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EL MINISTRO BONAERENSE DE SEGURIDAD LEON ARSLANIAN LE RESPONDE A BLUMBERG

“Lo que él quiere es sacarme, como Ruckauf”

Para el ministro no hay dudas: las críticas del organizador de marchas son ideológicas y tienen intencionalidad política. Arslanian acusa que Blumberg no aporta información, no es “franco sino hostil” y ataca a todo “el que piensa distinto”. Los subsidios que pidió.

 Por José Natanson

El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Carlos Arslanian, elevó ayer el tono de sus declaraciones contra Juan Carlos Blumberg, que el jueves pasado concretó su tercera movilización por la crisis de inseguridad. Durísimo, Arslanian aseguró que el ingeniero no estudia a fondo los temas, que no coopera con información sobre secuestros, que quiere desplazarlo de su cargo y que lo ataca por cuestiones ideológicas. “Lo que él no me perdona es mi actuación en el juicio a las juntas militares”, aseguró Arslanian.
–¿Cree que Blumberg aspira a convertirse en una figura política?
–No sé. Lo que me sorprende es por qué motivo tiene con nosotros una actitud que no es franca sino hostil. Lo hizo desde un primer momento, aunque nos dio algún plazo. A pesar de que pasaron cuatro meses, sancionamos ocho leyes e hicimos muchas cosas, parece que no hacemos nada. Nos hace reproches públicos sin siquiera estar informado. Es un acto de desconsideración muy grande. El no necesitaba hacer una marcha si buscaba plantear un petitorio. Por otra parte, veo que el petitorio tiene una serie de cuestiones que se corresponden con mi programa, en ejecución o cumplidas.
–¿Por qué cree que hizo la marcha?
–En réplica a la designación de la doctora Falbo. En una reunión con el gobernador él amenazó con hacer una marcha en contra si nombraba a Falbo. Después, creo que le quiso dar un cierto ropaje a esa marcha, porque de la boca para afuera él dice que su actitud es proactiva, de ayudar a los poderes públicos, y entonces no quedaba bien si lo hacía sólo por lo de Falbo. Entonces inventó ese petitorio.
–¿Qué puntos del petitorio de Blumberg se están implementando?
–Plantea, por ejemplo, que la policía tiene que estar jerarquizada y con más capacitación. Nosotros obtuvimos rápidamente la sanción de una ley por la cual se le dio un nuevo ordenamiento funcional a la policía, en donde el ascenso se da por mérito y no por antigüedad, un concepto de banda salarial para que el mismo grado pueda tener más sueldo si es más eficiente y tiene más capacitación, un nuevo escalafón con nueve cargos en lugar de 17, lo cual supone la posibilidad de rejerarquizar el personal para que vaya a cargos más elevados si cumple cierta capacitación. Este es sólo un ejemplo. Todos los puntos se están implementando, salvo uno, que no puedo satisfacer, que es el de que no haya más presos en las comisarías.
–¿Por qué no se está llevando a cabo?
–Yo lo planteé como un objetivo fundamental en mi discurso inaugural, incluso creo que él lo sacó de ahí. Pero la verdad es que ahora no tengo dónde ponerlos.
–¿Se están construyendo nuevas cárceles?
–Sí. Pero mientras tanto yo no puedo agarrar al preso y desde la voluntad de Blumberg ponerlo en otro lado. ¿Dónde los pongo? Necesito cárceles, que se están construyendo. Pero hasta ese momento no tengo otro modo de resolverlo.
–¿El encono de Blumberg es ideológico?
–Sí, claramente. Estoy convencido. Si no, no hubiera tenido sentido que me atacara de entrada, cuando me designaron. No tiene nada para poder atacarme, pero sí tenía una actitud de ataque. Como no podía quedar en evidencia, y yo tenía antecedentes, había anunciado un programa, pensó que había que esperar un poco para atacarme.
–¿Cree que la intención de cuestionarlo estuvo siempre?
–Sí, igual que el ataque a Falbo. Blumberg ataca a toda la gente que considera de izquierda, o con un pensamiento distinto, por eso el tema de los derechos humanos. Lo que él no me perdona es mi actuación en el juicio a las juntas militares y la posición política que he seguido toda mi vida. Este es el verdadero problema de Blumberg.
–El argumento de Blumberg es que más allá de las medidas sigue habiendo secuestros.
–Y probablemente van a seguir. No se puede resolver este tema desde la voluntad de Blumberg. La situación de la provincia es compleja. Argentina, igual que otros países de Latinoamérica, sufre este fenómeno, aunque afortunadamente no con la misma intensidad que Brasil, México o Colombia. De todos modos hay algo alentador: en el primer semestre de este año tenemos 60 casos menos de secuestros si lo cotejamos con el primer semestre del año pasado. Es información pública. Yo no puedo garantizar, por más que multiplique los esfuerzos, que no haya hechos de esta naturaleza. Lo que sí puedo hacer es seguir trabajando para contener este fenómeno, que es lo que estamos haciendo.
–Blumberg dice que hay más secuestros que los que se denuncian.
–El dice que hay 12 o 15. Yo dije que puedo informar de los que conozco, porque han sido denunciados, o de los que, aun si no han sido denunciados, pudimos conocer e ingresar en nuestro sistema estadístico. Si es que la gente va más a Blumberg que a la autoridad pública, si tiene esa suerte, por favor le pido que nos dé esa información para que podamos ingresarla. Tampoco lo hizo. No nos dio nada.
