EL PAíS › DOS DíAS DE REPRESIóN POLICIAL A LA PROTESTA

Los globalifóbicos corridos a gases

Manifestantes anticapitalistas fueron reprimidos por la policía principalmente en la zona de Lawrenceville, cerca del centro de Pittsburgh, los dos días que duraron las deliberaciones. Ayer temprano, poco antes de que arrancara la sesión de los presidentes en el centro de convenciones, unos dos mil globalifóbicos se concentraron cantando consignas contra el capitalismo y la globalización. Las consignan iban por el lado de “Pateamos al capitalismo ahora que está caído”. La marcha, obviamente, no estaba autorizada y los efectivos policiales la detuvieron en un vallado. Comenzaron los forcejeos y dispersaron a las personas con gases lacrimógenos y balas de goma.

Los manifestantes retrocedieron varias calles y se concentraron en Lawrenceville, a unos dos kilómetros del lugar de la cumbre. Allí los dos días se produjeron los peores incidentes, que incluyeron la rotura de vidrieras de bancos, comercios y restaurantes. También hubo problemas en la zona de Bloomfield, la Little Italy de Pittsburgh. El primer día, se informó de diecinueve detenidos como saldo de las refriegas.

En verdad, los manifestantes nunca tuvieron posibilidades de acercarse a los presidentes. El operativo que se veía por el centro de Pittsburgh era gigantesco. El downtown se convirtió en un sitio fantasmal, como si alguien hubiera tirado una bomba que matara a la gente y dejara el resto en pie. Las avenidas y sus rascacielos desiertos, mientras que en las esquinas sólo podían divisarse grupos de policías y militares pertrechados como para la guerra. Se calcula que 65 agencias gubernamentales participaron del sistema de seguridad montado aquí, con miles de efectivos, que incluyeron un batallón militar recién regresado de Irak.

Los periodistas, por ejemplo, no podían llegar por las suyas al centro de prensa que funcionó en un ala del centro de convenciones. Luego de una requisa que obligaba a separar y encender todos los aparatos electrónicos, superar el examen de un perro entrenado, una revisación manual de las pertenencias y el consabido scanner, eran subidos a un micro que recorría el corto trecho hasta la sede del evento.

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