EL PAíS › UNA CHARLA DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNáNDEZ DE KIRCHNER CON SUS FUNCIONARIOS

“Por una nueva conciencia ciudadana”

La resolución de los problemas de coyuntura quedó postergada por las definiciones políticas. La defensa de los derechos humanos, entendidos como una herramienta de justicia e igualdad, la educación y la distribución de la renta, como objetivos orientadores.

 Por Daniel Miguez

“Hay que ayudar a crear una nueva conciencia ciudadana”, dice la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en una animada charla con un grupo de funcionarios muy cercanos a ella. El cronista merodea esperando llevarse subrepticiamente alguna definición que pueda tener los condimentos de una noticia: el Indec y la inflación, medidas para contrarrestar la crisis financiera mundial, el presupuesto, las elecciones del año que viene o las de 2011. Pero la Presidenta se sumerge en profundidades de filosofía política y los funcionarios parecen escucharla con atención, cuando completa la frase inicial con esta definición: “A veces nos creemos omnipotentes, pero el desarrollo está más ligado al comportamiento de la gente que a las decisiones que podamos tomar nosotros como Gobierno”.

“Nosotros podemos tomar muchas medidas económicas para ayudar o para orientar. Pero, ¿por qué insistimos con la defensa de los derechos humanos? No sólo es una cuestión moral. Con discriminación no hay desarrollo posible, sin derechos humanos no hay de-sarrollo posible, porque para que la comunidad se desarrolle tiene que haber igualdad de oportunidades”, afirma la Presidenta mientras toma sorbos de agua mineral.

Alguien asiente y comenta cómo el problema de la discriminación a los kollas en Bolivia atenta contra el crecimiento armonioso de ese país. La Presidenta agrega: “Es que mientras persistan las diferencias sociales no hay desarrollo. Es así. Ese es el verdadero desarrollo sustentable. Cuando la gente tiene educación, salud y trabajo, está garantizado el desarrollo de un país. Después te puede ir mejor o peor, por un montón de circunstancias. Pero tenemos que llegar a garantizar la educación, la salud y el trabajo. No hay otra posibilidad”.

Alguien tira cifras sobre avances en Educación. “Tenemos que seguir avanzando. La escuela no puede ser el lugar donde los chicos vayan a comer. El plan de alfabetización que arrancamos en 2004 va muy bien. Y no hubo un plan masivo de este tipo desde 1974.”

Como si fuera una demandante del Gobierno que ella misma encabeza, cuando alguien tira números elogiosos de la macroeconomía –varios de los cuales suele repetir la propia Presidenta– asiente, pero quiere completar: “Sí, pero un de-sarrollo sustentable implica no sólo atender la renta per cápita sino la distribución de la renta. Y no sólo socialmente sino geográficamente. Eso es federalismo”.

“Si la ciudad de Buenos Aires tiene la misma renta per cápita que Bélgica está muy bien. Pero me importa más que sea equilibrada en todo el país, aunque sea menor. Las coordenadas del desarrollo social tienen que coincidir con las del desarrollo geográfico”, dice.

Todos comentan distintos aspectos de cómo pareciera materializar ese concepto el Plan Federal de Inversiones que lleva adelante el Gobierno, pero la Presidenta vuelve al ruedo con el mismo tema: “Tenemos que lograr que la gente tenga trabajo en sus provincias. Si el Gran Buenos Aires se sigue llenando de pobres expulsados de sus provincias, todo se va a hacer cada vez más inviable”.

“Tenemos que apuntar a la capacitación de la gente en las nuevas industrias, las tecnológicas, tenemos que insistir hasta cansarnos en ayudar a los que les ponen valor agregado a las materias primas. Esos son los caminos de salida de la Argentina. Antes, con las guerras mundiales, y sobre todo con la Guerra Fría en los ’60, el desarrollo pasaba por la fabricación de armas, de acero y de toda la industria pesada. Y ahora pasa por esto que les decía.”

“La gente de empresas de informática que están instalándose vienen, más que por las condiciones del mercado o por el apoyo que le podemos dar nosotros, por los recursos humanos. El argentino es inteligente, creativo. Bien encauzados tenemos un gran potencial y éste es un gran momento. Por eso les decía que es importante que se cree una nueva conciencia ciudadana que acepte incluir a todos para que a todos les vaya mejor”, decía la Presidenta, cerrando la parábola con la frase inicial en una rémora de aquella otra ya famosa registrada por Juan Domingo Perón: “A la Argentina la salvamos entre todos o no la salva nadie”.

Cuando la rueda informal se de-sarmó, uno de los funcionarios, al descubrir al cronista en las cercanías, lo consuela diciéndole que si no pudo captar una noticia, al menos escuchó a “una Cristina auténtica, bajando línea”.

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