EL PAíS › BALANCE DE LA PROTESTA POR LA PAZ DEL VIERNES

Sorprendidos por la masividad

“Leí que un hombre que estaba manejando después de tocar la bocina con bronca durante los tres minutos tuvo una sensación de esperanza. Fue muy satisfactorio saber que después de esta expresión de rechazo a la violencia que estamos viviendo, sobrevino la esperanza.” El balance es del rabino Daniel Goldman, uno de los organizadores junto al educador Juan Carr de la protesta que el viernes se hizo sentir durante tres minutos.
La aceptación y la intensidad de la protesta contra la violencia que el viernes paró al país con aplausos y bocinazos sorprendió a sus creadores. “La gente tenía la necesidad de expresarse en una convocatoria por la no violencia y por la paz. Pero no nos imaginamos que iba a tener tanta repercusión”, reflexiona Goldman. Por su parte, Carr se quedó con dos sensaciones. “Primero está la importancia del dolor que sufren los familiares de las víctimas de la violencia, y que también sufrimos todos. En segundo lugar, que el resultado de la manifestación haya superado lo que esperábamos es un consuelo, demuestra que mucha gente quiere vivir en paz, está cansada de la sangre, la muerte, el dolor, del mal”.
Goldman aclara que no le gusta la palabra “seguridad”: “Ese término me asusta porque me retrotrae a épocas en las que se le daba tanto lugar que se terminó imponiendo la llamada doctrina de seguridad nacional. Nuestro objetivo tiene que ver con la no violencia y no con la seguridad”. Para el rabino, la repercusión a nivel nacional “fue una sorpresa grande que denota que supimos entender la necesidad de la gente porque el país entero reaccionó. Esperamos que aquellos que están en lugares decisorios tengan la capacidad de leer lo que ocurrió y la sensibilidad para actuar”. Carr coincide. “La protesta del viernes sirvió para aceitar los resortes para que una salida más rápida para que la comunidad pueda defenderse”, afirma.
En relación con las organizaciones que los vecinos arman en sus barrios para cuidarse unos a otros, Goldman explica que “en general hay una tendencia por la que determinados sectores que tienen que ver con el Estado están siendo corridos directamente por el fervor popular”. Por su parte, Carr opina “es natural que los padres salgamos a cuidar a los chicos. Organizarse para cuidarse entre todos me parece bien, es una actitud natural de las familias que tenemos miedo. No queremos que muera un delincuente más ni un policía más. No queremos más muertes. Que se organice la comunidad es lo razonable”.
Pero los impulsores de la protesta, además de saludar este tipo de acciones civiles, no se olvidan de lo que el Estado tiene una obligación a cumplir. “El desarrollo que están teniendo las ONGs, que hace ocho años nadie sabía ni lo que significaban las siglas, es tal que supera al Estado, porque su acción es mucho más eficiente. Pero es el Estado el que se tendría que estar ocupando de la no violencia, la educación, la vivienda y salud”, analiza Goldman. Carr tampoco se olvida del rol estatal: “Esperamos que a largo plazo se pueda tejer una nueva relación entre el mundo privado y el público. Tenemos que seguir pensando en construir junto con el Estado, no se puede aislar entre una vida civil privada y una pública de dirigentes políticos”.

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