–¿Por qué cree que Blumberg ha logrado tener más convocatoria que la autoridad pública?
–El tiene una fuerte representatividad social, porque mucha gente teme por la seguridad. Tiene un grado de difusión en los medios del que yo carezco. A mí nadie me pone 20 cámaras cuando intento explicar las cosas que hago. Me cuesta bastante más. Pero eso no sirve, salvo que haya dos Estados: el nuestro y el de Blumberg.
–¿Hay alguien detrás de él?
–Yo creo que sí. Debe tener mucha gente a su alrededor que le da inspiración, letra, le hace por ejemplo pedir modificaciones legislativas como la ley de los 50 años.
–¿Quiénes son?
–Al principio se habla del diputado (Jorge) Casanovas, de (Carlos) Ruckauf.
–Pero él después tomó distancia.
–Eso dice. Yo no sé qué gente es porque no se hace público.
–Usted aseguró que el Gobierno contribuye con la fundación de Blumberg. ¿Le parece cuestionable?
–No. De ninguna manera implica una crítica al gobierno nacional. Es más, hay muchos organismos de bien público que tienen subsidios estatales. No me parecería mal. No lo critico. Lo digo como explicación y no como cuestionamiento. Yo creo que lo de Kirchner es impecable y tengo una gran relación y simpatía por él. Lo apoyo mucho. Y además yo estoy ahí por Kirchner. A mí me preguntaron por qué motivos él había hecho esa protesta dirigiendo las críticas sólo sobre el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Dije que lo desconocía. Pero agregué que sería una ingratitud de su parte si criticara a otros, debido a que él estaba siendo apoyado por el gobierno nacional. A través de la custodia, un auto, y de ayuda económica. Me enteré cuando yo me reuní con él, (Felipe) Solá y (el ministro de Justicia bonaerense, Edgardo) Rocco. Se fueron Solá y Rocco y yo seguí conversando con él y otras personas que lo acompañaban. El dijo que quería que trabajásemos con su fundación y yo le dije que por supuesto que sí. Me pidió si vía subsidios o a través de alguna empresa de la provincia podíamos darle alguna ayuda económica. Le dije que sí, y él me contó que el gobierno nacional lo estaba haciendo. Eso fue lo que él me dijo. Fue una semana antes de que nombraran a Falbo. Después la designaron y a él le agarró un ataque.
–¿El apoyo se materializó?
–No. El después de eso se fue. No llamó, no apareció más, ni se puso en contacto con nosotros para trabajar en temas de distinta naturaleza, de los que él dice que le interesan.
–¿Cree que hay un desinterés de él en estudiar los temas?
–Lo que no comprendo es por qué, si él tiene tanto interés, y en particular sobre la provincia de Buenos Aires, no se fija mejor en lo que hicimos. En Internet están las leyes que sancionamos y las medidas que adoptamos y yo le puse a disposición material nuestro, le ofrecí que viniera a las reuniones. A esa reunión yo llevé mucho material, donde figura todo lo que estamos haciendo. Tengo el recibo que me entregaron.
–¿Se están implementando los foros de seguridad en la provincia?
–Sí. Estamos esperando que se resuelva la nueva ley de foros, y por ahora está la de mi anterior gestión. Tenemos algunos problemas porque los intendentes los rechazan y han presionado a los diputados y senadores para que no voten las reformas, que apuntan a darles más poder a los foros, para que califiquen a los policías y para que el hombre común, que no pertenece a ninguna organización intermedia, pueda ingresar. Ese es el problema.
–¿Están funcionando?
–Sí, por supuesto.
–¿Y los vecinos van?
–Sí, la gente participa con mucho interés. Funcionan en San Isidro, en Vicente López, en la Costa, en el interior. En algunos lados la formación de los foros es desalentada por los intendentes, y en otros se tolera.
–¿Por qué se oponen los intendentes?
–Porque a veces el intendente teme que al foro constituido vayan opositores políticos y le hagan la vida imposible. No entienden que a la oposición en algún lado la van a tener y que de este modo al menos va a estar compensada por gente que puede defenderlos si hacen una buena gestión.
–¿Blumberg fue alguna vez a un foro?
–¡Pero qué va a ir! No fue nunca.
–¿El hecho de que el último secuestro se haya producido en Lanús implica un desplazamiento en las zonas en las que operan las bandas?
–Operan en los lugares donde hay más riqueza. El norte o el sur. Los dos primeros meses no tuve ningún secuestro. En los seis meses tuve cuatro. No es que hay todos los días siete casos, o 2500 por mes como en México. Puede haber otro mañana. Pero yo me pregunto: ¿voy a tener que soportar una marcha de Blumberg cada vez que se produce un hecho de esta naturaleza? Son cosas que yo razonablemente no puedo evitar. Lo que él quiere es sacarme, como Ruckauf. Antes me truncó el programa Ruckauf, y ahora está Blumberg. Y mientras tanto la provincia no puede llevar adelante un programa de mediano plazo porque aparece alguien que ejerce autoridad política, como Ruckauf, o autoridad social, como Blumberg, me pone palos en la rueda. Así no se puede trabajar. ¿Cuáles son las fórmulas? ¿Qué quiere? ¿Qué es lo que hay que hacer que no estamos haciendo?

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El ministro Arslanian piensa que Blumberg “esperó” una oportunidad para atacarlo.
 
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