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Las causas de un terremoto que puede seguir provocando réplicas

La placa en la que está asentada Argentina choca contra la que está al oeste. Las dos terceras partes del país son territorios potencialmente sísmicos. Los expertos advierten que puede haber más réplicas.

El epicentro del terremoto que causó pánico en el centro y norte del país estuvo a unos 50 kilómetros de la capital de Catamarca, en el extremo sur de la sierra Ambato, en el límite con la provincia de La Rioja. No fue simplemente un sismo: por su localización –y no por su potencia– se trató de un terremoto. Se prolongó cerca de un minuto y tuvo dos réplicas de menor intensidad y seguirá teniéndolas. Alcanzó una potencia media de 6.5 grados de la escala de Richter, capaz de producir “graves daños” en zonas urbanas. En dos terceras partes del país, los movimientos sísmicos son normales. En ese contexto, y a casi treinta años de la última gran pesadilla de San Juan, los especialistas admiten que estos fenómenos siguen siendo un misterio: nadie puede predecirlos, ni aquí ni en los países más desarrollados.
El Instituto Nacional de Previsión Sísmica (Inpress), ubicado en San Juan, registró el movimiento más importante a las 8.53 minutos y 5 segundos de la mañana de ayer, con una intensidad de 6.5 grados en la escala de Richter y epicentro en la sierra, a 50 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca. Poco antes, los registros computaron el anuncio de lo que vendría: se produjo a las 7.57, con una magnitud menor, de 5.2 grados y cuyo epicentro estuvo alojado en Chile, a unos 550 kilómetros al sudoeste de la provincia de San Juan.
La escala de Richter es uno de los modos de cuantificar este tipo de fenómenos pero no es el único. A la hora de graficar la dimensión, los especialistas recurren habitualmente a una fórmula más moderna, conocida como el sistema de la escala modificada Mercalli, un modo de medición que evalúa la percepción humana del fenómeno. En esa escala, el terremoto de Catamarca alcanzó 6 puntos en esa provincia, 3 en San Juan y entre 1 y 2 en el resto del país, incluidas áreas de Paraguay y Chile.
“Con una intensidad de 6 puntos, un movimiento quiebra los vidrios de las ventanas, rompe mampostería mala, las personas que caminan sienten inseguridad o quienes suben escaleras pueden caerse”, le explicó a este diario Marcelo Peña, técnico del Inpress. El sitio web del organismo detalla además que con un movimiento de 6 puntos de intensidad se caen los juguetes, libros y objetos ubicados en los armarios; los cuadros y los muebles se desplazan o se vuelcan, mientras que los líquidos oscilan dentro de sus recipientes.
Todo esto es parte de un movimiento que los técnicos definen terremoto, y no como sismo, debido a la localización: “Los sismos siempre son terremotos, pero el hombre definió de ese modo sólo a los que se producen a nivel superficial y cerca de lugares urbanos”, indica Peña. Así, si el mismo tipo de temblor hubiese sucedido en un descampado no sería un terremoto sino un sismo.
Según los especialistas, los movimientos se producen por una falla geológica. La Argentina, Chile y Brasil, indican, están asentados sobre la llamada Placa Sudamericana. “Ahora nos movemos hacia el oeste –indicó Peña–, cinco centímetros al año y esa placa choca con la Placa de Nazca, que se mueve en dirección contraria.” Las dos placas se empujan en todo momento pero en ciertas circunstancias “la fuerza es tan grande que vence la resistencia de las rocas y se produce un terremoto. Toda esa presión ahora está en el oeste sobre una falla geológica que en este caso pasó por la mitad de Formosa, Santiago y La Pampa como una viboreada”.
Como la Tierra está llena de fallas geológicas, dice el experto, no se sabe por dónde ni cuándo ni qué intensidad tendrá el próximo movimiento. En la Argentina, las dos terceras partes del territorio están consideradas potencialmente sísmicas. Y la explosión puede suceder en cualquiera de esos lugares. “Nadie puede prevenirlos”, dice Peña. Los gobiernos de potencias mundiales como Estados Unidos o Japón destinan anualmente sumas millonarias para lograr hacerlo pero, por el momento, la tecnología no alcanza. Frente a ese obstáculo, las formas de prevención están centradas en medidas de tipo catastrales. “Como conocemos dónde, cómo y de qué modo se producen los temblores, lo que hacemos es reglamentar el sistema deconstrucciones de viviendas para que sean sismo-resistentes, y evitar las catástrofes.” Según el técnico del Inpress, si lo que sucedió ayer en Catamarca hubiese ocurrido en San Juan “buena parte de los daños no se habrían producido”.
De hecho, el factor que permitió reducir de modo abismal la cantidad de víctimas entre los dos grandes terremotos de San Juan fue el tipo de construcciones. Ambos se cuentan entre los más graves de la historia, y ambos tuvieron una intensidad medida en 7.4 en la escala Mercalli. El primero sucedió el 15 de enero de 1944, destruyó completamente la capital de la provincia y dejó unos 10 mil muertos. El segundo se conoció como el de Caucete, sucedió el 6 de diciembre de 1977 y tuvo una réplica de menor intensidad el 17 de enero. Los cambios en el sistema de viviendas redujeron el impacto del Caucete en las zonas urbanas y el número de muertos, que en ese caso se contaron en 65.
Aunque al parecer nadie puede anticipar cuándo sucederá nuevamente, se sabe que habrá réplicas. Carlos Navarro, del Inpress, advirtió que “es muy probable” que se produzcan. “Estamos en un 99 por ciento seguros de que serán de intensidades más bajas que la magnitud del epicentro”, explicó, en cambio, su compañero Peña. Ayer se produjeron al menos cuatro.

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