EL PAíS › PREMIO A LA LIBERTAD DE EXPRESION PARA PAGINA/12 EN EL DIA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

“Por su compromiso con la memoria”

La Casa América Catalunya, cuyo directorio comparten los gobiernos de España, Barcelona y Catalunya, otorgó este año a Página/12 su premio anual a la libertad de expresión por su “rigor y profesionalidad puestos al servicio de la justicia y los derechos humanos”. El encargado de entregar la distinción fue Joan Manuel Serrat, un verdadero puente entre los dos países.

Aclaró que no había ido preparado para hacer discursos, pero Joan Manuel Serrat igual se permitió señalar un camino: “Creo que estamos en esa situación que se produce a menudo en que los que participamos de un acto sabemos perfectamente todo lo que está ocurriendo, lo que es tan importante que nos llena de orgullo y forma parte de nuestra memoria, pero los de afuera se enteran poco. Seamos capaces de transmitir todo esto a los demás, trasmitir lo que es Página/12, lo que han sido todos los periodistas de Argentina, que han hecho posible Página/12 y han hecho posibles también otros periódicos y otras publicaciones, a veces con riesgo de su propia vida”. Serrat acababa de poner en manos del director periodístico de este diario, Ernesto Tiffenberg, el cuadro del artista Andrés Rábago, conocido en toda España como “El Roto”, símbolo del Premio a la Libertad de Expresión que la Casa América Catalunya otorgó este año a Página/12. En un auditorio lleno y con la presencia del ministro de Cultura del gobierno catalán, Joan Manuel Treserras, del periodista Josep Pernau, decano de la prensa catalana, y de los representantes de este diario –Tiffenberg y el periodista Horacio Verbitsky–, el director de la Casa América Catalunya, Antoni Traveria, destacó que en la decisión de otorgar el premio a Página/12, en el Día mundial de la Libertad de Prensa, no sólo había pesado la labor periodística sino también “su compromiso radical con la justicia y la memoria histórica”.

Llovía en Barcelona y las hordas de turistas que se agolpan cada día en las puertas de La Pedrera –una de las más famosas obras del arquitecto Antoni Gaudí– recién empezaban a dispersarse cuando a metros de allí Traveria daba comienzo al acto. Es la segunda vez que la Casa América Catalunya entrega el Premio Iberoamericano a la Libertad de Expresión. En la primera oportunidad recayó sobre la organización colombiana Medios para la Paz. En el caso de Página/12, explicó, valoraron “el compromiso explícito y la decidida trayectoria en la defensa de la libertad de expresión y también de los derechos humanos universales”. Precisamente cuando el diario está a punto de cumplir veinte años, agregó, “consideramos justo reconocer la tarea realizada en estas dos décadas, cumpliendo con los objetivos diseñados desde su fundación”.

A su lado, una pantalla mostraba algunas de las tapas de Página/12: la del ex dictador Videla con traje a rayas y el título “Dios existe” o la de Augusto Pinochet en el día de su muerte, cuando el diario tituló: “Qué habrá hecho el infierno para merecer esto”. “Queremos destacar el rigor y la profesionalidad de los numerosos trabajos de investigación publicados en sus páginas por su equipo de redacción en su conjunto y también por sus colaboradores externos –siguió Traveria–, y no exento, entendemos, de muchas dificultades, por la implicación periodística en temas de enorme trascendencia social y política.” Consideró al diario como “resultado de una labor colectiva, la suma del esfuerzo de todos quienes trabajan y han trabajado en el diario a lo largo de estos primeros veinte años de vida, manteniendo su presencia en los quioscos a pesar de las fuertes presiones y situaciones adversas sufridas en este tiempo”. Destacó “sus creativas portadas, algunas de las cuales hoy pueden ustedes contemplar aquí” e hizo una mención especial “para el suplemento semanal de cultura Radar, por su originalidad y aporte literario”.

A su turno, Josep Pernau –decano del Colegio de Periodistas de Catalunya por largos años y considerado “maestro” por sus colegas, la misma expresión que usó Serrat al descubrir que compartirían el escenario– recordó los lazos que unen ambos países. “Barcelona, como capital mundial de la edición en lengua castellana, en los años de la represión y el absurdo dio acogida a periodistas y escritores, y apoyándoles devolvimos las muestras de solidaridad que muchos catalanes de pluma y de la escena habían recibido a orillas del Río de la Plata, en 1939. Pienso, por ejemplo, en la actriz Margarita Xirgu y en el actor Alberto Closas.” Tras la dictadura argentina, “y con una prensa sometida –señaló–, la dignidad había quedado reducida a la periódica procesión laica de mujeres cubiertas con un manto blanco, que tuvieron que dar un sentido criminal a la palabra desaparición. Pero en torno del proyecto de un nuevo diario se tramó un compromiso que era el fruto maduro de las ansias democráticas de un pueblo, que hizo de la barbarie ejemplo de que lo sucedido no se podía volver a repetir. El diario aparecía en 1987 con una hoja de servicios en blanco que sus profesionales han sabido llenar con dignidad”. “Felizmente –concluyó–, ya no son tiempos de huida sino de trabajo en común, y de ahí que nos podamos felicitar todos, los de un hemisferio y los del otro, por tener en aquellas tierras a un embajador de Catalunya tan eficaz como Joan Manuel Serrat.”

