SOCIEDAD › UN HOMBRE DE 79 AÑOS, ESTRELLA DEL VIDEO POR INTERNET

El ídolo geriátrico

Miles de personas siguen los videos que un jubilado inglés apodado “Geriatric1927” sube a la web. Se niega a dar entrevistas, dice que sólo quiere hablarles a sus amigos de la red y no tiene nada que decirle “al mundo en general”.

 Por Andrea Ferrari

El hombre tiene 79 años. Habla despacio, suele cerrar los ojos y por momentos da la impresión de que le falta el aire. Semejante personaje se convirtió en una de las mayores estrellas del video en Internet. Un par de meses atrás, Geriatric1927 –ése es el apodo que eligió– subió su primer y mínimo video, que ya fue visto por dos millones de personas. Recibió miles de respuestas y hoy tiene 30.000 suscriptos, gente que en su mayoría no supera los 25 años y que no quiere perderse palabra de lo que dice este jubilado británico que enviudó hace unos años y se aburría en su casa. Lo que hace frente a la cámara es básicamente contar su vida: la infancia, la juventud durante la guerra, su pasión por las motos y los blues, su familia. Al lado del ritmo frenético de la mayoría de los videos, lo suyo parece cámara lenta. Pero después de cada envío vuelven a llegar centenares de mensajes que lo alientan a no abandonar con frases tipo “You rock, dude”, que vendría a ser algo como “Sos lo más, loco”. No es fácil entender por qué.

YouTube, el portal de videos que Google compró recientemente por 1650 millones de dólares, permite que cada usuario suba el material que se le antoje a la red. La mayoría de ellos son escasamente vistos y quedan sepultados en la masa de videos que se suma cada día, pero algunos logran ir más allá y se produce este tipo de fenómeno de fama fugaz. Geriatric, sin embargo, viene manteniéndose al tope de la popularidad, apoyado por sus numerosos admiradores, que parecen haberse enamorado perdidamente de este hombre que muchos quieren ver como su propio abuelo.

Hay que reconocerle a Peter (porque así se llama, Peter a secas: no quiso dar a conocer su apellido) un encanto muy británico. Suele estar vestido con camisa, clásico suéter cuello en y algunas veces corbata. A su espalda, se ve una típica pared de residencia de suburbio: empapelado con guardas celestes y amarillas.

Su debut fue un breve video que subió a YouTube en agosto. Primero aparecía el título “Quejas y refunfuños geriátricos” y luego se oía un blues. Porque la música es su segunda pasión, después de las motocicletas. Y entonces venía él, un anciano con un cierto sentido del humor y un acento muy british, hablando de su adicción por YouTube y su plan: subir videos donde se proponía mascullar un poco sobre la vida desde la perspectiva que le dan sus muchos años. “Ah, a propósito –decía al final–, soy tan viejo como parezco.”

Eso era todo. Dos minutos y siete segundos. La clave del furor fue, al parecer, que alguien del staff YouTube lo vio, Geriatric le cayó simpático, y lo puso a la cabeza de los recomendados del día. La reacción fue abrumadora. Hasta hoy ese video fue visto por dos millones de personas, recibió unas diez mil respuestas escritas y centenares en video, donde lo instan a seguir adelante, le expresan una adoración incondicional y le dicen que es lo más cool del mundo.

–Sos tan viejo –dice uno– pero me gusta.

También ha habido algunos tipos un poco más violentos que escupen el clásico fárrago de insultos cubierto de fuck you y lo instan a morirse lo antes posible, pero cada vez que aparece uno de ésos, el resto se ofrece generosamente a lincharlo.

Semejante adoración hizo que el corazón de Geriatric se sacudiera peligrosamente. Dos o tres videos más tarde, un día en que su casilla de mail traía 4700 avisos de mensajes, perdió toda la flema británica y hasta lloró mientras agradecía a sus seguidores.

–Estoy absolutamente abrumado y no sé qué decir. Esta experiencia de YouTube ha sido uno de los mayores avances y cambios en mi vida –dijo.

Los videos se fueron sumando y ya superan los treinta. Empiezan con el saludo que se convirtió en su marca:

–Good evening, YouTubers.

A eso ha seguido, por capítulos, el relato de su vida: servicio militar, su paso por la guerra, su casamiento, el negocio de motocicletas, la compra de la casa, dos hijos propios, uno adoptado, su vocación por el arte. Nada demasiado excepcional, en verdad. Aunque sólo la audiencia del primer video llegó a sumar millones, los fans no lo abandonan: cada uno es visto por cien o doscientas mil personas. En los mensajes le dicen que les recuerda a sus propios abuelos, que es admirable por su manejo de la tecnología, que sus videos provocan adicción. Cada tanto aparece algo como:

–¿Yo soy el único que se da cuenta de que esto es aburrido?

Pero queda sepultado por la masa de admiración. Un amigo armó un sitio web para él después de que aparecieran otros dos que usufructuaban su nombre y que surgiera alguien que ya vende remeras con la leyenda Geriatric1927. Por supuesto, las cadenas de televisión y los diarios lo buscaron desesperadamente, pero él les respondió que no estaba interesado en dar ningún tipo de entrevista. “Sólo quiero hablar con ustedes, YouTubers, que son mis amigos y a quienes les puedo contar todos mis secretos –dijo en un video–. No tengo nada que decir al mundo en general.”

Cuando las anécdotas personales empezaron a agotarse, optó por leer un par de cuentos que escribió años atrás. Quizás un poco largos. Alguien envió como mensaje:

–Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.

Pero fue una excepción: la mayoría de la gente volvió a decirle que es un genio, que no afloje, que lo aman, que se mueran los críticos. Ya pueden leerse por ahí teorías acerca de la forma en que Geriatric rompió la barrera comunicacional entre jóvenes y viejos o protagonizó la verdadera revolución democrática del video. Pero lo más probable es que el fenómeno acabe por agotarse en sí mismo dentro de no mucho tiempo. Entre tanto, Peter habrá hecho media centena de videos, por momentos un poco aburridos, que le habrán cambiado la vida.

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