EL PAíS › LA EMBARAZADA NEUQUINA FUE ASFIXIADA TRAS UN PARTO INDUCIDO

Terror en una camilla ginecológica

Una nueva autopsia determinó que la joven tuvo un parto forzado y luego sufrió una asfixia mecánica. Sospechan de un médico.

Por Elio Brat
Desde Neuquén

Se develó la incógnita: la muerte de María Alejandra Zarza –la joven neuquina que apareció muerta estando embarazada de siete meses y medio– fue por una asfixia mecánica. Al mismo tiempo, se pudo comprobar que la muchacha estuvo sujeta a una camilla ginecológica, presumiblemente en un consultorio, al momento que se produjo una inducción violenta del parto de la criatura que llevaba en su vientre, sobre la cual todavía no se sabe si está viva o muerta. Los pesquisas de la investigación sospechan de un médico que pudo haber llegado a participar en el hecho. No dieron a conocer su nombre, pero hicieron saber que lo están siguiendo muy de cerca. Cuando se cumplieron ayer dos meses de la desaparición de María Alejandra –encontrada seis días más tarde en una laguna en las afueras de la ciudad–, los investigadores del caso son muy optimistas con respecto a la resolución de uno de los hechos más complejos e intrincados en la historia delictiva de esta provincia.
El cerrojo informativo y el hermetismo que impuso el juez de la causa, Alfredo Velasco Copello, es casi total. Sin embargo, se puede deducir que, a partir de la segunda autopsia que el propio magistrado ordenó hacer una semana atrás, la causa tuvo un vuelco espectacular luego de casi un mes que se mantuvo sin importantes novedades.
En la reautopsia participaron cerca de diez profesionales al mando del médico forense Carlos Losada. Además de ratificar que María Alejandra Zarza murió entre diez y doce horas después de su desaparición en la medianoche del 19 de febrero último, en el procedimiento se descubrieron lesiones y marcas en una pierna de la muchacha, todas ellas compatibles de haber estado atada a una camilla ginecológica. “María Alejandra estaba viva al momento del parto inducido”, dijo a Página/12 una fuente muy cercana a la investigación, quien también agregó que casi no hay dudas respecto de que el cadáver de la muchacha fue depositado en la laguna de Balsa Las Perlas a muy pocas horas de haberse concretado el homicidio.
Otra medida que el juez Velasco Copello ordenó realizar es un examen de ADN a quien fuera novio de María Alejandra, Nicolás Rinaldi, quien reconoce hasta el momento ser el último que vio con vida a la joven la noche que desapareció. El propio Rinaldi admitió que en ese encuentro ambos discutieron acerca de la paternidad del bebé, ya que mientras Alejandra estaba convencida de que era de Nicolás, éste lo ponía en duda.
El análisis de ADN al muchacho –además de poder comprobar la filiación de la criatura, si es que alguna vez se la puede localizar– cobra importancia si se tiene en cuenta que tanto Rinaldi como Zarza son hijos adoptados. Ambos casi al mismo tiempo y en la época más oscura de la historia argentina: a comienzos de la dictadura militar del ‘76.
Si bien Pedro Rinaldi, padre de Nicolás, no se cansa de decir que el joven “no es un hijo de desaparecido”, la realidad muestra que en su partida de nacimiento se ven tachaduras que la hacen, por lo menos, irregular. Y si bien fue localizada quien sería su madre biológica, residente en la ciudad cercana de Plottier, la mujer explicó a la Justicia que al momento de nacer le dijeron que su hijo estaba muerto, pero después firmó una partida donde consta que nació con vida. El padre biológico de Nicolás, hasta el momento, no se pudo determinar.
Al tiempo que se acota cada vez más el cerco sobre el médico que pudo haber participado en la muerte de Alejandra, en los círculos más allegados a la investigación no se descartaba que el juez Velasco Copello decida de un momento a otro el llamado a declaración indagatoria del joven Rinaldi. Si bien el propio magistrado ya rechazó dos veces y en forma consecutiva el pedido de detención elevado por el fiscal Mario Rodríguez Gómez, las últimas novedades del caso habrían convencido al juez de que se trata deun homicidio y Nicolás Rinaldi puede llegar a develar varias incógnitas que la Justicia busca comprobar.

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La muerte de María Alejandra Zarza derivó en varias marchas para reclamar justicia en el caso.
 
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