SOCIEDAD › PRESENTAN UN PROGRAMA NACIONAL DE PREVENCION DEL SUICIDIO

Para saber detectar las alertas

El plan, avalado por el Ministerio de Salud, prevé capacitar a profesionales y movilizar los recursos de prevención de las comunidades.

 Por Pedro Lipcovich

El acto más solitario que pueda realizar un hombre, darse muerte, es sin embargo un acto de muchos: porque entre los determinantes del suicidio intervienen características de la familia o el grupo al que pertenece esa persona; también, si se quiere, porque cada muerte por mano propia deja huellas traumáticas en un promedio de seis personas allegadas al suicida. Estas cuestiones se plantearon en el marco de la presentación del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, que se efectuó ayer. El programa –avalado por el Ministerio de Salud de la Nación– procura capacitar a los profesionales que podrían detectar tempranamente los signos de alerta: es el caso de los médicos, el de los maestros. También, se propicia la movilización de los recursos de las comunidades: hace unos meses –según narró el titular de Salud Mental de la Nación–, la articulación de agentes comunitarios –especialistas en salud mental, maestros y hasta el vigilante de la esquina– logró frenar un “brote” de suicidios adolescentes en La Rioja. La presentación del nuevo programa se efectuó en el Día Mundial de Prevención del Suicidio, auspiciado por la OMS. Cada día, en todo el mundo, se suicidan 3000 personas.

El programa fue preparado por la Mesa Nacional de Prevención del Suicidio, integrada por profesionales y ONG dedicadas al tema, convocada por la Unidad Coordinadora de Salud Mental del Ministerio de Salud; se presentó en la Universidad de Palermo. Propone la evaluación, formación de recursos humanos y puesta en marcha de planes de prevención y asistencia a lo largo de diez años. Antonio Di Nanno, director de Salud Mental de la Nación, advirtió que “según datos internacionales, entre el 40 y el 60 por ciento de las personas que consuman el suicidio habían consultado a un médico en el mes anterior: entonces, es importante que el médico esté en condiciones de escuchar los síntomas que, en realidad, forman parte de un cuadro depresivo u otros que puedan apuntar a conductas suicidas”.

También los docentes pueden tener un papel importante: según la OMS, el suicidio es una de las cinco principales causas de mortalidad entre los 15 y los 19 años. “Tener ocasionalmente pensamientos suicidas no es anormal: el riesgo de suicidio en niños y adolescentes se presenta cuando la realización de estos pensamientos parece ser la única salida para sus dificultades”, puntualiza la OMS, que dio a conocer guías específicas sobre el tema para distintas profesiones. El peligro en niños y adolescentes se refleja a veces en “cambios repentinos o dramáticos que afectan su desempeño en la escuela o su comportamiento personal”, por ejemplo, “descenso general en las calificaciones”, “ausencias inexplicadas”.

Así, la prevención del suicidio requiere un compromiso comunitario. “En un barrio de la capital de La Rioja, hace pocos meses –comentó Di Nanno–, se había iniciado un brote de suicidios en niños y jóvenes: en el suicidio suelen darse fenómenos de imitación, fáciles de advertir en comunidades pequeñas. En el caso de La Rioja, el sistema de salud mental se puso en alerta y convocó a distintos sectores sociales: fue posible advertir, en esa comunidad barrial, situaciones de deserción escolar y violencia familiar vinculadas con los suicidios que se habían producido, lo cual permitió detectar precozmente el riesgo en otros jóvenes vecinos. Intervinieron incluso policías y bomberos, que, en barrios y ciudades chicas, tienen conocimiento y relación con el vecindario.”

Carlos Martínez –presidente de la Asociación Argentina de Prevención del Suicidio y profesor en la Universidad de Palermo– destacó que “el suicidio siempre es un fenómeno de grupo. Hay familias enteras que, al ser evaluadas mediante cuestionarios específicos, presentan características de riesgo. Existen bandas de jóvenes que exigen de sus miembros actitudes autodestructivas: cortarse, dañarse físicamente como requisito de aceptación”.

Es que “el suicidio admite múltiples determinaciones –puntualizó Martínez–: por eso, en cada caso de riesgo conviene examinar, no sólo la historia familiar, sino la historia de su pertenencia a instituciones. Por ejemplo, según estudios, la participación en el bullying –el maltrato escolar entre compañeros– y en el mobbing –acoso en el lugar de trabajo– son anticipadores de posibles conductas autodestructivas: el mayor riesgo corresponde a las personas que, en esas situaciones, alternan entre los lugares de víctima y de victimario”.

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Cada día, en todo el mundo, se suicidan 3000 personas, según advirtió ayer la OMS.
 
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