Traveria aprovechó entonces para señalar que probablemente “Serrat sea también el mejor embajador de América latina en España y Catalunya”, antes de invitarlo a hacer entrega del premio. Después de recibir el cuadro de “El Roto” de manos de Serrat –que antes había comentado que para participar en el acto tuvo que postergar un día el inicio de la gira que junto a Joaquín Sabina realizará por toda España y América latina y que en noviembre lo llevará a la Argentina–, Tiffenberg agradeció el premio en “nombre de la dirección del diario, que comparto con Jorge Prim y Hugo Soriani, y en el de todos los que lo hacen e hicieron a lo largo de estos ya eternos veinte años”. Pero también se propuso hacerlo extensivo “a todos los organismos de derechos humanos de mi país, que –me parece– también son verdaderos merecedores de este homenaje”. Recordó los orígenes de este diario, cuando “sólo los condenados o los locos aceptaban unirse a la aventura” y nadie le auguraba más que unos meses de vida. “Ni siquiera nos propusimos hacer un diario de los derechos humanos. Simplemente nos salió un diario de los derechos humanos porque los derechos humanos encontraron en nuestras páginas el espacio para dar testimonio, para discutir y para expresarse, que hasta entonces les era negado en los otros medios.” Como ejemplo de esta relación habló de la historia de los recordatorios, esos pequeños avisos que se publican a diario con la foto de un desaparecido y el mensaje que sus seres queridos quieren enviar en el aniversario de su desaparición. Una idea que, aclaró, no fue de nadie. “Un día, a principios de 1988, Estela Carlotto se acercó al diario con un pedido chiquito: publicar una solicitada en memoria de su hija en el décimo aniversario de su asesinato. Después se acercó otro familiar y después otro más, hasta que empezaron a aparecer todos los días. Lo que me interesa destacar con esta anécdota es el carácter colectivo de la creación de los recordatorios, el mismo carácter colectivo que yo creo que tuvo y tiene la realización cotidiana de Página/12.”

También Horacio Verbitsky recordó los comienzos del diario. “Para nosotros es sorprendente que Página/12 cumpla veinte años. Jamás lo habríamos imaginado. Ni tampoco que fuera a tener más de doce páginas, el máximo que nos creíamos capaces de producir y que la sociedad argentina podría absorber. Era un momento en el que había terminado la dictadura más cruenta de nuestra historia y un sector importante de la sociedad no terminaba de darse cuenta de que había terminado. Quienes habíamos participado en redes clandestinas de información en el país, o los que lo habían hecho desde afuera, no teníamos mucho espacio para trabajar en el país en un periodismo diferente del periodismo oficialista, burocrático y vergonzosamente cómplice de la dictadura que habíamos tenido. El núcleo principal de la prensa argentina fue parte del dispositivo dictatorial, por miedo, por intereses o por coincidencias ideológicas.” Verbitsky rememoró también su infancia rodeada de exiliados republicanos, en un medio que “recibía con los brazos abiertos a los españoles que vinieron a acompañarnos y a esperar que terminara esa tremenda dictadura. Hoy la casa América Catalunya hace de puente entre dos comunidades que tienen afecto por la libertad y un común recuerdo espantoso de las dictaduras”.

Fue el ministro de Cultura de la Generalitat de Catalunya, Joan Manuel Treserras, el encargado de cerrar el acto y eligió hablar de la relación entre la libertad de expresión, el derecho a la información y el compromiso con la verdad. “Creo que hay que tener en cuenta –dijo– que la libertad de expresión no es un derecho a reivindicar para cada uno ni fundamentalmente para los periodistas, sino que es una libertad de todos, que sólo se conjuga bien con el derecho a la información. Derecho a la información y libertad de expresión juntas son la clave de la democracia. Pero es de todos y no de unos cuantos. A veces, cuando la libertad de expresión se da por descontada uno se relaja y baja la guardia, pero hay formas más sutiles de presión, que generan formas de autocensura. Ocurre que en medios periodísticos a veces tendemos a confundir la libertad de expresión con la impunidad, y perdemos el compromiso con la verdad. Por lo que conozco de Página/12, considero que ha tenido como misión develar la verdad. En esta época de complejidad, no es fácil llegar a la verdad. No alcanza con la cantidad de información, porque el problema no es hoy la cantidad. La cantidad de información es una precondición, pero la clave está en la calidad de la información y para eso bastan doce páginas (aunque hoy sean más), para proporcionar información de calidad, contrastada y veraz. No me queda más que felicitar la iniciativa de la Casa América Catalunya y su perspicacia a la hora de hallar las personas adecuadas para recibirlo. Larga vida a Página/12 en las mejores condiciones posibles al servicio de la calidad de información, la libertad de expresión y el derecho a la mejor información.”

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Joan Manuel Serrat entrega al director periodístico de Página/12 la litografía de “El Roto”, creada especialmente. Ernesto Tiffenberg hizo extensivo el homenaje a todos los organismos de derechos humanos.
 
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