ESPECTáCULOS › PAGINA/12 LANZA MAÑANA “THE BEATLES”, UN DVD
QUE RETRATA EL MOMENTO DE EXPLOSION DE LOS FAB FOUR

Aquellos años de la revolución del flequillo

Entre 1963 y 1966, y a caballo de su “invasión” a EE.UU., el cuarteto de Liverpool produjo una explosión cultural que jamás volvería a repetirse. El DVD, con shows en vivo y un documental pleno de testimonios, refleja una era inolvidable.

Por Claudio Kleiman

Difícil explicar, para quien no haya vivido los años ’60, ese fenómeno conocido como “beatlemanía”, cuando millones de jóvenes en todo el mundo se sintieron arrastrados por una vibración eléctrica que sacudía cuerpos y conciencias al compás de canciones surgidas de la fértil imaginación de un cuarteto de Liverpool, comandado por un dúo de compositores cuyos nombres eran John Lennon y Paul McCartney.
En un mundo para el cual los horrores de la guerra estaban aún cercanos en el tiempo –los chicos de la generación de Los Beatles habían sido concebidos con los bombardeos como telón de fondo y se criaron jugando en los cráteres dejados por éstos–, la conmoción producida por cuatro flequilludos cuyas únicas armas eran sus voces y guitarras eléctricas suena casi como un fenómeno de combustión espontánea. El DVD que presenta Página/12 con su edición de mañana, construido como un homenaje a la beatlemanía a 40 años de su estallido inicial, intenta encontrar algunas respuestas a esa fiebre colectiva, con una apasionante sinopsis de imágenes, canciones y testimonios que van reconstruyendo los sucesos más importantes que jalonaron la trayectoria beatle durante los años 1963-1966, dejando una marca que llega hasta nuestros días. Porque aunque el grupo dejó de existir hace ya 35 años, continúa presente a través de su música –revivida a través de reediciones y compilaciones como los CD Anthology y 1, y DVD como el de este diario–, y la influencia que sigue ejerciendo sobre sucesivas generaciones de artistas y fans que no pueden evitar sucumbir ante su hechizo.
El DVD The Beatles contiene algunos temas registrados durante las dos primeras visitas del grupo a Estados Unidos, que dieron pie a la llamada “Invasión Británica”: Roll Over Beethoven, Please Please Me y Till There Was You, pertenecen al concierto debut de Los Beatles en ese país, el 11 de febrero de 1964 en el Washington Coliseum de Washington DC, dos días después de presentarse por primera vez en el Show de Ed Sullivan. Boys, cantado por Ringo Starr, fue registrado el 23 de agosto de 1964 en el Hollywood Bowl de Los Angeles, durante la segunda gira estadounidense, en otra actuación que pasaría a la historia (allí se grabó un LP en vivo, que sólo saldría muchos años después, y nunca fue reeditado en CD). También se incluye una canción denominada Beatle Beat, interpretada por la banda-homenaje Britband, mientras desfilan filmaciones del grupo en pleno apogeo de la beatlemanía.
Las imágenes que preceden los temas grabados en Washington son reveladoras de la magnitud de un fenómeno que el establishment de la época no conseguía entender ni controlar. La tumultuosa recepción en el aeropuerto JFK, la histeria adolescente, el desconcierto de los policías, unos Beatles sonrientes, entre incrédulos y asustados por la reacción en cadena liberada por ellos mismos.
Los instantes previos al concierto reflejan con exactitud la precaria infraestructura de una industria aún en pañales, sin experiencia para enfrentar la novedad que representaba un grupo pop que convocaba audiencias masivas. El escenario es un cuadrilátero algo más grande que un ring de boxeo, rodeado de gente por los cuatro costados. Los Beatles cantaban enfrentando al público, y luego de algunas canciones daban vuelta los micrófonos ellos mismos y cantaban para el otro lado, hacia la audiencia a la que previamente le habían dado la espalda. No existía el monitoreo, y eso sumado a la gritería ensordecedora les hacía imposible escucharse a ellos mismos. Pero lo más patético es la situación de Ringo. Su batería estaba sobre una pequeña plataforma circular, que tenía que hacer girar manualmente cuando el grupo se daba vuelta. Ringo se agacha solito, lo intenta, la plataforma se mueve algunos centímetros y se clava en su lugar. Tanto él como los otros Beatles comienzan a llamar a algún asistente para que los ayude, y nadie acude. Luego de algunos segundos que parecen una eternidad, sube Mal Evans (su eterno escudero) junto a otro ayudante, ambos de traje, y consiguen hacer girar la plataforma. Ringo respira aliviado, se sienta en su batería y comienza el show. Considerando la parafernalia actual de cualquier show de rock en estadios, la escena parece de otro tiempo, otro planeta.

