EL PAíS › EL CANDIDATO DEL PJ, SERGIO URRIBARRI, GANO POR 25 PUNTOS EN ENTRE RIOS

“Se nos puso a prueba y salimos airosos”

El candidato del oficialismo se impuso con amplitud en Entre Ríos. El PJ también ganó la intendencia de Paraná y de Gualeguaychú, la ciudad de los cortes. Urribarri expresó que “el diálogo es el único camino” en el conflicto por las papeleras. El presidente Kirchner llamó al gobernador Busti para felicitarlo, pero no hubo funcionarios en los festejos.

 Por Martín Piqué
Desde Paraná, Entre Ríos

“En esta elección se plebiscitó este gobierno provincial, se nos puso a prueba y hemos salido airosos.” Sentado en la cabecera del Salón Blanco de la Casa Gris, como los entrerrianos llaman a la gobernación, Jorge Busti parecía estar hinchado. Más bien estaba inflado debajo de su camisa celeste. No podía disimular la pose típica de los ganadores. Su delfín, Sergio Urribarri, había logrado un triunfo contundente y superaba por veinte puntos a la segunda fuerza. Urribarri lograba el 47,3 por ciento de los votos frente al 22,1 por ciento del candidato radical, Gustavo Cusinato. El peronista disidente Julio Solanas había quedado lejos, en un tercer lugar, con el 17 por ciento. Los resultados implicaban una revalidación para Busti y el PJ entrerriano, que incluso ganaba en dos plazas que prometían ser esquivas: Paraná, donde la UCR estaba al acecho para recuperar la intendencia, y Gualeguaychú, la patria chica de Emilio Martínez Garbino y su coalición de centroizquierda, y centro de las protestas por las papeleras. Era una victoria peronista en toda la línea.

Cuando en el salón de los gobernadores de la Casa Gris comenzaron a recibir los datos del correo, se vieron caras de sorpresa. El PJ, que compitió bajo el lema Frente Justicialista para la Victoria, estaba ganando en Paraná, Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. Los colaboradores de Busti descontaban un triunfo a nivel general, pero desconfiaban de los resultados en la capital y en la ciudad de las papeleras. Aunque no levantó la voz en ningún momento, Busti no tardó en cargar contra dos de sus rivales, Solanas y Martínez Garbino, los principales derrotados en la elección. “Los lenguaraces mañana desaparecen”, lanzó Busti.

Además, sacó pecho en la pelea nacional y salió a pegarle al líder del PRO, Mauricio Macri. “Expresa a la derecha farandulera, vino a jugar al papi fútbol a Paraná y su candidato (Agustín Addy) sacó el 2 por ciento”, dijo.

Luego le llegó el turno a Martínez Garbino. En la campaña, el ex intendente de Gualeguaychú había recibido el respaldo del rosarino Hermes Binner y del jefe comunal de Morón, Martín Sabbatella. También de la diputada María del Carmen Alarcón, expulsada del Frente para la Victoria por defender los intereses del sector agropecuario. Busti no se olvidó de ellos. “Que el diputado Binner se dedique a Santa Fe, lo mismo la diputada Alarcón, que era peronista y ahora se dedica a defender a los ganaderos”, cargó. En el salón lo aplaudían a rabiar.

El discurso de Busti seguía en el primer piso. Los canales locales transmitían en directo. Abajo, sobre la explanada del edificio, lo esperaban unos 600 manifestantes. Portaban grandes banderas del gremio UPCN, de la agrupación Evita (fundada por Busti) y una azul y oro de Boca a la que le habían pintado el 2 de la lista justicialista. Frente a la explanada y bajo al balcón del edificio había estacionado un camión con remolque. Arriba aguardaban los músicos de un conjunto tropical, todos con la camiseta de la Selección. Por los parlantes sonaban cumbias.

Los festejos en Paraná parecían concentrados en la figura del tres veces mandatario de Entre Ríos (electo en 1987, 1995 y 2003), como si Busti hubiera sido el candidato. Su sucesor, Urribarri, había decidido permanecer en Concordia. Media hora después del discurso de Busti, dio una conferencia de prensa en el Salón de las Américas de aquella ciudad. En su primer mensaje, tuvo un discurso componedor por el conflicto con Uruguay por las papeleras. “El diálogo es el único camino”, sostuvo. Luego se refirió a la interna partidaria. “Hay una porción mínima del peronismo que se fue del partido. ¿Usted piensa que con esa gente se puede concordar?”, dijo. Le habían preguntado si pensaba conversar con los afiliados que habían abandonado el PJ para armar el Frente para la Victoria.

