SOCIEDAD › PEDIDO DE INFORMES AL GOBIERNO DE MAURICIO MACRI POR LOS CURSOS A MAESTROS PORTEÑOS

El arte de capacitar docentes con meditación

Maestros y profesores de distintos centros educativos de nivel inicial denunciaron que fueron obligados a realizar cursos de “meditación y relajación”, que serían impulsados por una fundación.

 Por Eduardo Videla

Mauricio Macri firmó el convenio con Sri Sri Ravi Shankar en mayo de 2008.

Como parte de la capacitación a los docentes de escuelas de gestión estatal, el gobierno de Mauricio Macri ofrece jornadas de “meditación y relajación”. Para ese propósito, contaría con los servicios de la fundación El Arte de Vivir, que encabeza Sri Sri Ravi Shankar, un líder espiritual nacido en la India, que estuvo hace cuatro años en Buenos Aires para firmar un convenio con el jefe de Gobierno de la Ciudad. Docentes porteños de distintos establecimientos educativos cumplieron, en ocasiones de manera compulsiva, jornadas de “capacitación” que consistían en hacer ejercicios de meditación en aulas iluminadas con velas y aromatizadas con sahumerios. La diputada porteña Delia Bisutti presentó un pedido de informes para que el gobierno dé explicaciones sobre el asunto. “Es un despropósito total que en una escuela les obliguen a los docentes a hacer este tipo de cursos, en algunos casos pagos, que nada tienen que ver con la formación pedagógica de los maestros”, dijo la legisladora a este diario. Desde el Ministerio de Educación aseguraron que esa cartera no celebró ningún convenio con esa fundación.

La Fundación El Arte de Vivir firmó el 13 de mayo de 2008 con el Gobierno de la Ciudad un convenio marco de colaboración para “promover el mejoramiento de la calidad de vida de la ciudad”. En una de sus cláusulas, el acuerdo establece que “la Fundación y el GCBA, de común acuerdo, diseñarán y desarrollarán programas para la reducción de la violencia en escuelas y barrios; programas para la asistencia de grupos en zonas de riesgo”, para “la reducción del estrés laboral para todos los empleados públicos” y la “atención en hogares de transeúntes”. También propone “campañas de concientización de limpieza de la ciudad”, que si se implementaron no dieron mayores resultados. Previsor, el convenio también contempla “programas para reducir la violencia y la agresividad en las futuras cárceles de la ciudad”. El convenio, que no aclara si las actividades de la fundación serán remuneradas o gratuitas, lleva la firma del jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

La fundación, con amplio predicamento entre “famosos”, tiene en su organigrama como vicepresidente, a Juan Manuel Mora y Araujo –la presidenta es la española Beatriz Goyoaga– y como cofundador a Ignacio Escribano, quien además es músico y ha actuado con su grupo Indra en eventos organizados por El Arte de Vivir.

El desembarco de los cursos que impulsa la fundación en escuelas porteñas data de febrero de 2011, aunque los últimos casos se registraron en marzo de este año. En todos los casos estaban destinados a docentes de nivel inicial o jardines de infantes que, de acuerdo con el criterio de las autoridades porteñas, parecen ser los más estresados.

Las maestras del jardín maternal Nº 8, ubicado en Bonpland y Córdoba, fueron convocadas por la supervisora del Area Inicial, en febrero del año pasado, antes del inicio del ciclo lectivo, para hacer un curso de meditación y yoga, de cuatro clases de duración, con el objetivo de “mejorar las relaciones institucionales”. Los encuentros, a cargo de dos personas que se presentaron como integrantes de El Arte de Vivir, se hicieron en el turno de la mañana, por lo que los docentes del turno tarde tuvieron que asistir fuera de sus horarios de trabajo. Aseguran que tuvieron que pagar honorarios, pero que la fundación les hizo un descuento: el curso terminó costando 130 pesos por cabeza.

“Los cursos de capacitación que hacen los docentes deben estar relacionados con el proyecto educativo, se hacen dentro del horario de trabajo y son gratuitos”, observó la diputada Bisutti.

De acuerdo con las denuncias que llegaron al despacho de la legisladora, en noviembre del año pasado, en el mismo distrito escolar, al finalizar una jornada de intercambios de experiencias educativas, otra vez las docentes recibieron la oferta de personas que dijeron pertenecer a la fundación: una clase de meditación, respiración y relajación, esta vez para las docentes de todos del jardines de infantes del distrito. La propuesta sorprendió a las maestras, al punto que dos de ellas le pidieron explicaciones a un funcionario que estaba presente en el lugar: el entonces titular de la Unidad de Apoyo a la Comunidad Educativa, Maximiliano Gulmanelli. El funcionario –hoy director general de Educación de Gestión Estatal– prometió informar sobre la situación en el ministerio. Pero las docentes no recibieron respuesta.

A partir de esos datos, el sindicato UTE-Ctera y asesores legislativos iniciaron un relevamiento en distintas escuelas de la ciudad para determinar si se trataba de casos aislados o circunscriptos a un distrito escolar. Así, hallaron una serie de situaciones ocurridas en centros de Primera Infancia –jardines de infantes que funcionan en zonas desfavorecidas de la ciudad y dependen de la Subsecretaría de Inclusión– donde “las docentes fueron convocadas a realizar una jornada de capacitación obligatoria sobre lenguaje y comunicación”, relató Bisutti a este diario.

La convocatoria fue en marzo de este año: hubo un día de suspensión de clases para cumplir con la jornada. “Lo que primero les llamó la atención fue que la reunión se hacía en una sala en penumbras, iluminada con unas velas y aromatizada con sahumerios. El curso estaba a cargo de dos señoras que distribuyeron materiales de la Fundación El Arte de Vivir.”

El curso involucró a docentes que trabajan en dos salas de Primera Infancia del barrio Ramón Carrillo, otras dos del Jardín San Cayetano, del barrio Los Piletones, y dos salas más del barrio Los Pinos, en el Bajo Flores. En este caso, los cursos estaban promovidos por la coordinadora de Primera Infancia del Ministerio de Educación, Cinthia Kutika. Su área depende de la subsecretaria de Inclusión Escolar, Soledad Acuña, y de la flamante Gerencia Operativa de Primera Infancia, a cargo de Cristina Gorch. “Sabíamos que se habían hecho tres reuniones antes que la nuestra y estábamos prevenidos. Los compañeros nos advirtieron que al final terminaban bajando línea”, comentó una docente a este diario. El curso tuvo un final abrupto cuando las docentes, después de cuestionar la metodología y los contenidos, se levantaron y se fueron (ver aparte).

En el Ministerio de Educación dijeron desconocer la existencia de los cursos, aseguraron que esa cartera no celebró convenios con El Arte de Vivir, y prometieron iniciar averiguaciones.

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