EL PAíS › OPINION

La Noche de las Corbatas

Por Carlos Andreucci *

Hace exactamente 27 años, en Mar del Plata, nueve abogados eran secuestrados por fuerzas de la dictadura militar. Los trágicos sucesos, ocurridos entre el 6 y 8 de julio de 1977, fueron denominados irónicamente por los propios represores como la “Noche de las Corbatas” y resumen la feroz persecución que sufrió la abogacía argentina durante los tiempos del Proceso de Reorganización Nacional.
La identidad de los pueblos se construye a partir de un proceso complejo, en el que la memoria colectiva permite conocernos e identificarnos como sociedad y nación. Los abogados secularmente han intentado aportar a la construcción de los valores sociales, al protagonizar la defensa del ser humano protegiendo la vida, la libertad, la dignidad, el honor, el patrimonio y mantener la lucha contra el abuso del poder, sea éste público o privado.
Precisamente, el pecado de aquellos colegas había sido ejercer su profesión en la defensa de trabajadores y ciudadanos marplatenses, para hacer respetar las garantías de los que siendo más débiles suelen conocer poco de sus derechos y mucho de sus obligaciones. Eran simplemente abogados que sólo ejercían el poder de la convicción, de la fuerza moral, del derecho. Está claro que esas condiciones eran suficientes para convertirlos en “peligrosos” y por lo tanto objetivos a eliminar, como tantos miles de hermanos que han padecido un destino no merecido.
La persecución, desaparición y fallecimiento de abogados durante ese período oscuro de nuestro país, lamentablemente, ocurrió en diversos puntos de nuestra tierra. Tenemos más de 110 abogados desaparecidos trágicamente prácticamente en todas las provincias.
Ante lo perdido, lo padecido y lo irreparable nos proponemos que la abogacía argentina conmemore el 6 de julio de cada año el Día Nacional del Abogado Víctima del Terrorismo de Estado, en recuerdo de los que padecieron la violencia irracional y de cara a la función social de los hombres y mujeres del derecho, en testimonio de las generaciones pasadas y de nuestra posteridad, para que nunca más vuelva a ocurrir tamaña bestialidad. La tarea esencial será entonces la defensa de los sistemas institucionales democráticos y de soberanía popular, para que las instituciones crezcan y eviten que puedan repetirse actos reñidos con la propia condición humana, la razón y la civilización.

* Presidente de la Federación Argentina de Colegios de Abogados.

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