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Los docentes iniciaron ayer las clases sin saber a ciencia cierta cuál será su remuneración hacia el fin del ciclo lectivo y con pocas perspectivas de mejorar el magro nivel actual. Hasta el momento, el Gobierno no maneja ninguna alternativa cierta para financiar este año el incentivo a los maestros que, en el mejor de los casos, podrán cobrar lo que les adeudan del año anterior por ese concepto, según el compromiso asumido por la Nación en el proyecto Presupuesto del año en curso. Fuera de las promesas sujetas a la inestable recaudación de impuestos, hay un dato que no admite réplica: los recursos para Educación y Cultura disminuirán este año 477 millones de pesos respecto a los ejecutados en el 2001, básicamente porque desaparece ese fondo estímulo.
Los legados fiscales de la gestión delarruista incluyeron la deuda de 330 millones de dólares de la Nación para pagar el incentivo a los docentes, devengado el año anterior. En un esfuerzo ciclópeo por evitar una medida de fuerza que paralizara el inicio del ciclo lectivo, la Secretaría de Hacienda de la Nación liberó hace diez días 55 millones, con lo cual la obligación impaga asciende hoy a 275 millones. Aún así, la carga es bastante gravosa en la actual debacle recaudatoria.
La discusión en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados acerca de qué hacer con el estímulo a los maestros y de qué modo financiarlo fue trabajosa y pareció llegar a su fin cuando hubo principio de acuerdo sobre un proyecto del actual senador radical Carlos Maestro para ampliar la base de Bienes Personales. La iniciativa plantea extender el tributo, con una alícuota del 0,5 por ciento, a los accionistas extranjeros que tengan bienes gravables en la Argentina, obligando a las empresas a retenerles el importe correspondiente a sus socios.
La modificación permitiría, por ejemplo, alcanzar con Bienes Personales –tributo orientado a gravar la riqueza– las tierras patagónicas del millonario Ted Turner, así como a los accionistas de Telefónica de España que residen en Europa, por sus títulos de Telefónica de Argentina. Pero este principio de justicia, que sedujo bastante a oficialistas y opositores, tiene sus bemoles técnicos y políticos.
Según advirtieron especialistas del Palacio de Hacienda, la instrumentación es compleja, y hasta se correría el riesgo de incurrir en una doble imposición sobre las empresas que tienen socios extranjeros y que serían las responsables de rendir ante el fisco argentino el importe de ese tributo. Muchas de las privatizadas y grandes bancos extranjeros, entre otras firmas, podrían verse de pronto en esta situación, lo que sumaría un tema más a la agenda de discusión.
Pero aún en el caso de que la iniciativa de Maestro fuera exitosa, con suerte permitiría recaudar la mitad de los 660 millones de pesos que requiere el incentivo. Tal vez por esto, cuando los diputados comenzaron a cerrar filas en torno a la propuesta, también bosquejaron otros mecanismos más económicos para reforzar los salarios docentes. Jorge Matzkin, el diputado oficialista que preside Presupuesto y Hacienda, capitaneó las negociaciones por el PJ y se hizo cargo de la promesa de incluir en el Presupuesto un artículo que consagrara esa modificación a Bienes Personales. Pero poco antes de iniciar formalmente el debate, el hombre del PJ dejó en claro que la discusión quedaría para más adelante.
En la madrugada del viernes, ya en plena sesión, Jesús Rodríguez propuso conseguir 300 millones eliminando reintegros a la exportación. Sin embargo, la alternativa quedó trunca frente al argumento de que podría descubrir ante la OMC que esa devolución de impuestos funciona como un subsidio a los exportadores. Algunos hombres del Frepaso buscaron, entonces, un atajo, retomando una idea del propio Ejecutivo, que había sido erradicada del Presupuesto: suspender beneficios promocionales a las provincias, que privan al fisco de cientos de millones anuales. Pero el reciente acuerdo en contrario con gobernadores frustró también esta salida. No quedó nada sobre la mesa. Nada que aliente esperanzas a los docentes de que el incentivo resucite.