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El policía del caso Bragagnolo quedó procesado pero en libertad

La jueza lo acusó por “vejaciones” e “incumplimiento de los deberes”, dos delitos excarcelables. Por eso, el agente que intervino en la pelea tras la que murió Matías fue liberado.

Aunque falta conocer el resultado final de la autopsia para establecer, en forma fehaciente, la causa de la muerte del joven Matías Bragagnolo, la jueza María Teresa Salgueiro dispuso el procesamiento del agente de la Policía Federal Luis Villegas, sólo por los presuntos delitos de “vejaciones” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Como ambos son delitos excarcelables, Villegas recuperó ayer su libertad y dejó su celda en el pabellón 2 del penal de Marcos Paz, donde se encontraba detenido. Todavía sigue sin determinarse si el joven fue asesinado o si, en cambio, murió de un edema pulmonar, como determinó la primera autopsia realizada por el médico forense Fernando Trezza. A pesar de las dudas que persisten sobre la verdadera causa del fallecimiento, tanto la familia de la víctima como los defensores de los chicos que participaron de la pelea con Matías alentaban la idea del homicidio y de la responsabilidad de Villegas, que por ahora se mantiene al margen del hecho más grave, el supuesto crimen, si es que ocurrió.

La jueza Salgueiro consideró que el policía Villegas sometió a Matías Bragagnolo a malos tratos, durante la persecución hasta el edificio de la calle Ortiz de Ocampo al 2800, donde el joven se refugio de quienes lo perseguían y lo acusaban de haber robado un celular. El artículo del Código Penal sobre “vejaciones” sanciona con penas de “uno a cinco años de prisión” al funcionario público que en “un acto de servicio cometiera cualquier vejación contra las personas o les aplicare apremios ilegales”. La violación de los deberes de funcionario público tiene penas menores, pero todavía hay que ver en cuál de los artículos, del 248 al 253, es encuadrada la conducta de Villegas.

Lo que está claro, al menos en esta etapa del proceso, es que la jueza Salgueiro descartó que el policía haya incurrido en el delito de “abandono de persona”, equivalente al homicidio, por haberse retirado antes de que el joven se recuperara y por no haber tomado precauciones –según alega la familia de Matías– para garantizar su atención médica y prevenir cualquier ataque posterior de los muchachos que lo perseguían, con los cuales se había peleado antes. En fuentes allegadas a la causa se sostuvo que la jueza tuvo en cuenta los testimonios que indicarían que el SAME ya estaba en camino cuando el policía se retiró.

Como ya se dijo, el dato crucial para el destino de la causa es la nueva autopsia. La jueza Salgueiro ordenó a los peritos forenses que den a conocer los resultados finales una vez que estén completos todos los estudios que se realizaron. Entre otros, se hizo un análisis toxicológico para precisar si el joven consumió alcohol y algún tipo de energizante. Se piensa que el chico podría haber tenido alguna afección cardíaca que podría haber determinado su muerte, producto del estrés por la pelea y la persecución. El corazón del joven pesaba 380 gramos, es decir más que los 250 gramos de máximo que es el peso normal de una persona de su edad.

La familia Bragagnolo sostiene que a Matías lo mataron mediante una fuerte presión en el cuello. De todos modos, la primera autopsia había determinado que murió por un edema pulmonar y que el cuerpo no tenía signos de haber sido golpeado. La segunda autopsia fue coordinada por el médico forense de la Corte Suprema Osvaldo Curci. También participaron Trezza, Avelino Baratta –en representación de la familia Bragagnolo–, Mariano Castex –a pedido de la familia de uno de los chicos internados en el Instituto Roca por su supuesta intervención en los hechos– y Gustavo Burstyn, designado por los padres de otros de los adolescentes que están siendo investigados en la causa.

La autopsia es la pieza clave, porque todos los que participaron en el hecho han dado versiones contradictorias sobre cómo fue la secuencia de la pelea y la persecución. Al igual que Matías, varios de los sospechosos pertenecen a familias de buena condición económica.

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El policía federal Luis Villegas maltrató, según la jueza, a Matías en el hall del edificio.
 
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