SOCIEDAD › LA PARADóJICA MOVIDA DE LAS TABACALERAS QUE PROMUEVE EL HáBITO DE FUMAR PROHIBIéNDOLO

Cómo esfumar la prohibición de fumar

Una agrupación de ONG antitabaquistas denuncia una “contraofensiva” de las tabacaleras que proponen una ley que prohíba la presencia de menores en lugares para fumadores. Sostienen que de ese modo se obtiene una legislación blanda que trabaría leyes más duras.

 Por Pedro Lipcovich

La Alianza Libre de Humo de Tabaco (que reúne a 76 organizaciones de la sociedad civil) denunció una “contraofensiva” de la industria tabacalera en la Argentina, dirigida especialmente a los jóvenes. Una pieza maestra, paradójica, sería el pedido público, formulado por una de las principales compañías, de una ley que prohíba en todo el país la venta de cigarrillos a menores: el propósito sería “conseguir una legislación ‘blanda’ que bloquee una ley con medidas realmente efectivas para impedir la entrada en la adicción”: entre éstas se hallarían “la prohibición total de publicidad de tabaco y la instauración de ambientes públicos ciento por ciento libres de humo”. También podría ser funcional a las tabacaleras el anuncio de una supuesta vacuna para “prevenir” la adicción a la nicotina. La entidad también hizo la aprobación, por la Legislatura porteña, de una ley que prohíbe la presencia de menores en lugares para fumar: “Ese cambio convalida la existencia de áreas para fumadores, en lugar de prohibirlas”.

La firma Nobleza Piccardo envió cartas a los legisladores nacionales pidiendo la sanción de una ley “que prevenga el acceso de los menores a los productos del tabaco en todo el país”. Facundo Etchebehere, funcionario de esa empresa, requirió “involucrar a todas las partes interesadas para que sean lo más efectivos posibles los programas de prevención” contra los productos que su empresa fabrica.

La Alianza Libre de Humo de Tabaco (Aliar) respondió denunciando una “contraofensiva mediática” de las tabacaleras, “encubierta en simulacros de programas de prevención”. Según Verónica Schoj, titular de Aliar, “promover la prohibición de venta a menores es una estrategia conocida de la industria: en ninguna parte del mundo dio resultado y, al revés, trasmite a los adolescentes el mensaje de que fumar es lo que marcará su acceso al mundo de los mayores”.

Según Schoj, “el reclamo de las tabacaleras por leyes que protejan a la población contra lo que ellas mismas fabrican podría resultar sorprendente pero tiene la función de dejar establecida una legislación que no incluya medidas realmente efectivas para prevenir el consumo en adolescentes, como lo serían: primero, la prohibición total de la publicidad de tabaco; segundo, el aumento en el precio de los cigarrillos, cuya eficacia está indicada por el hecho de que las empresas se oponen sistemáticamente a ello; y tercero, sin duda, establecer ambientes ciento por ciento libres de humo de tabaco. Estas medidas están incluidas en el Convenio Marco Internacional, que el Congreso argentino sigue sin ratificar”.

En la misma línea se manifestó Ernesto Sebrié, autor del trabajo “Programas ‘de prevención del fumar entre los jóvenes’ usados por la industria del tabaco para socavar un auténtico control del tabaco en América latina”, publicado en American Journal of Publich health. “La prohibición de la venta a menores es lo que las compañías ofrecen a cambio de que no se prohíba la publicidad de tabaco, que es el principal factor que hace que los jóvenes empiecen a fumar”, sostuvo, y observó que “por supuesto, el Convenio Marco también prohíbe la venta a menores, pero no como medida única ni fundamental”.

“Pongamos el caso de Estados Unidos, donde el control es mucho más fuerte que en cualquier país latinoamericano y, al que vende a menores, la primera vez lo multan y la segunda le cierran el local: aun allí la medida no es efectiva, porque el adolescente puede conseguir un conocido mayor de 18 que lo compre, o puede quitarle unos cigarrillos a un familiar. Los adolescentes fuman poca cantidad, en general no son todavía adictos: a las compañías no les interesan mucho como compradores, pero sí quieren que se inicien en el consumo para que, después, se conviertan en adictos, es decir, en clientes de por vida”, explicó Sebrié. El investigador observó que “en la Argentina, el cartelito ‘Yo no vendo tabaco a menores’ presente en los kioscos también es impulsado y financiado por las tabacaleras, como parte de la misma estrategia”.

Según Schoj, “también puede convenir a los intereses de las tabacaleras, en relación con los jóvenes, el anuncio de supuestas vacunas que podrían ‘inmunizar contra el cigarrillo’: en rigor esas vacunas, que todavía están en fase de desarrollo, podrían llegar a ayudar al fumador en un período de preparación, antes de dejar de fumar, ya que, al disminuir la cantidad de nicotina que llega al cerebro, mitigan la dependencia: pero de ningún modo podrían servir para prevenir que los chicos empiecen a fumar”.

Por último, Aliar formuló una advertencia con respecto a la ley, sancionada por la Legislatura porteña, que prohíbe la presencia de menores en sectores reservados para fumar en establecimientos públicos: “Ese cambio convalida la existencia de áreas para fumadores. Lo que debería hacer la Legislatura es modificar el artículo 21 de la misma ley (1799), que permite áreas para fumar en lugares públicos: así se pondría a tono con las seis provincias que ya tienen legislaciones de ese orden”, requirió Schoj. La última provincia en sancionar una ley ciento por ciento libre de humo fue Entre Ríos, la semana pasada.

El diputado porteño Alejandro Rabinovich, autor del proyecto que prohíbe la presencia de menores en lugares para fumar, contestó que “yo estoy de acuerdo en eliminar los lugares para fumadores. Cuando se aprobó la ley actual, que incluye esa excepción, yo todavía no era legislador. La idea de prohibir la presencia de menores se refería a que a menudo se ven incluso bebés, a quienes los padres hacen permanecer en esos lugares. Pero sí, reconozco que los lugares ‘para fumadores’ afectan también la salud de los trabajadores que los atienden y por mi parte acuerdo en modificar el artículo 21 de la ley 1799”. El viernes, el legislador recibirá a representantes de Aliar.

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Las tabacaleras no se interesan en los adolescentes por su consumo sino por su adicción futura.
Imagen: Corbis
 
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