SOCIEDAD › MANGERI ACEPTó DECLARAR ANTE LA JUSTICIA Y REITERó QUE ES INOCENTE

Con cinco meses de atraso

El portero acusado por la muerte de Angeles Rawson dijo que “nunca me aprovecharía de una menor”. Sobre las marcas en su cuerpo, argumentó que fueron producidas por una caída desde una escalera. Esta vez ya no habló de las supuestas torturas. Las contradicciones.

 Por Raúl Kollmann

Jorge Mangeri dijo ayer que las lesiones que tenía en su cuerpo en los días posteriores al asesinato de Angeles Rawson fueron producto de una caída de una escalera cuando estaba pintando. La versión se contradice con varias que sostuvo antes: que lo habían torturado dentro de un patrullero en el que primero dijo que lo habían picaneado, luego que lo quemaron. Ahora no menciona más al patrullero. Pero además, resulta poco creíble que las 33 marcas que tenía en el cuerpo se originaran en una caída y para colmo Mangeri tuvo un lapsus: “Me hice esos arañazos (sic) en la caída por unos clavos”. Justamente la acusación sostiene que las lesiones son producto de los rasguños que le infligió Angeles al defenderse. La explicación fue parte de su declaración indagatoria de ayer, pero es un ejemplo de la debilidad de su defensa frente al cuerpo de pruebas presentadas por el juez Javier Ríos, los fiscales Paula Asaro y Fernando Fizser y el abogado de la familia de Angeles, Pablo Lanusse. Todo va camino al cierre de la instrucción, la elevación a juicio oral con imputaciones que podrían llevarlo a la pena de reclusión o prisión perpetua.

Después de cinco meses, Mangeri aceptó responder preguntas y sostuvo durante cuatro horas que es inocente, que no es un violador ni abusador y que –según dijo– “nunca me aprovecharía de una menor”. Rechazó los dichos de algunas mujeres que declararon en la causa y que afirmaron que les hizo propuestas sexuales: una empleada de una inmobiliaria que sostuvo que le ofreció dinero para bajar al sótano y una empleada doméstica que afirmó que renunció a su trabajo por las insinuaciones del encargado.

En cualquier caso, Mangeri reiteró su versión de que no vio a Angeles esa mañana y que, por lo tanto, no puede entender cómo es que se encontró su ADN completo debajo de una uña de la joven, su ADN incompleto en otros dos dedos y su ADN también incompleto en la soga con la que estaban atados los tobillos de la adolescente. ADN incompleto significa que por el deterioro del cuerpo no se pudieron determinar los 21 marcadores genéticos, sino en algún caso ocho, en otro diez, once o doce. Los que se pudieron determinar coinciden con Mangeri.

En el terreno de las pruebas científicas, la defensa del encargado, a cargo de Miguel Angel Pierri y Marcelo Biondi, sólo pudo argumentar que podría deberse a contaminación de las muestras, pero esa pretensión fue rechazada por la Cámara. Intentarán plantearlo en el juicio oral, según lo anunciaron ayer.

La otra prueba científica tiene que ver con las lesiones del encargado. En este aspecto, lo de ayer fue un naufragio. Antes había dicho que estuvo pintando el lunes, el mismo día del asesinato de Angeles, pero ayer cambió y sostuvo que pintó el miércoles, lo que se contradice con lo que venía diciendo desde el principio, que estaba enfermo, descompuesto desde el martes, por lo que era incongruente que estuviera subido a una escalera, pintando el miércoles. Ese día, el miércoles, tendría que haber ido a declarar a la fiscalía, pero no lo hizo argumentando que estaba enfermo.

Respecto de las lesiones, primero argumentó que fueron producto de que lo picanearon dentro de un patrullero el viernes 14 de junio. Ahora manifiesta que fue porque se cayó de la escalera y se lastimó con unos clavos que había en la pared. Lo curioso es que del patrullero no habló más y su versión no es consistente: no tiene credibilidad que una caída produzca 33 lesiones, entre ellas una en la ingle, lo que supone que estaba con los pantalones bajados. Los médicos que lo revisaron sostuvieron en su momento que el encargado trató de borrar seis lesiones con un líquido cáustico. Ayer Mangeri dijo que se puso Pervinox, un desinfectante, pero la incongruencia es que el Pervinox no produce el efecto del líquido cáustico, que es lo que detectaron los médicos.

Para explicar por qué no fue a declarar a la fiscalía, donde le reclamaron que se presentara a contar los movimientos del edificio –cuando Asaro todavía apuntaba sus sospechas contra el padrastro de Angeles–, Mangeri dijo primero que no fue porque lo intimidaron desde un Polo negro. Inicialmente habló sobre que lo amenazaron con un cuchillo y una pistola, luego sólo con la pistola, cambió el día en que ocurrieron las cosas, también el lugar, porque primero dijo que era mientras baldeaba la vereda del edificio de la calle Ravignani, luego que era en el edificio de enfrente.

A lo largo de las cuatro horas, Mangeri se mostró lloroso, luego altivo, desafiante, después se sintió enfermo y así sucesivamente. El punto clave es que no tiene coartada, no puede explicar qué hizo esos días y está muy lejos de contradecir las pruebas científicas. A sus abogados se los veía resignados: “Vamos a dar la batalla en el juicio oral. En esta instancia ya no hay margen. Esta etapa se cierra con una acusación muy dura que trataremos de revertir”.

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Jorge Mangeri, al llegar a Tribunales para su demorada declaración ante el juez.
Imagen: Télam
 
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