SOCIEDAD › UN CABO ACUDIO A UN LLAMADO Y FUE DETENIDO POR HURTO

SOS emergencia, vino el 911

Los vecinos de un edificio de Caballito llamaron por un robo. Acudió un patrullero de la 13ª. Un cabo fue descubierto por los vecinos llevándose objetos debajo de su chaleco antibalas.

 Por Carlos Rodríguez

Desde el domingo por la tarde está preso un cabo de la Policía Federal que le dio un uso atípico a su chaleco antibalas: debajo de él escondió un teléfono celular, un cargador de baterías, un cortaplumas y una lapicera. El dato que justifica la detención es que todos los objetos eran robados. El agravante es que el cabo, que pertenece a la comisaría 13ª, había llegado al edificio de la calle Nicolás Repetto 1135, en el barrio porteño de Caballito, para intervenir ante un asalto que se había producido en dos departamentos de la planta baja, en ausencia de sus moradores. “En los departamentos falta dinero (alrededor de 15 mil pesos), cadenitas de oro (...), son muy ratas, se llevaron una lapicera, un cargador de pilas, un Nextel...”, denunció ayer un vecino ante los periodistas. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si el dinero se lo llevaron los supuestos ladrones, a los que nadie vio, o el policía sospechoso. El cabo, acompañado por un oficial que fue pasado a disponibilidad preventiva por su responsabilidad jerárquica, aunque no habría participado en el robo, había llegado al lugar del hecho luego de que los vecinos hicieran dos llamados al número 911 de emergencias de seguridad.

“Es un hecho lamentable, pero los dos involucrados ya han sido sancionados. Cuando uno llama al 911 es para que vaya la policía y no para que ocurra todo lo contrario”, le comentó a Página/12 el comisario mayor Daniel Rodríguez, titular de la Dirección General de Medios de Comunicación de la Federal. El vocero oficial dijo que el único detenido es el cabo, quien está involucrado en una causa por “hurto”. Está preso e incomunicado en la Unidad 28 (la alcaidía del Palacio de Tribunales), a disposición de la jueza Ana López González. El oficial a cargo del móvil policial que concurrió al edificio de Caballito sólo fue pasado a disponibilidad porque intervino la División Asuntos Internos, a cargo del sumario policial que tramita en forma paralela a la causa penal.

Según Rodríguez, “al cabo sólo se le imputa el robo del celular y otros objetos”. Respecto del dinero, interpretó que “se lo llevaron los ladrones, que habían revuelto todo en los dos departamentos. De todos modos, el caso está en la Justicia, que es la que tiene que determinar las responsabilidades”. El hecho ocurrió en la tarde del domingo. Ese día hubo dos llamadas al 911 por el mismo caso. “La primera llamada fue a las 14.40 y la segunda unos minutos después. Cuando los policías concurrieron la primera vez no pudieron hacer contacto con el denunciante y se fueron. A los pocos minutos volvieron y entraron a los dos departamentos, uno de los cuales es el de la portería y el otro el departamento A. Los dos están en la planta baja”, explicó Rodríguez.

En la segunda ocasión, cuando los policías se retiraban, fueron interceptados por un joven de 25 años, sobrino de la dueña de uno de los departamentos. “Vos te estás llevando cosas de mi tía debajo del chaleco” antibalas, le dijo al cabo. El episodio fue ratificado, ayer por la tarde, por la tía del joven: “Uno de los policías salía todo transpirado y llevaba un papel dentro del chaleco. Mi sobrino le dijo: ‘Qué tenés ahí, qué te estás llevando’. El policía le respondió: ‘Nada, nada, agarré un papelito para secarme la transpiración”.

El domingo, durante el entredicho, varios vecinos intervinieron y le pidieron al jefe del operativo que revisara al cabo, que en un momento dado aprovechó un descuido para arrojar el Nextel debajo de una camioneta estacionada en la calle. Luego apareció un policía, que eludió identificarse y que, según los vecinos, dijo pertenecer a la misma comisaría 13ª. Como seguían las dudas y las acusaciones contra los dos policías que hicieron el operativo en la calle Repetto, finalmente intervino personal de la comisaría 11ª, que revisó al cabo y al oficial. Cuando le encontraron los objetos robados, el cabo fue detenido y su superior también, al principio, hasta que poco después fue liberado. Cuando se los llevaban, los vecinos aplaudieron.

La primera denuncia al 911, según los vecinos, se había hecho porque la puerta del edificio, de cinco pisos, estaba abierta porque le habían puesto una traba que le impedía cerrarse. En esa primera ocasión, la patrulla de la comisaría 13ª, según dijo el comisario Rodríguez, no pudo entrar a la casa y tampoco se contactó con la persona que había dado el alerta. En la segunda llamada, de acuerdo con la versión oficial, el cabo pudo entrar a los dos departamentos, que “ya habían sido robados” porque en el lugar “todo estaba revuelto”, aseguró Rodríguez.

El hallazgo de objetos robados en poder del cabo, que no fue identificado, fue constatado por tres testigos que no son del edificio.

Ayer, una de las damnificadas por el robo declaró ante la prensa: “No sabemos cómo entraron (a los departamentos). Lo único que sabemos es que de uno se llevaron diez mil pesos y del otro cinco mil. Quince mil pesos en total. Habían revuelto todo y cuando llegamos ya se había producido el robo y ya estaba la policía. A los ladrones nadie los vio”. La mujer, que tampoco quiso dar su nombre, consideró que en el caso “todos los policías se cubrieron entre sí, todo se tapó acá. Al cabo sólo lo revisaron de la cintura para arriba...”. Los vecinos dudan de la versión policial y creen que el o los policías se llevaron todo. “Nadie vio a los ladrones, nadie vio nada. Sólo a los policías.”

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La comisaría 13ª, en Avellaneda 1548, a la que pertenecía la patrulla de socorristas de lo ajeno.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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