En las últimas semanas, Solanas se había presentado como el más leal seguidor del Presidente. Su compañero de fórmula, Enrique Cresto, había identificado al sucesor de Busti como “el antikirchnerismo”. “Son los Barrionuevo, los Romero Feris y ahora hay que limpiar la provincia de Entre Ríos”, había dicho en el acto de cierre. Busti se preocupó todo el tiempo por quitarse de encima ese mote. Anoche dijo que el propio Néstor Kirchner lo había llamado por teléfono a las seis de la tarde. “Me dijo que estaba muy contento. Espero que ahora no me lo nieguen”, se burló.

En las urnas se elegían gobernador y vice, diputados provinciales y senadores departamentales. También intendentes y concejales. No hubo incidentes graves, a excepción de la amenaza con arma de fuego que recibió la titular de la Juventud Radical de Concordia, Lorena Aguilar.

De todos los cargos que se votaban, la pelea más pareja prometía estar en la intendencia de Paraná. La UCR tenía chances de recuperar la capital a través de su candidato, Sergio Varisco, ex intendente. Pero el PJ dio la sorpresa con Halle, un amigo personal de Busti. “Vamos a tener una intendencia de lujo”, repetía el gobernador. Parecía más contento por eso que por la victoria general en la provincia.

Una siesta para preparar la fiesta

Los vecinos de la capital aprovecharon el domingo para caminar por las calles y salir a pasear. A pesar de los pronósticos de lluvias, el cielo estuvo tan azul que hubo quien recordó aquella acotación tan usual en estos casos.

–Va a ser un día peronista –dictaminó Carlos López, taxista.

No hacía falta ser un adivino para arriesgar ese resultado. Las encuestas habían anticipado que la pelea estaría concentrada entre Urribarri y Solanas. Pero las urnas tenían reservada una sorpresa: la UCR mantendría el segundo lugar relegando al peronista disidente.

El vehículo de López no tenía ningún número pegado al parabrisas. Era una de las excepciones. Taxis y remises estaban muy atareados y portaban carteles con grandes números en el vidrio. Era una forma de indicar por qué agrupación habían sido contratados.

Menos de una hora más tarde ya circulaban sondeos boca de urna que daban ganador a Urribarri por más de veinte puntos. Eran la comidilla de los dirigentes que gastaban sus celulares para calmar ansiedades. Las sensaciones eran otras entre las familias que luego de votar se habían ido a pasear por la costanera o por el parque de la Circunvalación. Allí todo era la calma típica de un domingo. Sentado bajo los árboles, Antonio Vázquez miraba pasar a la gente que caminaba por la peatonal. Cada tanto ofrecía a la venta sus “morrones japoneses”, un par de pimientos rojos que parecían ideales para terminar en la parrilla.

En las calles se veían gendarmes. Los días previos, la gobernación había insistido con que las elecciones serían custodiadas por 1500 policías y 1300 efectivos de la Gendarmería. A ellos se sumaría el director nacional electoral, Alejandro Tullio. Uno de los postulantes a intendente de la capital, Raúl Solanas (hermano del candidato a gobernador), había advertido sobre supuestas maniobras para favorecer al delfín de Busti.

A mediados de la tarde se supo que ningún funcionario de la Nación participaría de los festejos del ganador. Los medios habían dado como un hecho la llegada de la titular del PAMI, Graciela Ocaña. Presidenta del Partido de la Victoria y muy cercana al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, Ocaña había firmado un acuerdo con Busti para apoyar la candidatura de Urribarri. “No puedo ir porque se me rompió el auto”, explicó Ocaña cuando Página/12 la consultó.

Aunque no recibió ninguna visita de Buenos Aires, Busti no se mostró decepcionado. Más bien lo contrario. Dijo que lo primero que hará cuando asuma como diputado provincial será impulsar la reforma de la Constitución provincial. Quiere incorporar la reelección consecutiva por un período. La misma que se le negó el año pasado.

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Sergio Urribarri fue a votar con sus hijos y luego se quedó en Concordia para los festejos.
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