SOCIEDAD › PROPONE QUE LOS GAYS EN EL EJéRCITO PUEDAN HACER PúBLICA SU ORIENTACIóN SEXUAL

Con Obama, todos podrán ir al frente

La ley, vigente desde el período de Bill Clinton, no prohíbe la incorporación de gays y lesbianas al ejército, pero no permite que éstos hagan pública su orientación. Obama había prometido que en su primer año de gobierno la derogaría, pero no lo había cumplido.

En medio de una tensa audiencia entre senadores y militares motivada por el presupuesto del Pentágono para el año fiscal 2011, ayer el Congreso norteamericano comenzó a tratar una iniciativa de la administración de Barack Obama para anular la ley que prohibía a soldados gays o lesbianas hablar públicamente de su orientación sexual, bajo pena de ser despedidos. “Esta ley priva a los estadounidenses homosexuales del derecho a dar servicio al país que aman por ser quienes son”, había señalado el presidente la semana pasada en un discurso ante ambas cámaras del Congreso. Desde que esta ley entró en vigor, en 1993, hubo al menos 14 mil despidos.

La norma, conocida como “Don’t ask, Don’t tell” (DADT) (algo así como “No preguntes, no cuentes”), fue implementada durante el gobierno de Bill Clinton. El objetivo de esta fórmula era de compromiso para permitir la presencia de homosexuales en el ejército, siempre y cuando éstos no hagan pública su orientación sexual, aunque estaba prevista su expulsión si ésta era descubierta. Durante su campaña electoral, Obama había prometido anular el DADT en su primer año de gestión y al no hacerlo recibió las esperables y mordaces críticas de la comunidad homosexual que lo votó.

Ayer, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Michael Mullen, acudieron al Comité de Servicios Armados del Senado y dedicaron una hora a debatir este asunto. Mullen dijo que apoyaba el levantamiento de la prohibición porque “es lo que hay que hacer”. Fue la primera vez que un militar estadounidense de tan alto rango se declaraba en favor del cambio. “Mi opinión es que autorizar a los gays y lesbianas a servir abiertamente sería una buena cosa”, declaró Mullen, quien también señaló: “No puedo evitar sentirme perturbado por el hecho de que actualmente tengamos una ley que obliga a los jóvenes a mentir para poder defender a sus compatriotas”.

Sin embargo, Mullen evitó divulgar la estrategia legislativa para la derogación de la ley. Desde el Pentágono adelantaron que buscarán, hasta que se derogue la norma, la forma “más humana” de aplicarla y trascendió que se conformaría un grupo de especialistas para revisar la modificación de ley. Según afirman varios diarios locales, tanto Mullen como Gates advirtieron a los senadores que la integración plena de militares homosexuales podría tardar “años”, por las complicaciones que la decisión puede implicar. “De todas formas, creo que los soldados estadounidenses son capaces de adaptarse a tal cambio”, dijo Mullen.

Estos cambios, de realizarse, implicarán cuestiones relacionadas al día a día dentro de las fuerzas armadas, por ejemplo, si militares heterosexuales pueden ser obligados a compartir espacios en los cuarteles con los gays o hasta qué punto el Pentágono tendría que hacerse cargo de sus parejas, tal como hace con los matrimonios heterosexuales. “No creo que nadie subestime la gravedad del asunto o su complejidad”, dijo ayer off the record un militar de alto rango.

Desde que asumió Obama en enero de 2009, según la Red de Defensa Legal de Miembros en Activo, 644 soldados fueron expulsados por esta ley. Los detractores del DADT aseguran que, aparte del trauma para las familias de los militares afectados, la aplicación de esta norma tuvo un alto costo financiero, ya que el despido de soldados homosexuales conlleva gastos multimillonarios. Los activistas por la diversidad sexual pidieron a los altos mandos militares que se comprometan a no tomar represalias, como despidos, contra soldados por este tema.

El soldado Dan Choi, que “salió del closet” en marzo de 2009 en un show de televisión norteamericano, calificó ayer de “inmoral” la norma vigente. Choi se graduó en West Point, es veterano de la guerra de Irak y está especializado en lingüística árabe. Desde que lo echaron se convirtió en un activista por los derechos de gays y lesbianas y a través de la llamada “Campaña del coraje” recolectó 162 mil firmas a favor del cambio de la ley. En una carta dirigida a Obama, aseguró que la norma “es una bofetada a la cara de mis soldados, compañeros y superiores que demostraron que una unidad de infantería puede ser lo suficientemente profesional para aceptar la diversidad”.

En el Congreso hay mucha oposición a la reforma, sobre todo por parte de los conservadores. El senador republicano y ex candidato presidencial, John McCain, encabezó las críticas: “Modificar una política de semejante naturaleza fundamental en medio de dos guerras sería un grave error”. También se sumó el presidente del Comité de los Servicios Armados del Senado, el demócrata Ike Skelton, ante quien se presentaron ayer Gates y Mullen.

Este senador demócrata le había negado una audiencia para tratar un borrador de una nueva ley que reemplace a la polémica norma a su colega Patrick Murphey, quien además de senador es veterano de la guerra de Irak “El tiempo juega a nuestro favor”, aseguró ayer Murphey y señaló: “Es hora de que el Congreso tenga el valor de no rechazar a soldados profesionales y con talento sólo porque son homosexuales”. Aunque el Departamento de Defensa proponga un plan concreto, lo más probable es que la anulación de la ley derive en un proceso que dure buena parte de este año.

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“Esta ley priva a los estadounidenses homosexuales del derecho a dar servicio al país que aman por ser quienes son”, dijo Obama.
 
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