargo– contribuyó al acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. El Vaticano fue invitado a participar de la Cumbre de las Américas y el Papa envió a su canciller, el cardenal Pietro Parolin, quien durante la ceremonia de apertura leyó una carta de Francisco, cuya lectura fue interrumpida dos veces por los aplausos. “La inequidad, la injusta distribución de la riqueza y de los recursos es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros”, sostuvo allí el Papa. “Hay bienes básicos como la tierra, el trabajo y la casa, y servicios públicos como la salud, la educación, la seguridad y el medio ambiente, de los que ningún ser humano debería quedar excluido”, agregó. “No podemos negar que muchos países han experimentado un fuerte desarrollo económico en los últimos años, pero no es menos cierto que otros siguen frustrados en la pobreza. Además, en las economías emergentes gran parte de la población no se ha beneficiado del progreso económico generado, sino que frecuentemente se advierte una brecha mayor entre ricos y pobres. La teoría del ‘goteo’ o ‘derrame’ se ha revelado falaz, no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos. Son necesarias acciones directas en pro de los más desfavorecidos”, agregó el texto leído por Parolin.