EL PAíS › ALEGRIA EN EL GOBIERNO POR EL VOTO EN LAS ZONAS AGROPECUARIAS

Las vaquitas ajenas, los votos propios

Un papel que circuló por la Rosada mostró el buen desempeño del oficialismo en las zonas agrícolas de Buenos Aires y Santa Fe, que se pensaban opositoras. “Nos votaron los pequeños productores”, dijeron.

 Por Martín Piqué

Es una simple hojita con cifras comparativas, circuló en estos días por las oficinas de la Casa Rosada. Tanto en papel como en su versión digitalizada, un archivo PDF, el documento dibujó una sonrisa en varios ministros del Gobierno. Para algunos funcionó como un contrapeso para el (no por esperable menos pobre) desempeño del oficialismo en los grandes centros urbanos, sobre todo Capital Federal y Córdoba. La hojita fue una sorpresa. Tenía números de los distritos agropecuarios de Buenos Aires y Santa Fe –centro de la pampa húmeda– y mostraba que CFK había ganado en unos cuantos municipios rurales. “Nos votaron los pequeños y medianos productores”, aseguró a Página/12 un ministro, todavía asombrado. En la Rosada recordaban el último acto de la Sociedad Rural, mediados de agosto, cuando pareció abrirse una brecha definitiva entre el campo y Gobierno.

A pesar de entusiasmar al Gobierno, los números no modificaron la decisión de aumentar las retenciones agrícolas en un cinco por ciento. Esa iniciativa ya fue resistida por la Federación Agraria Argentina, que agrupa justamente a los pequeños y medianos productores. “El sistema actual de retenciones perjudica a los productores más chicos, que tienen menos margen de ganancias”, advirtió anteayer a Página/12 el titular de la entidad, Eduardo Buzzi. Como mínimo, la medida parece poco simpática para ese sector; sin embargo, todo indica que el Gobierno privilegiará el incremento de la recaudación –la suba representaría 2500 millones adicionales– para que CFK pueda asumir con más holgura fiscal.

La hoja que circuló por la Rosada muestra un cuadro comparativo con los votos de Cristina Kirchner, Elisa Carrió y Roberto Lavagna en 13 municipios de Buenos Aires y cuatro de Santa Fe. Son distritos tradicionalmente agrícolas, donde se está viviendo el boom de la soja y el record internacional de los precios de los commodities. La lista empieza por Pergamino, donde CFK sacó 43,55 por ciento, Carrió 26,12 y Lavagna 13,55. Sigue con otras localidades rurales como Chacabuco y Chivilcoy, que también muestran sendos triunfos de la primera dama (en la primera CFK obtuvo el 50,41 por ciento, Carrió 23,17 y Lavagna 10; en la segunda ganó la esposa del Presidente con 54,84 contra 20,88 de Carrió y 10 de Lavagna). Esas ubicaciones se repiten en Venado Tuerto, Rafaela, San Lorenzo y Belgrano, municipios santafesinos de raíz rural.

Un amigo en el campo

Los resultados conformaron sobre todo a los responsables de la estrategia del Gobierno hacia el sector rural. Esa estrategia consistió en diferenciar a las entidades que agrupan al campo (Sociedad Rural, Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas y Federación Agraria) para tratar de ganarse el apoyo de los productores más pequeños: los agrupados en la Federación Agraria. El acercamiento tampoco es tan fácil ni tan simple. Este año la entidad que encabeza Buzzi organizó un paro con tranqueras abiertas en protesta por las retenciones (reclamaban subsidios para compensar las pérdidas de los productores chicos), pero al mismo tiempo ubicó a uno de sus hombres, José Catalano, en el Programa Social Agropecuario (PSA) que depende de la Secretaría de Agricultura.

Catalano era miembro del Departamento de Desarrollo Rural de la Federación Agraria (hizo una maestría sobre ese tema en la Universidad de Montpellier, Francia). Entre los productores y los agrónomos que trabajan para el Estado se sabe que la Federación Agraria venía reclamando la dirección del PSA, un programa que asiste a 40 mil minifundistas del país. Catalano reemplazó al cordobés Javier Scheibengraf, un dirigente allegado al titular de la CNP 25 de Mayo, Ricardo “Pacha” Velasco, y la ex ministra de Economía, Felisa Miceli. Con las presiones de la Federación Agraria, su alejamiento estaba cantado tras el episodio de la valija y el baño. La cambiante relación entre la Federación Agraria y el Gobierno sumaría otros gestos de acercamiento.

El siguiente capítulo se produjo durante la campaña de CFK. En uno de los últimos actos de la candidata, la presentación de la hija de Salvador Allende en el Hotel Panamericano, Buzzi aceptó sentarse en uno de los paneles. Lo acompañaba el diputado Edgardo Depetri, a quien conoce mucho de compartir actividades con la Central de Trabajadores Argentinos. Buzzi habló de la concentración de la tierra y llegó a usar la palabra “oligarquía”. Era un discurso muy distinto al de Luciano Miguens, el titular de la Sociedad de Rural. Entre los asistentes de aquel acto kirchnerista, muchos recordaban las críticas que Miguens había hecho en la Rural. “Ha llegado la hora de eliminar totalmente las retenciones, liberar las exportaciones y abrir nuevos mercados”, había dicho Miguens.

Aquellas palabras de Miguens (también había hablado de los “liderazgos sin sustancia ética” y exhortado a “no esconder la inflación”) irritaron mucho a Kirchner. En un gesto inédito para la tradición política argentina, el Presidente ordenó al secretario de Agricultura, Javier De Urquiza, que no hiciera su discurso y que se retirara sin hacer declaraciones. En las tribunas de la Rural habían banderas que amenazaban con un lockout ganadero en el caso de que CFK ganara las elecciones. “Pingüina, si llegás, vas a tener que parir terneras para darle carne al pueblo.” Aunque hasta ahora han guardado silencio, en la Rosada parecen despreocupados ante esas amenazas. Quizá se confían en la hojita con los resultados electorales que ha estado circulando en estos días.

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El domingo, Cristina Fernández de Kirchner se impuso también gracias al voto del campo.
 
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