EL PAíS › MUESTRAS DE APOYO QUE QUEDARON EN LOS ALREDEDORES DE LA CASA ROSADA

Cartas públicas, mensajes privados

En las vallas de la Plaza de Mayo se armó un memorial con carteles, fotos, cartones y hojas escritas que quienes participaron de la despedida fueron dejando. Hay relatos personales y también banderas de distintas agrupaciones.

Las agrupaciones dejaron banderas o trapos atados al vallado. Miles eligieron hojas de cuaderno o cartulinas, embellecidas con ramos de claveles, calas y jazmines. Alguien dejó un camiseta del Gauchito Gil. De la laguna de mensajes esparcidos sobre las baldosas que rodean la Pirámide apenas sobrevivió a la lluvia un cartón, gracias a una docena de cintas adhesivas: “Cristina: tu pueblo te consuela. ¡Fuerza morocha!”.

La Plaza de Mayo muestra al atardecer los restos del altar en el que millones de almas despidieron durante dos días a Néstor Kirchner. Al ex presidente, pero sobre todo al compañero o simplemente a “Néstor”, la palabra que más se repite, sueño frustrado de los publicistas de Macri.

“San Vicente, cuna del General, está presente”, dejó constancia la familia Serafini. Perón es el General con mayúsculas. La distancia con el pueblo es otra. “Néstor con Perón. El pueblo con Cristina”, insiste un pasacalle. “Querido Néstor”, tutea Roberto Acuña. “Mi corazón militante está con vos. Nunca te voy a olvidar, mi gran líder.”

A las siete de la tarde, mientras el féretro emprende su último viaje rumbo al cementerio de Río Gallegos y el cielo porteño amenaza con estallar, los granaderos arrían la bandera frente a la Casa Rosada. La lluvia arrasó con el perfume de las flores, intacto hasta el mediodía, pero no pudo con la instalación improvisada por miles de personas.

La imagen imponente del Eternauta se fue con los pibes de La Cámpora rumbo a la Patagonia. En la Pirámide hay ahora una foto de Néstor con su brazo sobre los hombros de Cristina, ambos sonrientes, ella con los ojos abiertos. Más abajo, iluminada por un reflector, una cartulina con la frase “ayer era un militante del proyecto nacional y popular, hoy un soldado de CFK”.

La música de “los soldados de Perón” y “los pibes para la revolución” fue reemplazada al atardecer por ruido de motores, bocinas, campanadas, murmullos de turistas y visitantes que se sacan fotos con el memorial de fondo, y el agua que fluye de las fuentes donde decenas metieron las patas el jueves de la cola infinita para despedir al ex presidente.

Las banderas que sobrevivieron ratifican la diversidad de orígenes de los colectivos que asistieron a la despedida: Municipalidad de Rojas, JP Evita, Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans, Movimiento Bicentenario, La Bancaria, La Fraternidad, los camioneros de “Moyano conducción”, el Sindicato Argentino de Televisión.

En el otro extremo, personas con nombre y apellido. “Gracias Néstor y Cristina por la dignidad y el coraje”, escribieron Ana Oliva, Matías y Santiago Cariboni, y advirtieron: “La envidia de los sapos no detendrá a los ruiseñores”. Otros prescindieron de la poesía: “¡Hoy la muerte juega para los garcas! Nosotros vamos por la vida, la revolución y la esperanza”. La familia Donadío-Cacabelos eligió la tapa de Página/12 que ideó el dibujante Daniel Paz.

Algunos previeron la llovizna, o tal vez pensaron en la posteridad, y plastificaron sus mensajes: “Con Néstor aprendimos que desde la política era posible y es posible el cambio. Al último patriota que parió el país, gracias”. Silvano González, de Lomas de Zamora, dejó una carta. “Tu muerte me agarró de sorpresa y me causó gran dolor. Lloré junto a mi esposa. Te amamos de verdad. Fuiste un generador de vida para millones de personas. Decir Kirchner es decir recuperación, fortaleza. Fuiste un tipo fuera de serie.” Por si las moscas, apuntó el teléfono.

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