LA VENTANA

Raíces de la revolución digital

 Por Carlos Eduardo Cortés S. *

Durante el siglo XX, la palabra “tecnología” pasó de referirse a una aplicación práctica del conocimiento científico a ser entendida, a la vez, como un proceso y un producto: un proceso por el cual los seres humanos modifican la naturaleza para satisfacer sus necesidades y deseos, y un producto de la ciencia y la ingeniería.

La ciencia busca entender los porqués y los cómo de la naturaleza; la ingeniería persigue el propósito de darle forma al mundo natural para satisfacer dichas necesidades y deseos humanos.

Sin embargo, no hay neutralidad ni bondad inherente en la tecnología, porque refleja valores, fallas y debilidades; su resultado puede ser indeseable, y hoy resulta impracticable como actividad individual, porque su despliegue se ha dado en el marco de complejos procesos corporativos de investigación y desarrollo.

En la actualidad usamos la palabra “tecnología” para referirnos a una diversa colección de fenómenos: herramientas, dispositivos, instrumentos, máquinas, organizaciones, métodos, técnicas, sistemas y todas sus combinaciones.

El riesgo, entonces, es que no signifique nada con claridad, o que su sentido nos resulte muy confuso.

Pero, sin importar si hablamos de nanotecnologías, biotecnologías, tecnologías de la muerte (bélicas), o tecnologías de información y comunicación (TIC), las tecnologías siempre produjeron más ventajas para algunos individuos, animales, plantas, generaciones o propósitos, que para otros.

Por otro lado, el desarrollo tecnológico interdependiente en el siglo XX requirió una estructura corporativa industrial con presencia gubernamental y privada permanente, basada en políticas, regulaciones y formas de colaboración.

De hecho, se trató de un siglo marcado por la sombra bélica y el valor estratégico de los recursos energéticos en la geopolítica planetaria: las dos guerras mundiales, la guerra de Japón contra la China, la guerra de Corea, la Guerra Fría, la guerra de Vietnam...

En consecuencia, tanto en el caso de los Estados Unidos como en el de Europa, se produjo una estrecha relación entre los centros de producción de conocimiento y las fuerzas militares.

Y ese matrimonio dio lugar a las principales TIC contemporáneas, incluidas la computadora y la Internet, cuyo despliegue planetario sentó las bases tecnológicas de la llamada “cibercultura”, así como de la globalización, basada en telecomunicaciones e informática (telemática).

La llamada Revolución Digital fue un proceso iniciado en los años ’60, que culminó 30 años más tarde, una vez que sonidos, imágenes, palabras y cifras pudieron ser digitalizados, es decir, reescritos en el lenguaje binario de las computadoras (basado en combinar los dígitos 1 y 0).

Esa nueva condición los hizo equivalentes en su calidad de archivos, de manera que dichos sonidos, imágenes, palabras y cifras digitales se convirtieron en la esencia técnica del hipertexto que le dio origen a la World Wide Web.

La razón para dicho logro es que la versatilidad de la información digital es completa y permanente, porque un archivo digital es siempre un archivo digital, ya se trate de:

- video para cine, televisión o dispositivos móviles;

- audio para radio o dispositivos móviles;

- textos escritos para prensa o textos multimediales en un sitio Web accesible desde cualquier computadora o dispositivo móvil conectados a una red.

Estamos pasando, así, de unos medios analógicos tradicionales basados en el modelo de la broadcasting (radio y teledifusión) a un conjunto de servicios de textos digitales (video, audio y datos), sustentados en el acceso personalizado: lo que quiero, cuanto quiero, donde quiero y cuando quiero.

Si entendemos la globalización como una interconexión planetaria que se refleja en flujos más amplios y crecientes de información, tecnología, productos, capital y personas, podemos admitir que ésta no habría sido posible sin una revolución tecnológica paralela, capaz de hacer el mundo cada vez más interdependiente: la revolución digital.

* Gerente de Radio Nederland Training Centre - América latina.

Desde San José de Costa Rica.

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