Un camino largo y sinuoso
Hay además un apasionante documental titulado The Long And Winding Road (“El largo y sinuoso camino”, título de una canción de Los Beatles), que reconstruye la historia de esos años, intercalando filmaciones de la época con testimonios actuales de personajes ligados íntimamente con la historia beatle. Entre ellos, Julia Baird (hermana de John Lennon), Alf Bicknell (chofer del cuarteto), Sid Bernstein (empresario responsable de llevar al grupo a Estados Unidos), Billy Preston (tecladista y amigo de Los Beatles, que tocó con ellos durante la última época, con una participación destacada en Let It Be), Tony Sheridan (quien llevó a Los Beatles por primera vez a un estudio de grabación, como su grupo de acompañamiento en Hamburgo), Colin Hanton y Rod Davis (miembros de The Quarrymen, el grupo escolar liderado por John Lennon que luego se convertiría en The Beatles), Allan Williams (su primer manager) y muchos otros.
Entre los sucesos evocados se encuentran las apariciones del grupo en conferencias de prensa, donde hacían gala de su humor rápido y punzante, y su inolvidable actuación en el Royal Variety Performance, en el teatro Prince Of Wales de Londres. Allí, ante una audiencia que incluía a la reina Isabel II, la princesa Margarita y lord Snowdon, Lennon pronunció la famosa frase: “La gente en los asientos baratos puede aplaudir; el resto hagan sonar sus joyas”. Difícil concebir a la distancia el poder conmocionante que tuvo la ocurrencia en ese momento, ante una realeza todavía intocable, que hizo que John se ganara todos los titulares del día siguiente.
También desfilan sus encuentros con el líder laborista Harold Wilson; las discusiones sobre el papel de su manager, Brian Epstein, y su productor, George Martin (“el quinto y sexto beatle”, según uno de los entrevistados); los relatos presenciales, ya que no existe testimonio grabado ni filmado, de la única vez que Los Beatles se juntaron con Elvis Presley –aparentemente estuvieron zapando durante casi dos horas–, y el alboroto que causó la decisión de otorgarles la orden de MBE (Miembro del Imperio Británico, título honorífico que recibían miembros de la nobleza y héroes de guerra, algunos de los cuales devolvieron los suyos en señal de protesta). Cuatro años más tarde, sería Lennon el que la devolvería, como protesta por “la participación de Inglaterra en el asunto Nigeria-Biafra, su apoyo a Estados Unidos en la guerra de Vietnam y el hecho de que Cold Turkey está descendiendo en los charts” (sic).
Pueden verse escenas de la filmación de sus dos películas, A Hard Day’s Night (en la Argentina, “Anochecer de un día agitado”) y Help! (“¡Socorro!”), ambas de Richard Lester, así como How I Won The War (“Cómo gané la guerra”), del mismo director, una sátira antibélica que incluía a Lennon en una participación actoral. En cuanto a A Hard Day’s..., aparte de ser señalada como “la primera película inteligente de rock”, es digna de remarcar la observación de uno de los colaboradores de Lester, que señala el montaje rápido del film como una innovación absoluta, lenguaje que sería trasladado a la publicidad –primero– y más adelante al mundo del videoclip. Tampoco faltan los momentos más controvertidos de la beatlemanía. La “caza de brujas” desatada en Birmingham y otras ciudades de lo que es conocido como el “Bible belt” (“cinturón de la Biblia”), el territorio más conservador del sur estadounidense, con campañas instando a quemar discos y parafernalia beatle a raíz de la frase de Lennon “ahora somos más populares que Cristo”. La precipitada huida del grupo de Filipinas, luego de haber desairado a Imelda Marcos –esposa del temible dictador de ese país, Ferdinando Marcos– al no concurrir a una recepción oficial. Las manifestaciones en un Japón aún muy atado a la tradición, a cargo de estudiantes que consideraban a Los Beatles como “una mala influencia sobre los jóvenes”. La “tapa del carnicero”, pensada inicialmente para el álbum norteamericano Yesterday And Today y luego reemplazada, que presentaba a Los Beatles con pedazos de carne y muñecos decapitados.
Entre los testimonios, teñidos de una admiración casi unánime, la única nota discordante la da Tony Sheridan, cuyo punto de vista no deja de ser interesante. Sostiene que Los Beatles “vendieron sus almas”, después de su etapa salvaje tocando rock’n’roll en Hamburgo, vestidos como “teddy boys” con ropa de cuero negro (época en la que –conviene aclarar– hicieron las primeras grabaciones como su grupo de acompañamiento). Habla de “canciones estúpidas” cuando se refiere a Love Me Do y She Loves You, y critica cuando limpiaron su imagen, se dejaron flequillos y comenzaron a hacer la reverencia al final de los temas. Curiosamente, es una posición compartida por Lennon, quien sostenía que Los Beatles tocaron su mejor música en Hamburgo. Sin embargo, es también Tony Sheridan quien recuperó la admiración por el grupo cuando empezaron a aparecer canciones como Norwegian Wood (“y volvieron a utilizar acordes de séptima”, remarca), el encargado de algunas de las reflexiones más profundas y conmovedoras. Su enfoque tiene un aspecto místico, cuando relata el encuentro de esos cuatro muchachos y todo lo que pasó después. “Siempre digo que es algo que tiene que ver con el karma, en cierta manera. Fue la gente justa, en el lugar exacto y el momento apropiado. Alguna inteligencia decidió que ésa era la manera en que debía ser. Que ellos debían conocerse, hacer esto y lo otro, ir a Hamburgo, realizar un par de grabaciones, luego volver y hacer algunas tonterías antes de dejar realmente una impresión sobre el mundo, que fue lo que hicieron. Para el bien de la humanidad.”

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