SOCIEDAD

La ONU advierte sobre el abuso de “drogas lícitas”

Un informe de las Naciones Unidas alerta que el abuso de las “drogas lícitas” está por superar al de las ilegales. En la Argentina crece el uso indebido de productos para adelgazar.

 Por Pedro Lipcovich

El abuso de “drogas lícitas” –ansiolíticos, antidepresivos– está a punto de superar al de las ilícitas en el mundo, según el informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas. En Estados Unidos, donde el consumo de sustancias ilegales decreció entre un 10 y un 30 por ciento en los últimos diez años, “es motivo de grave preocupación el alto y progresivo abuso de sedantes, barbitúricos y estupefacientes de venta con receta por adolescentes y adultos”. Esto se vincula con el crecimiento del “mercado no reglamentado”, nutrido por “medicamentos robados, falsificados y vendidos por Internet”. El informe alerta también sobre el uso indebido de “anorexígenos, productos para adelgazar que suprimen la sensación de hambre”, pero que “pueden acarrear consecuencias mortales”. La Argentina figura como el segundo país en el mundo –luego de Brasil– en consumo de anorexígenos.

“Los medicamentos con receta tienen efectos similares a los de las drogas ilícitas cuando se toman en cantidades indebidas y sin supervisión médica. El estado de euforia que generan es comparable al que produce cualquier droga fabricada ilícitamente”, advierte la JIFE, y consigna que “en algunas partes del mundo, el abuso de medicamentos de venta con receta sobrepasó el de las drogas ilícitas tradicionales como la heroína y la cocaína. En Estados Unidos el uso indebido de estos medicamentos superó al consumo de todas las drogas ilícitas, con excepción de la cannabis”.

Entre 1992 y 2003, “el número de estadounidenses que abusan de medicamentos de venta con receta pasó de 7,8 millones a 15,1 millones. El uso indebido del analgésico oxicodona aumentó casi el 40 por ciento entre 2002 y 2005”, al punto de que, en el último año, “el 5,5 por ciento de los alumnos de último año de escuela secundaria lo consumieron”. La hidrocodona es consumida por “el 7,4 de los estudiantes universitarios norteamericanos”.

La misma tendencia se destaca en Europa, por ejemplo en Francia y Escandinavia; en esta última región, “la gran demanda de flunitrazepam (Rohypnol) se atiende cada vez más mediante la fabricación ilícita”. Así las cosas, “en América del Norte y Europa se registra un creciente número de defunciones relacionadas con el abuso de medicamentos de venta con receta, entre ellos el fentanil y la oxicodona”, señala el informe y observa que “el creciente uso de Internet como mercado de drogas a escala mundial contribuye a la propagación del abuso de estos medicamentos”.

También “en la Argentina estamos muy preocupados por el incremento de las ventas de medicamentos por Internet y propiciamos una legislación que la prohíba”, dijo a este diario Manuel Limeres, titular de la Anmat. De todos modos, “ese tráfico no es fácil de evitar, porque los sitios web pueden estar en cualquier parte del mundo; pero los puntos de venta se hallan en el país”. En todo caso, “si alguien compra un medicamento por Internet, no sabe qué le van a mandar en realidad”.

La JIFE también denunció “la ola de medicamentos falsificados que se observa en muchos países”, advirtió que el mercado ilegal “se abastece de medicamentos robados y de fármacos de fabricación ilícita” y recordó que, según la OMS, “del 25 al 50 por ciento de los medicamentos que se consumen en los países en desarrollo son falsificados”.

La Junta destaca, además, que “el uso indebido de anorexígenos está en aumento y puede acarrear consecuencias mortales”. Su consumo “puede crear dependencia y la sobredosis es muy peligrosa”. Las mayores tasas de consumo “se registran, en orden decreciente, en Brasil, Argentina, Corea, Estados Unidos, Singapur y Hong Kong”. El informe precisa que “en la Argentina, si bien el consumo de pemolina disminuyó debido a medidas de fiscalización más estrictas, el consumo de mazindol experimentó un fuerte aumento, alcanzando cotas mundiales sin precedentes en 2003-2005”.

Raquel Méndez, jefa de Psicotrópicos de la Anmat, dijo a este diario que “según nuestros datos, el consumo de anorexígenos en general no aumentó en los últimos años, y el de mazindol disminuyó desde 2005”. Lo seguro es que son peligrosos: “Generan adicción física y psíquica, causan un estado de excitación continuada y pueden producir paros cardiorrespiratorios. Nunca deben tomarse en simultaneidad con ansiolíticos, porque la combinación tiene efectos graves”, advirtió la especialista, y señaló que “a menudo los anorexígenos son incluidos en recetas magistrales” por médicos no siempre escrupulosos.

Al detallar el cuadro en las distintas regiones del mundo, la JIFE puntualiza que, en Estados Unidos (sin perjuicio del consignado abuso de fármacos), “se registró durante cuatro años consecutivos un descenso en el porcentaje de alumnos de escuelas secundarias que consumen drogas ilícitas, cuya prevalencia es de un 10 a un 30 por ciento menor que hace diez años. Se ha reducido notablemente el porcentaje de alumnos que dicen haber probado la cannabis”. Sin embargo, “el consumo de metanfetamina se ha convertido en un grave problema sanitario, policial y político”.

Los pacíficos canadienses prefieren la cannabis, cuyo uso entre personas mayores de 15 años “pasó del 6,5 por ciento en 1989 al 14,1 por ciento en 2004”. También en ese país “continúa en el ambiente rave el abuso de metanfetaminas”.

En América del Sur, el informe admite una “disminución de la superficie de cultivo de arbusto de coca en Bolivia y Perú” y un “aumento en Colombia, pese a la intensificación de las actividades de erradicación”. Sin embargo, la JIFE –tradicionalmente próxima a las posiciones de Estados Unidos– “observa con preocupación que el gobierno de Bolivia tiene prevista una política con miras a utilizar la hoja de coca en una amplia variedad de productos”. Como sea, “la droga que más se consume en América del Sur es la cannabis”.

También “en Europa la cannabis sigue siendo la droga más consumida”; la ha probado “el 6 por ciento de la población adulta de la Unión Europea”. Más en general, “en toda Europa hay una tendencia a reducir las sanciones penales por el consumo personal en favor de sanciones de tipo administrativo y, al mismo tiempo, a aumentar las sanciones de privación de la libertad por delitos de tráfico de drogas”.

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