SOCIEDAD › LA PAREJA DE CHILENOS QUE PODRíA INAUGURAR EL SáBADO LA LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO

Los primeros dentro de la ley

Viven en Mendoza desde hace catorce años y, hasta ahora, son los primeros en el país en obtener turno para casarse, tras la promulgación de la ley. Están juntos desde hace veintidós años. Dicen que muchos gays chilenos cruzarán la Cordillera para casarse.

Se enamoraron en el Chile de la dictadura de Augusto Pinochet. Se reconocen católicos y le agradecen a Dios haberse encontrado. Hace 14 años viven en Mendoza, única provincia del país en la que un gobernador habilitó la “objeción de conciencia” (una trampa ilegal) para evitar el casamiento entre personas del mismo sexo. Jaime Zapata (52) y Giorgio Nocentino (44), ambos chilenos, son la pareja que podría transformarse en la primera de la Argentina en hacer realidad el casamiento entre personas del mismo sexo después de la sanción de la ley de matrimonio igualitario. Ellos no buscaron pasar a la historia por ser los primeros en disfrutar la igualación de derechos, sino que el azar burocrático así lo quiso, pero entienden que la celebración del próximo sábado será una “gran responsabilidad” porque estarán representando a “las personas que batallaron y se pusieron en campaña para lograr la igualdad”. Además de agradecer la lucha de las organizaciones de la diversidad sexual, Zapata reconoció que desearía agradecerle a la presidenta Cristina Fernández la posibilidad de casarse y vaticinó que muchos chilenos “cruzarán la Cordillera” para unirse en matrimonio, a pesar de que en su país, al igual que en toda América latina, esa unión no se les reconozca. La semana pasada, Amnistía Internacional llamó a los países latinoamericanos a “seguir el ejemplo” argentino.

El flechazo fue en el boliche Fausto, de Santiago, hace 22 años (“y siete meses”, precisó Nocentino) cuando la dictadura de Augusto Pinochet todavía se mantenía en el poder. Zapata contó que dos días después de aquella noche volvieron a encontrarse y desde entonces no se separaron. Por aquellos días, él trabajaba en Casa Cohen, una reconocida tienda de ropa masculina, donde atendió a diplomáticos y artistas como Cristian Castro, mientras Nocentino cursaba su segundo año de la carrera de Contabilidad en la Universidad Gabriela Mistral. Ambos viven aquel primer encuentro como una bendición. Nocentino resaltó: “Siempre le pedí a Dios que me dejara conocer a la persona que realmente me correspondía”; su compañero agregó que, aún hoy, cada día agradece “a Dios por permitirnos estar juntos”.

–Durante el debate por la ley de matrimonio igualitario, la Iglesia aseguró que Dios sólo bendice las parejas entre hombre y mujer –observó este diario.

–Hijos de Dios somos todos y no me lo va a negar ninguna autoridad de la Iglesia. Dios nunca va a dejar de ver con buenos ojos un acto de amor como el nuestro. Por eso, mi comunión con Dios es personal y nadie me la puede quitar. La cúpula eclesial no me representa –respondió Nocentino.

–Se han escuchado barbaridades eclesiásticas, intentando señalar la unión entre personas del mismo sexo como producto del diablo. Pero nuestra relación está creada por el amor, y el amor es obra de Dios –agregó Zapata.

Hace 14 años que Giorgio y Jaime le hacen sus promesas a la Virgen de Lourdes, que tiene su santuario en la precordillera mendocina. Primero, tuvieron que cruzar la Cordillera desde su Santiago natal. Fue en septiembre de 1988, el primer año en que vivieron juntos, cuando conocieron Mendoza. Pero en las vacaciones de verano de 1996 fue cuando se enamoraron “de la calidad de su gente, de su amabilidad”, confesó Zapata. Aquel verano cruzaron los Andes con un Mini Cooper modelo 1973 que no aguantó el esfuerzo y se quedó en el camino. “Nos encontramos con gente que nos dio una mano, nos brindó ayuda sincera y nos cautivó”, explicó Zapata. Además, los dos quedaron impactados con la Fiesta de la Vendimia. “Catorce días después, estábamos pidiendo la radicación en Mendoza”, relató Nocentino.

Después de 14 años en los que “no paramos de trabajar”, aseguró Jaime, y en los que reconoció que fue “cómodo” respecto de la militancia por la diversidad, llegó el día de pedir el turno en el Registro Civil. Fue el día posterior a la votación en el Senado y la respuesta fue que había que esperar a la promulgación. Después del discurso de la Presidenta el miércoles pasado, Giorgio fue otra vez el Registro y obtuvo un turno para el sábado 31. La intención no era ser la primera pareja en casarse, pero el Registro Civil mendocino toma el sábado como un día hábil y el plazo de la promulgación presidencial se habrá concretado el viernes.

–¿Qué creen que puede cambiar con el casamiento, después de tanto tiempo de convivencia?

–En nuestra vida cotidiana nada, seguimos siendo los mismos. A mi forma de ver, estoy casado hace 22 años. Sin embargo, la unión en matrimonio legaliza nuestra pareja ante el mundo. Hasta ahora, sentía frustración cuando pensaba en un futuro en el que yo o él faltáramos. Me quitaba el sueño que no pudiéramos tener decisión sobre el patrimonio que construimos juntos ni ser quienes tomemos las decisiones si el otro se enfermaba. Ahora, me puedo morir tranquilo –afirmó Nocentino.

–¿Qué significa para ustedes ser la primera pareja homosexual en casarse con la nueva ley?

–Muchas personas homosexuales y heterosexuales batallaron y se pusieron frente a una campaña por lo que somos y por conseguir nuestra igualdad ante la ley. No pude participar a la par de ellos, anhelaba disfrutar este derecho aunque no creía que fuera posible. Por eso, ser los primeros en casarnos es una gran responsabilidad para demostrar que amamos y merecemos ser amados.

Informe: Nahuel Lag.

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Giorgio Nocentino, diseñador de ropa, y su pareja, Jaime Zapata, en su taller de Mendoza.
 
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