EL PAíS › LA JUSTICIA URUGUAYA CONDENó AL EX AGENTE DE LA SIDE IVáN VELáZQUEZ

Una pena oriental para el espía

La Justicia uruguaya condenó al espía informático Iván Velázquez, un ex agente de la SIDE, a dos años y tres meses de prisión por el delito de “utilización indebida de información privilegiada”. Velázquez le había pagado una coima a un funcionario de migraciones uruguayo para obtener información sobre el ingreso al país de tres argentinos en el 2008. El espía había huido de Argentina junto a su cómplice Pablo Carpintero cuando se detectó que habían hackeado los correos electrónicos de políticos y empresarios para vender la información.

“Pericias técnicas posteriores pudieron comprobar la existencia del programa de interceptación de correos y numerosas direcciones electrónicas con sus correspondientes claves pertenecientes a personalidades y políticos de Argentina, Chile y Uruguay, así como de otros países de América latina”, señala el fallo emitido por la jueza penal Mariana Mota, reveló ayer el diario uruguayo La República. El ex agente de inteligencia y de la Policía de Seguridad Aeronáutica fue penado con cárcel por coimas y acceso a información confidencial, pero a su vez se comprobó el trabajo de phishing realizado en las casillas de correo electrónico.

En agosto de 2006, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, investigó a los expertos en el hackeo de mails. La causa está caratulada “violación de secretos políticos y militares”, porque entre la gran cantidad de personalidades a las que les violaron sus casillas de correo se encontraban el entonces canciller Jorge Taiana, el ministro de Planificación, Julio De Vido, y Nilda Garré, que estaba al frente de la cartera de Defensa. Pero también hubo víctimas de la farándula, como Susana Giménez, Andrea Del Boca o Marcela Tinayre, con fines comerciales de venta de la información.

En Uruguay, Velázquez fue procesado en diciembre de 2008 por esta causa y purgó hasta noviembre de 2009 una condena a 11 meses de cárcel, por lo que “no volverá a prisión por cuanto opera la suspensión condicional de la pena”, según informaron medios uruguayos. En el país oriental le habían hecho un seguimiento con colaboración argentina, y su vinculación con funcionarios de migraciones uruguayos surgió a partir de la utilización de sus propios métodos, pero con permiso judicial. Escuchas telefónicas e intervención de mails le demostraron a la Justicia que Velázquez pagó un soborno de entre 350 y 800 dólares para que le consiguieran la residencia en el país y que el policía contactado le proveía información sobre ciudadanos argentinos que ingresaban a Uruguay.

Según las pericias de la investigación judicial uruguaya, Velázquez tenía en la computadora que se le incautó en un allanamiento un programa Asepi (Advanced System for E-mail Password Interception) con el que violó las cuentas de empresarios, políticos y periodistas argentinos “con la finalidad de extorsionarlos”, sostuvo el fallo. El ex agente de la PSA afirmó que la máquina era propiedad del Estado argentino y que se había llevado el “material sin autorización del Gobierno” y “como resguardo” de su integridad física. La jueza Mota confiscó “los instrumentos del delito” y como Velázquez dijo en su declaración que era propiedad del Estado argentino se debía comunicar la sentencia a la embajada nacional.

La Justicia argentina había pedido la extradición de Velázquez para juzgarlo por revelar “secretos políticos y militares concernientes a la seguridad nacional, medios de defensa y/o a las relaciones exteriores del Estado”. Pero el pedido fue denegado en noviembre de 2009, al considerar el juez uruguayo Roberto Timbal que Velázquez había cometido un “delito político”.

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