SOCIEDAD › DENUNCIA CONTRA LA EMPRESA DEL CRUCERO HUNDIDO EN ITALIA

Barcos que navegan en peligro

Los querellantes contra la Carnival Corporation sostienen que los otros cruceros de la compañía también tienen riesgos de hundirse porque están mal construidos. El capitán Francesco Schettino permanece en prisión domiciliaria.

 Por  Por Elena Llorente

Desde Roma

Dos estudios jurídicos, uno de Estados Unidos y otro de Italia, que representan a unas 115 personas de distintos países, entre familiares de las víctimas y sobrevivientes del naufragio del Costa Concordia, amenazan con mandar a la quiebra a la flota entera de la estadounidense Carnival Corporation, la empresa propietaria del crucero hundido, y la acusan de serias fallas en el diseño de los barcos. En el naufragio, el 13 de enero pasado frente a la isla del Giglio, murieron al menos 30 personas.

En una rueda de prensa en Roma, el abogado estadounidense John Arthur Eaves explicó que inició ante el tribunal de Los Angeles una nueva acción legal contra la Carnival Corporation porque el “Costa Concordia fue proyectado de manera incorrecta, tratando de embarcar miles de pasajeros en detrimento de la seguridad de todos ellos”. Según el abogado, se ha permitido a los astilleros construir naves pesadísimas y demasiado altas –pueden tener más de cinco o seis pisos externos– que pueden darse vuelta o inclinarse mucho más fácilmente que las naves viejas, porque estas además tenían una línea de inmersión mucho más profunda.

Según los abogados, el grupo de expertos que ellos consultaron, de los cuales no quisieron revelar los nombres hasta ver si la Justicia de Los Angeles acepta las motivaciones y revelarlos en primer lugar ante ese tribunal–, concuerda en sostener que cuánto más profundamente una nave está inmersa en el agua, más estable es en caso de roturas en el casco. El razonamiento no parece del todo descabellado porque el Costa Concordia, en una maniobra poco prudente de su capitán, Francesco Schettino –hoy en prisión domiciliaria–, se llevó por delante un escollo que estaba bajo el agua, lo que provocó una falla de más de 70 metros en el casco. La nave comenzó a inclinarse poco tiempo después. Schettino fue acusado de acercarse demasiado a la costa para hacer lo que hacen muchas naves en Italia, pero que debería estar prohibido, el inchino o “saludo”. Según los expertos, el Titanic, construido y hundido hace cien años al atropellar un iceberg sumergido, pesaba la mitad del Costa Concordia, era 18 metros más bajo y transportaba la mitad de los pasajeros. Pero se sumergía en el agua el doble de la nave de la Carnival. Así fue, dijeron los abogados, que el Titanic se mantuvo estable por muchas horas mientras el Costa Concordia se empezó a inclinar luego de 20 minutos.

El Costa Concordia se encuentra todavía medio hundido frente a las costas de Toscana, en el mar Tirreno, pero ya se construyeron una serie de plataformas submarinas y otros elementos que permitirán reflotarlo para ser arrastrado hasta los astilleros.

Los abogados explicaron que la empresa está intentando convencer al público de que se trató de un caso aislado pero, dijeron, no es así, y presentaron algunas cifras, como que 16 barcos de cruceros se hundieron desde 1980 y, desde 1990, 79 tuvieron incendios y 73 chocaron.

Eaves dijo que la industria de astilleros tiene un lobby muy potente dentro del Congreso de Estados Unidos y que no se respetan las normas establecidas en 2008 por la Organización Marítima Internacional (IMO) para los barcos de cruceros. “Es necesario aprovechar esta oportunidad para que se hagan una serie de cambios a nivel de las empresas de cruceros. Pero para eso se requiere una acción internacional conjunta”, dijo. Pietro Ilardi, el abogado italiano, contó que el 80 por ciento de sus clientes no son italianos y entre los italianos hay varios miembros de la tripulación.

“Con todo esto estamos tratando de decir que no nos detendremos. Porque creemos que la mayor parte de los barcos de cruceros son obsoletos y comprometen la seguridad de los pasajeros. Son una especie de cofres flotantes”, dijo Eaves, asegurando que ningún barco fue controlado desde que se aprobaron las nuevas normas de seguridad. El IMO, por ejemplo, establece en 30 minutos el tiempo máximo para evacuar la nave. Pero el Costa Concordia (construido en 2005) era muy grande, sus pasillos eran un laberinto que impidió a mucha gente llegar a tiempo a sus lanchas de salvataje. “Hubo mucha confusión. Yo sabía que, como miembro de la tripulación, tenía que hacerme cargo de un bote de salvataje y embarcar a la gente. Solo que los pasajeros, sabiendo que yo trabajaba como maquilladora en el barco, no me creían y no querían subir”, contó en la rueda de prensa Stefanie Schaefer, una muchacha alemana de 24 años que al final terminó tirándose al agua y nadando hasta la costa, como hicieron otros pasajeros, incluso una argentina.

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El Costa Concordia se hundió el 13 de enero pasado frente a la isla del Giglio.
Imagen: AFP
 
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