SOCIEDAD › AUNQUE LA CRECIDA SE DETUVO EN SANTA FE, HAY 30 MIL EVACUADOS

Tres días para que baje el agua

Obeid desplazó al intendente de las tareas y dio un plazo de 72 horas para bombear el agua que inundó parte de la ciudad.

 Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe y Rosario

Jorge Obeid se puso ayer al frente del operativo de emergencia ante las inundaciones del cordón oeste de la ciudad de Santa Fe –el mismo que padeció la catástrofe del río Salado hace cuatro años– que ahora tiene seis barrios bajo agua, unos 30.000 evacuados, más de 60.000 damnificados y dos víctimas fatales en las últimas horas. “No quiero que nadie me la cuente”, disparó el gobernador y creó un Comité de Crisis que unificará las acciones de salvataje. Hasta aquí, el intendente y candidato a la reelección, Martín Balbarrey, había piloteado la crisis: declaró el “alerta rojo” en la franja oeste, ordenó la “evacuación preventiva” de los seis barrios y tuvo que poner la cara ante el caos que generó el éxodo masivo de santafesinos, sin asistencia y sin amparo. Por su lado, en Rosario no llovió y el arroyo Ludueña bajó su nivel notablemente. El río Paraná llegó ayer a los 5,40 metros “pero la situación está controlada, en especial en la zona del Mangrullo, donde se pusieron bolsas con arena”, informó Marcos Escajadillo, titular de Defensa Civil rosarina. El intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, se reunió con su gabinete y volvió a reclamarle asistencia económica al gobierno de Obeid por un monto de tres millones de pesos. “Más varios millones más que vamos a necesitar para reparar los daños en la infraestructura”, agregó.

El cortocircuito tuvo su detonante. La lentitud del desagote de la zona inundada, el mal funcionamiento de los equipos de bombeo y un fenómeno que alarmó aún más: el aumento del nivel del agua en los barrios del sur a pesar de que la lluvia concedió una tregua en los últimos días. Ahora, para Obeid, la prioridad uno será sacar el agua del cordón oeste lo antes posible y hasta le puso una fecha perentoria a la tarea. “Si el tiempo nos ayuda y no se presentan inconvenientes en las máquinas, el martes a la noche toda la ciudad de Santa Fe debería estar sin agua”, pronosticó el ministro de Asuntos Hídricos, Alberto Joaquín. Los inundados le tomaron la palabra.

Obeid asumió ayer el control de la situación. “No quiero que nadie me la cuente”, dijo al anunciar un Comité de Emergencia que tendrá una tarea clave: desagotar el cordón oeste de la ciudad lo antes posible y atender las necesidades de 28.000 personas que hoy mal viven en 172 centros de evacuados, según la estimación del intendente.

El gobernador relevó de responsabilidad a Balbarrey después de “detectar problemas en las casa-bombas”, dijo al diario El Litoral. Las casa-bombas son los equipos de bombeo fijos en las defensas a los que ahora se sumaron otros refuerzos que llegaron desde distintos lugares del país.

Desde ayer a media mañana se extraían 55 millones de litros por hora, así que según los cálculos del gobernador, se necesitarán no menos de 72 horas para desagotar la zona inundada en la franja oeste.

La apuesta fue ratificada después por el ministro de Asuntos Hídricos, Alberto Joaquín, quien anunció que “ya estaba seca el 50 por ciento de la superficie que había tenido agua en la ciudad”.

Joaquín confirmó que el agua ya no ingresaba más por el norte, proveniente de la zona rural y de distritos vecinos como Recreo y Monte Vera. “Los reservorios del norte han bajado su nivel en 20 centímetros y esto significa que no está entrando más agua de la zona norte”, insistió. Y allí le puso fecha al desagote. “Si el tiempo nos ayuda y no se presentan inconvenientes en los equipos de bombeo, el martes a la noche toda la ciudad de Santa Fe debería estar sin agua.”

El pronóstico del gobierno de Obeid desmintió al intendente Balbarrey, quien unas horas antes se excusó de ponerle fecha al fin de la crisis, porque “dependemos mucho de las lluvias. Hay gente que ya vuelve a sus casas, pero no se puede dar una fecha para precisar cuándo se van a desagotar los barrios del oeste”, comentó.

En la ciudad de Rosario y alrededores, las condiciones meteorológicas dieron ayer otro respiro a sus pobladores. Si bien durante la madrugada cayeron algunos milímetros, durante el resto del día no llovió y el caudal del arroyo Ludueña bajó notablemente. Sin embargo, en la cuenca del Ibarlucea las aguas se estabilizaron y no bajaron. Esto impidió el regreso masivo de los pobladores de Nuevo Alberdi. No obstante, unas 900 personas pudieron volver a sus casas, quedando evacuadas en los cuatro centros (el estadio cubierto de Ñuls fue cerrado) 1910 rosarinos.

En diálogo con Página/12, el jefe comunal admitió que durante la jornada de ayer “la situación mejoró bastante. Estamos mucho más aliviados. Por suerte prácticamente no llovió y mucha gente pudo volver a sus casas. El grueso, los habitantes de Nuevo Alberdi, todavía no pudieron regresar porque no bajaron las aguas del Ibarlucea. Pero somos optimistas, de mantenerse estas condiciones climáticas, seguro que mañana (por hoy) bajarán más las aguas y muchos podrán volver a sus casas”.

En ese sentido, el secretario rosarino de Promoción Social, Pedro Pavicich, precisó a este diario que quedaban evacuadas 1910 personas en los cuatro centros habilitados: el Batallón de Comunicaciones 121 del Ejército, el club Sportivo Avellaneda, el club Provincial y el Liceo militar de Funes. Por su parte, Escajadillo aseguró que la situación más delicada por la eventual crecida del Paraná es la zona del Mangrullo. “Pero la estamos monitoreando permanentemente, incluso pusimos bolsas con arena para evitar el avance de las aguas hacia el interior de las casas”, aseguró. A media tarde el intendente encabezó una reunión con sus más estrechos colaboradores. Allí, además de repasar el estado de situación, los funcionarios avanzaron en la estimación de los daños económicos estructurales como consecuencia del temporal. “Son varios millones de pesos, pero las cifras precisas las vamos a dar a conocer el martes”, anticipó el intendente a este diario.

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En la ciudad de Santa Fe, aunque la lluvia amainó, 30 mil personas aguardan que baje el agua.
 
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