ESPECTáCULOS › LOU REED CANTA EDGAR ALLAN POE

Tenía que suceder

El próximo disco de Mister New York, que se editará en febrero, está compuesto por temas que escribió para una obra musical sobre Poe.

Por Ramón Fernández
Escobar *
Desde Madrid

“El cuervo” (The Raven), el poema de Edgar Allan Poe, presta el título al nuevo trabajo de Lou Reed, y sus dos primeros versos abren el corte homónimo reescrito por Reed y recitado por el actor Willem Dafoe. Entre los colaboradores también destaca David Bowie, así como el saxofonista Ornette Coleman y el productor Hal Willner. The Raven reúne los temas de POEtry, la obra que puso en escena Robert Wilson hace un par de años.
Un pensamiento supersónico (“¿cómo osa reescribir a Poe?, van a decir”) cruzó la mente del rocker nada más escuchar la idea de Robert Wilson. Lou Reed dudó un instante por temor a las críticas prejuiciosas, pero enseguida prevaleció su amor por el riesgo. Comenzó a componer hace casi cuatro años con varios de los cuentos y poemas de Poe (Boston, 1809-Baltimore 1849) como fuente. El autor más tenebroso de la literatura estadounidense del XIX en manos del hombre que acabó, un siglo y cinco lustros después de la muerte de Poe, con la inocencia en el rock. Almas gemelas.
Los esfuerzos culminan ahora con un disco, The Raven, que será editado en el primer mundo el próximo 3 de febrero –se espera su edición argentina para fines de ese mes– en dos versiones: una, compuesta por un solo CD, 18 canciones y tres recitados; la otra, edición limitada en forma de doble compacto y con 15 diálogos adicionales.
Atrás quedó la puesta en escena de POEtry, para la que Reed firmó en su momento estas composiciones, además del libreto. Una compañía germana con sede en Hamburgo, el Thalia Theatre, representó el musical a lo largo de 2000 en varias ciudades europeas, mientras que el estreno estadounidense no se produjo hasta finales de 2001, en el Howard Gillman Opera House de Nueva York. Bajo la dirección de Wilson, fueron tres horas de espectáculo prolijo: los intérpretes dialogaban en alemán, pero cantaban en inglés. Una paradoja resuelta en The Raven con el abandono del primer idioma. Lou Reed canta en él acompañado por su banda habitual (Mike Rathke, Fernando Saunders y Tony Smith) y varios invitados como el saxofonista Ornette Coleman. “Lo seguía en los ‘60 por todos los clubes pero no podía pagar la entrada. Por eso me ha hecho tanta ilusión trabajar con él”, cuenta Reed de Coleman. El estilo del disco va del rock al music-hall y pasa, a veces, en los fragmentos narrativos, por la electrónica, hasta alcanzar su cumbre experimentadora en “Fire Music”, una pieza instrumental que recuerda a un disco legendario del propio Reed, Metal Machine Music.
A Willem Dafoe y su recitado se une otro actor, Steve Buscemi, que canta la enigmática “Broadway song”. David Bowie interviene como solista en “Hop frog”, su primera grabación con Reed desde que produjo para este otro célebre disco, Transformer, en 1972. Colaboran también Laurie Anderson, actual pareja de Reed; las hermanas folkies Kate y Anna McGarrigle, así como The Blind Boys of Alabama. Eso entre los consagrados, porque para una de las dos canciones rescatadas del viejo repertorio del neoyorquino, “Perfect day” (la otra es “The bed”), se da la alternativa al debutante Antony cuya voz, según Reed, “recuerda a la de Jimmy Scott”. Todos, por supuesto, lo hacen en la lengua del poeta y cantante de Brooklyn, la misma en la que escribió Poe. “Me fascina su lenguaje”, aseguraba Reed hace algunos meses al diario The New York Times. “Es perfecto para el ritmo del rock”. Poe concebía la poesía como “una rítmica creación de belleza”. La sonoridad de su escritura no le impidió retratar el horror de seres atormentados que actúan movidos por la locura o un impulso transgresor. Un espíritu, este último, que de alguna manera entronca con el universo de depravación y adicciones narrado por Reed desde sus inicios al frente de The Velvet Underground. La pluma de Poe también sedujo al coproductor junto de The Raven, Hal Willner, como demostró Closed on account of rabies (1995), álbum colectivo que mezclaba música con lecturas de los cuentos del autor de “El cuervo”. Willner cultiva, junto a sus producciones individuales, los discos de tributo en los que varios artistas recrean a músicos imprescindibles. Lo hizo con Thelonius Monk, Charlie Mingus o Kurt Weill y contó, en el tercer caso, con la participación del propio Reed. Lou grabó una estremecedora “September song” y se implicó en el proyecto probablemente con idénticos argumentos a los esgrimidos para adentrarse en la obra de Poe: “No veo ninguna razón por la que el rock tenga que estar reñido con la inteligencia”.
Edgar Allan Poe y Lou Reed se vieron arrastrados, cada uno en su tiempo, por una irresistible pasión poética. El bostoniano alcanzó la celebridad como escritor. El neoyorquino estudió poesía con Delmore Schwartz en la Universidad de Syracuse y ha publicado hace no mucho una antología de sus letras, Pass thru fire: the collected lyrics. Como periodista, Poe siempre se mostró crítico y sincero (en el proyecto de Penn Magazine definía la revista, nunca editada por falta de apoyo económico, como un lugar donde siempre se pudieran encontrar “opiniones honestas y valientes sobre cualquier materia”). Reed, a su vez, se erigió en cronista descarnado de la fauna de Nueva York. Ambos sobrellevaron difíciles relaciones familiares. Poe, huérfano desde los tres años, no congeniaba con su padre adoptivo. Una discusión paterno-filial en torno de una deuda de juego acabó con el abandono de la Universidad de Virginia por parte del futuro escritor. Los padres de Reed fueron más expeditivos: lo sometieron a una lobotomía para curarlo de sus supuestas desviaciones.
El alcoholismo del autor de El escarabajo de oro lo llevó a ser plantado por la escritora Sarah Helen Whitman cuando estaban a punto de casarse. Pese a la ruptura, Whitman publicó, después de la muerte de Poe, un libro con una enardecida defensa de su figura. El romance entre el primer Lou Reed y la heroína es de sobra conocido (“Ella es mi mujer y ella es mi vida”, cantaba en “Heroin”). Después de componer aquella oda a los opiáceos y parir cuatro discos con The Velvet Underground, Reed se mudó a Londres para hacer despegar su carrera como solista. El período londinense de Poe abarcó en cambio varios años de su infancia, entre los seis y los once. Quizá la capital inglesa habría sido un buen marco para el estreno de POEtry. Lou Reed prefirió Hamburgo. Ahora, para The Raven, sí se ha acordado de David Bowie, el amigo británico.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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