SOCIEDAD › SUSANA VELAZQUEZ, ESPECIALISTA EN VIOLENCIA DE GENERO

“Es difícil de probar”

El abuso en un consultorio configura una situación donde la mujer puede sentirse vulnerable frente a la autoridad del profesional. Y así, el “no” se puede volver dificultoso.

 Por Mariana Carbajal

Frente a los abusos sexuales en los consultorios médicos, “puede que una mujer se sienta vulnerable, desprotegida y subordinada al poder que ostenta su abusador” y que esos sentimientos y vivencias le dificulten “la estructuración de un ‘no’ que frene las acciones abusivas”, explicó a Página/12 la psicóloga Susana Velázquez, especialista en violencia de género y docente de la temática en la UBA y la Universidad Nacional de San Martín. También destacó que se trata de un delito difícil de probar, “porque es la palabra de una mujer contra la de un profesional, y si es prestigioso, más difícil es. Es posible que ella se transforme en sospechosa y él en su víctima. Este proceso de inversión cierra, generalmente, a favor del abusador”, advirtió.

Velázquez es autora del libro Violencias cotidianas, violencia de género (Paidós, 2003). En uno de sus capítulos se refiere justamente a los abusos sexuales en los consultorios.

–Al conocer el caso de Neuquén, un médico ginecólogo me preguntó cuál es la diferencia entre un lance y un abuso.

–No es una diferencia que se deba establecer dentro del ámbito de una consulta médica. ¿Por qué? Porque no significa que una acción tenga mayor o menor gravedad que otra, sino que todas tienen en mayor o menor medida connotación sexual. Además, esas acciones no son “medibles” por el médico, a pesar de su intención, sino por el efecto que puede provocar en una mujer y, en este sentido, es importante “medir” el grado de malestar o perturbación que ella experimente. Cuando una mujer concurre a una consulta con un médico, requiere de él asistencia técnica para el problema de salud que la aqueja. Busca en este encuentro seguridad, confianza, idoneidad y apoyo profesional. Es así que se establece en ese encuentro una dinámica comunicacional en la que una (la consultante) tiene necesidad de asistencia y el otro (el médico) tiene los conocimientos para brindarla.

–¿Cuáles situaciones constituyen abuso sexual en un consultorio?

–El abuso sexual puede que comience a manifestarse en una serie de acciones precursoras de abuso, que constituyen un proceso que se puede ir desarrollando en diferentes momentos y tiempos: promover acciones o diálogos cargados de contenido sexual, actitudes seductoras, referencias inadecuadas al cuerpo de la mujer, comentarios y chistes de contenido sexual, acercamientos corporales inadecuados, rozamientos de los cuerpos, caricias, abrazos, miradas sugerentes, “juegos románticos”, etc. Esos avances sexuales constituyen abuso físico y mental de la mujer destinataria por parte de un médico, apoyado en su poder y una supuesta impunidad, posicionando a la mujer en una situación de perturbación y confusión.

–¿Qué impacto tienen estos casos en las víctimas?

–Una mujer puede quedar “entrampada” en una relación en la que la “idealización de su médico” juega un papel importante. Estos actos abusivos tienen un impacto importante en la subjetividad de todas las mujeres. Pueda que una mujer se sienta vulnerable, desprotegida y subordinada al poder que ostenta su abusador. El incurre en graves faltas éticas, mientras ella queda en una situación desfavorable y, muchas veces, sin saber cómo enfrentar lo que sucede por haber sido ubicada en un lugar de indefensión que conduce al desvalimiento y al desamparo. Es así porque el abusador incluye lo inesperado, lo insólito y vergonzante. Estos sentimientos y vivencias dificultarán la estructuración de un “no” que frene las acciones abusivas. La dificultad para estructurar un “no” puede estar vinculada con cierta “idealización” que se tiene de la figura profesional. Pero un “no” rotundo puede parar esas situaciones abusivas. No obstante, algunas mujeres logran frenar esos abusos de diversas formas, aunque la sensación de malestar por haber sido avasallada persistirá por largo tiempo.

–¿Qué consejos puede dar a las mujeres en este tema?

–En la atención de cualquier ámbito de salud un trato digno y respetuoso constituye un derecho que todas las personas deben tener. Lo que no se busca en la relación profesional-consultante es que el profesional ejerza conductas abusivas de connotación sexual: coacción, intimidación, abuso sexual, violación. Una forma de protección para las mujeres es aumentar la percepción de riesgo cuando las conductas abusivas del médico van en aumento (de acciones “casuales” a francas manifestaciones abusivas). También deben prestar atención a las propias sensaciones de malestar que, en un principio, puede no comprender por qué las experimentan.

–¿Es un delito difícil de probar?

–Sí, es un delito difícil de probar porque es la palabra de una mujer contra la de un profesional, y si es prestigioso, peor. Por el contrario, es posible que ella se transforme en sospechosa y él en su víctima. Este proceso de inversión cierra, generalmente, a favor del abusador. Por eso es importante que las mujeres que han padecido abuso sexual en el ámbito del consultorio hagan la denuncia correspondiente, e insistan en denunciar a estos médicos en los colegios y asociaciones profesionales correspondientes.

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