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María Alejandra Espasiano tiene 30 años, es docente en la localidad bonaerense de Ayacucho y hasta anoche estaba internada en terapia intensiva tras ser víctima de un hecho tan dramático como extraño. Un hombre la secuestró, aparentemente por encargo. En un momento, la mujer intentó escapar y el delincuente le pegó un tiro en la mano y otros dos en la espalda, cuando Espasiano corría. El secuestrador fue perseguido por la policía y, cuando se vio rodeado, se suicidó de un disparo en la boca. Los investigadores analizan una llamada realizada por el secuestrador desde su celular y sospechan que se trató de un secuestro por cuestiones pasionales.
Espasiano regresaba de dar clases en una escuela de campo, en su ciclomotor, cuando divisó un Renault 18 detenido sobre la ruta 29 y con el capot abierto. Cuando se detuvo para ver si el conductor necesitaba ayuda, éste (después fue identificado como Máximo Ferra) la amenazó con un arma y la obligó a introducirse en el baúl. Durante el viaje, Espasiano gritó y pateó hasta que logró abrir el baúl. En ese momento, Ferra la amenazó y volvió a encerrarla. En un momento, la mujer escuchó que el secuestrador detenía el auto y se comunicaba por celular con alguien para decirle que el encargo ya había sido cumplido. Pero, cuando Ferra decidió abrir el baúl para que la víctima tomara aire, Espasiano aprovechó para intentar escapar. Forcejeó con él. El hombre le disparó, hiriéndola en una mano. La mujer echó a correr y Ferra volvió a gatillar, impactando dos tiros en su espalda. Luego huyó. Un automovilista que pasaba por el lugar auxilió a la docente y dio aviso a la policía. En la ruta 60 lograron cercar al secuestrador. Pero Ferra, cuando se vio rodeado, se descerrajó un tiro en la boca.