Desde Salta

La sala blanca, pulcra, tiene su apellido escrito gigante: “Urtubey”. El gobernador reelecto de Salta entra de sopetón y, al ver a los nueve periodistas, dice: “Yo no fui”. “Esto es casi como la cama de Olmedo”, se ríe en el reportaje con Página/12 y otros medios. “Son una expresión minoritaria”, plantea sobre Mauricio Macri, Alfredo Olmedo y Juan Carlos Romero.

–No puedo faltarle el respeto, porque también hay candidatos que tenían el apoyo de sectores del gobierno nacional y que no han hecho una buena elección. Lo que sí queda claro es que los salteños tenemos una buena opinión de la Presidenta de la Nación y yo, personalmente, la pienso acompañar como lo vengo haciendo.

–No soy nada que tenga que ver con seguidismos personales de nadie. Es más: si Perón viviera, diría que soy justicialista. No diría que soy peronista, porque el sentido de pertenencia a un ser humano me parece una cosa medio floja.

–Para mí es la ratificación de un rumbo. Creo que no se puede agradar a todo el mundo todo el tiempo, por eso los disensos, la práctica de disenso, sin eso es imposible hablar de democracia. Nosotros tomamos la opción esencialmente por los más humildes y eso nos obligó a generar políticas públicas que, muchas veces, lo que buscaron es romper niveles de concentración económica, política, social en la provincia. Un respaldo tan contundente como éste sería la elección más importante de Salta: Miguel Ragone, que fue a mi juicio algo que tenemos como un faro, el único gobernador desaparecido en la Argentina, ganó con 57,69 por ciento. Para mí, el mejor tributo a Miguel es laburar en las cosas que le tocaron la vida.

–No oculto que soy un dirigente político que busca crecer en su carrera, pero éste es un resultado ante políticas públicas frente a una provincia con una inequidad grande. Esto puede permitir que Salta la linda sea también Salta la justa.

–Todo esto no podríamos hacerlo si no contáramos con un contexto nacional favorable, como el que lleva adelante la presidencia de Cristina Kirchner. Es indudable. La profundización de políticas de alto contenido social lo podés hacer en una Argentina donde esas políticas tienen andamiaje.

–Ellos vinieron acá a hacer campaña y creo que había enviado gente este fin de semana. Ojo, no lo veo en términos de derrota y que le genere algo a alguien. Son una expresión de la sociedad que uno tiene que respetar. Una mirada distinta a la que tiene la mayoría de los salteños y pasa lo mismo a nivel nacional: es un sector de la sociedad que se expresa electoralmente como estamos viendo en la provincia. Es muy similar a lo que puede pasar con dirigentes como Macri, más allá de sus calidades personales, es un referente de un espacio que piensa parecido.

–Macri dijo que no lo haría conmigo cuando vino a la provincia, pero, bueno, yo me siento con todos. Tengo claras mis convicciones y él vino a la provincia diciendo que había que evitar que yo gane, porque yo era una de las peores cosas que le habían pasado a la provincia. Todavía no entendí por qué. Pero en la política hay que buscar los consensos aun con aquellos que están en las antípodas.

–Es una mirada con la cual convivimos en la Argentina. Y es la diferencia que nosotros también tenemos que respetar.

–Al final, son todos lo mismo: Macri, Olmedo, Romero. Son una expresión minoritaria y hay que respetarla, porque voy a seguir siendo el gobernador de todos los salteños. En un momento fueron mayoritarias, pero eso terminó. La sociedad da vuelta la página y mira para adelante.

–Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. Seguramente en algún momento ande por ahí.

–En eso tenemos que trabajar los argentinos. Los gobernadores terminaron cediendo recursos públicos de las provincias.

–Acabo de ser reelecto gobernador. Voy a ser gobernador por cuatro años.

–Si demostramos que es posible transformar una sociedad con tanta inequidad como Salta, podría ponerme en carrera el día de mañana.