SOCIEDAD › UNA JOVEN CORDOBESA DE 18 AÑOS FUE ASESINADA EN CALIFORNIA

El crimen que terminó con un sueño

Ornella Macari había llegado a EE.UU. hace un año y medio con su familia. El jueves fue asesinada a la salida de su trabajo, un local de Burger. Sospechan de algún allegado a la víctima.

Para Ornella Macari, una joven cordobesa de 18 años, el sueño americano terminó cuando apenas había comenzado. Hace un año y medio llegó a California con su familia, consiguió trabajo y en poco tiempo logró comprarse una cámara fotográfica profesional. El jueves último, cerca de la medianoche, fue asesinada al salir de su empleo, en un local de Burger King de la ciudad de Downey. Aunque aún no se conocen los resultados de la autopsia, no se encontraron heridas de armas en su cuerpo y se cree que habría muerto estrangulada. La policía busca al asesino en su entorno íntimo y una de las hipótesis es que habría sufrido un intento de violación. “Vinimos a Estados Unidos cuando la situación económica en la Argentina se puso insoportable, vinimos en busca de un futuro mejor y ahora volvemos destruidos. Ya no queremos estar más en este lugar. Nos volvemos a Villa Carlos Paz”, dijo a Página/12 Gabriel Ramallo, marido de la madre de Ornella Macari. En los próximos días, ambos regresarán a Córdoba con el cuerpo de la chica.
Ornella no había cumplido los 18 cuando se fue con su mamá y su padrastro a los Estados Unidos. Los tres son de Villa Carlos Paz, donde vivían en una buena situación económica hasta los primeros meses del 2001. Fue antes del 20 de diciembre, pero ya con el corralito a cuestas, que la familia decidió irse. “Ya no dábamos más y eso que todavía faltaba lo peor”, contó Ramallo, que en aquel momento perdió el único contrato que mantenía viva su empresa de capacitación en informática.
Llegaron a Downey y diez días después ya ganaban 2500 dólares por semana, contó el hombre. “Ornella empezó a trabajar en Burger King con la idea de juntar algo de plata, pero no le gustaba mucho vivir aquí”, recordó. Extrañaba a la familia que había quedado en Córdoba, especialmente a su hermana mayor, de 21 años, que se había quedado en la Argentina para terminar su carrera universitaria. Ornella le mandaba plata todos los meses desde Downey y ahorraba, además, porque planeaba volver para visitarla. “Mientras trabajaba en la cocina de Burger, estudiaba inglés y soñaba con ser fotógrafa. Había juntado plata y el lunes pasado se compró una cámara profesional. Pero nunca la llegó a usar”, lamentó Ramallo.
Ornella trabajaba siempre de día, pero el jueves pasado cambió el turno con una compañera y se quedó hasta el cierre del local, después de las 23. Poco antes llamó a su casa y le pidió a su madre que no la fueran a buscar, que quería caminar para ver la luna llena de esa noche. Entre su trabajo y su casa hay apenas unas diez cuadras. Pero después de la medianoche, la madre llamó a la policía porque su hija no había llegado. Enseguida comenzó el operativo en el que participaron policías y agentes del FBI, tras la pista de un posible secuestro. Después de rastrear las llamadas del teléfono celular de la chica, encontraron el cuerpo recién doce horas después, a un costado de la Orange Freeway, un camino ubicado a la altura de la ciudad de Brea y cercano al predio de Disneyland Adventure. Llegar a ese lugar lleva al menos 25 minutos en auto, por lo que se cree que el asesino la obligó o convenció para que suba a un vehículo cuando salía de trabajar.
A pesar de que las estadísticas de la policía de Downey registran el último crimen de este tipo quince años atrás, los habitantes de esta ciudad californiana disienten en un hecho fundamental: “Puede que estos asesinatos no sean comunes, pero no porque acá no pase nada sino porque es tan peligroso que a nadie se le ocurre salir a las 11 de la noche caminando”, relató Norma Martínez, una mujer argentina residente en Downey. “Uno vuelve del trabajo, se encierra y sólo sale de su casa en auto. Acá no se puede andar de noche. Sobran psicópatas, por eso se maneja la hipótesis de un loco que haya querido violarla. La vio caminando sola y se la llevó. Sobran los locos, y si sos negro o latino, sobran policías”, agregó la mujer, que es madre de Gonzalo Martínez, el joven de 26 años acribillado hace un año por la policía local, un crimen que quedó registrado en la cámara de un aficionado. Tras el crimen de Ornella, la policía, el FBI y los habitantes de Downey buscan al homicida. “No vamos a parar hasta que el asesino esté preso. Vamos a la Argentina con el cuerpo de la niña y volvemos acá. Aunque nuestro deseo es volver a vivir en Carlos Paz, nos vamos a quedar en los Estados Unidos hasta que el asesino sea ejecutado”, confesó Ramallo desde California con la voz quebrada. Y agregó: “Ella era una personita muy especial, no merecía un mundo como éste. Extrañaba a la familia, pero sabía que en la Argentina con eso no se comía. Lamentablemente acá, con su trabajo, podía acceder a cosas que allá no hubiera podido”.
Aunque sucedió el jueves pasado, la noticia se conoció en la Argentina recién ayer. “Se fueron de la Argentina cuando su economía colapsó”, publicó el sábado, un día después de que apareciera el cuerpo de Ornella, el diario Los Angeles Times. Allí, un amigo de la chica entrevistado por un cronista la describió: “Le encantaban el rock y los libros, leía a Gabriel García Márquez y a Federico García Lorca. Coleccionaba plumas de aves y caracoles, y extrañaba a su perrito dálmata, que quedó en Córdoba a cuidado de su hermana”.

Producción: Paula Bistagnino.

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Una de las últimas imágenes de Ornella, con un amigo, en su casa de Downey, California.
 
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