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Panninis

- Tarifas. El ministro de Planificación, Julio De Vido, descartó cualquier posibilidad de cambios en la política de tarifas de servicios públicos. Fue cuando se le preguntó por la situación de Edesur, ahora en manos de una empresa italiana. Aunque aquí el tema no se trató, De Vido adelantó que tiene prevista una reunión para la semana que viene pero no para discutir ningún cambio. “De 2002 para adelante la política tarifaria siempre ha sido la misma, y en nuestro país hablar de nueve años no es poca cosa. Lo que sí podemos decir es que no hay ninguna empresa que sea discriminada en particular, la política es para todos la misma”, concluyó.

- Bandera. Dos jóvenes argentinos que viven en Roma, Maximiliano Leguizamón y Guillermo Lomazzi, se acercaron ayer hasta el Palacio Chigi para mostrarle una bandera de apoyo a la Presidenta (ver foto en página 4): “Cristina, honremos los 150 años de Italia con tu presencia. Argentina”. Los jóvenes aguardaron estoicos las casi tres horas largas que duró el almuerzo con Silvio Berlusconi. De a ratos, se les sumaban otros turistas argentinos –Roma está llena de argentinos– que querían sacarle alguna foto a la Presidenta y también gente de otras nacionalidades que se paraban por curiosidad. Finalmente, CFK salió del palacio directamente en automóvil y saludó a la gente que la esperaba, pero sólo a través de la ventanilla.

- Looks. La moda de las corbatas de color llamativo va ganando adeptos en la comitiva argentina. El canciller Héctor Timerman tiene una naranja que ayer imitó el titular de la UIA, José de Mendiguren. Otro adepto a la onda flúo es el siempre impecable secretario de Comercio Internacional, Luis María Kreckler, quien ya mostró una fucsia y otra verde. Pero a looks llamativos, quien ayer se llevó las palmas fue Tamara Di Tella. La esposa del embajador argentino en Roma y precursora del Pilates en Argentina lució un sombrero negro haciendo juego con un entallado vestido del mismo color para escuchar el discurso de Cristina Kirchner anoche en el Hotel Excelsior, casi como se hubiera preparado para la boda real inglesa.

- Autos. No resulta nada sencillo distinguir a simple vista rastros de alguna crisis económica en las calles de Roma. Los modelos de autos siguen siendo tan nuevos como siempre, muchos de alta gama y hasta se ve alguna que otra Ferrari. Con un uso adaptable al endiablado tránsito romano, las tradicionales motos Vespa siguen reinando pero los autos mini, como los Smart, se volvieron muy masivos, incluso otras marcas sacaron líneas parecidas. Una curiosidad: como son casi tan largos como anchos los estacionan indistintamente de forma paralela al cordón o perpendicular si no hay lugar suficiente.

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