EL PAíS › RECEPCION DE ARGENTINOS A KIRCHNER Y SEÑORA

“Estamos para que nos usen”

 Por Fernando Cibeira

A los Kirchner les va bien afuera. Tuvieron una muestra el lunes a la noche cuando participaron de una recepción en la residencia del embajador argentino en Londres. Ayer quedó confirmado con el encuentro realizado en la Casa de América Latina, en donde cientos de argentinos de París, pese a las vacaciones y los treinta y pico de grados, se acercaron para conocer a la pareja gobernante y sacarse fotos con ellos.
La Casa de América Latina es un palacete con un amplio jardín con mucho verde. Por allí se desparramaban los argentinos invitados por la Embajada en busca de algo fresco que aliviara la espera. Los Kirchner llegaron derecho desde el aeropuerto. Intentaron llegar hasta el césped pero tuvieron que quedarse en las escaleras mientras se formaban filas de personas que querían saludarlos y desearles suerte.
No es raro que a este tipo de encuentros se acerquen muchas personas que quieren paliar, aunque sea por un rato, el desarraigo. Pero ayer superó a anteriores ocasiones el entusiasmo que se veía en los saludos. A diferencia del agasajo en Londres, en donde se adivinaba un alto poder adquisitivo y algún que otro apellido de estirpe, los argentinos de París pertenecen más a una clase media profesional, informada día a día de lo que sucede en la Argentina. Muchos de ellos debieron irse durante la dictadura y ahora, casi treinta años después, no piensan en volver pero sí en ayudar de alguna manera.
“Queremos que nos usen, Presidente”, pidió Héctor de Vega, un científico que en el ‘75 se instaló en París y sólo volvió a Buenos Aires para pasar las vacaciones. El ruego, explicó, tenía que ver que consideraba su vida ya solucionada pero le quedaba la cuenta pendiente de hacer algo por el país. “Estoy grande para moverme de Francia. Pero desde acá se pueden hacer muchas cosas”, agregaba.
“Yo no llegué a ese sillón para quedarme dormido. Siempre tuve ideas que quería poner en práctica y eso es lo que voy a hacer”, le respondió Néstor Kirchner a un grupo que se le acercó. En apenas unos minutos tuvo un arquitecto, un especialista en medios y una educadora que se ofrecieron para colaborar en lo que hiciera falta. El Presidente los derivaba a su secretario privado, Daniel Muñoz. Otra constante es la de los jóvenes becados. Tanto en Londres como en París se le acercaron muchos, cada uno con su proyecto bajo el brazo.
Unos metros más allá, Cristina Fernández de Kirchner alzaba un bebé envuelto en la bandera argentina para besarlo. “Esta chica es inteligente”, decía un hombre a unos metros. A su lado, en vez de contestarle, el otro le decía: “Yo me conformo con que le metan un ‘shot’ a la Corte Suprema. Si los saca a ésos me quedo contento”.

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