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Domingo, 13 de julio de 2003

“Proceso de depuración”

La mitad del personal está sumariado

Por C.S.

Uno de los grandes problemas para el control de los delitos aduaneros es la propia Aduana. Según denunciaron las cámaras de exportadores e importadores, el organismo “se encuentra copado por el accionar mafioso”. La Comisión de Economía de la Cámara de Diputados denunció primero a la AFIP, donde no fue escuchada, y luego a la Ufitco, la presunta existencia de una banda dentro de la institución dedicada “al contrabando escalonado a gran escala (ver Cash de la semana pasada). A pesar de las promesas de algunos de los directores generales que precedieron a Sbatella, nunca se sancionó a ninguna cerealera por las operaciones de triangulación y subfacturación. En Uruguay, una de las plazas utilizadas para esas operaciones, varias de esas firmas fueron multadas por operaciones de dumping, la contracara en aquel país de las operaciones de subfacturación en la Argentina. En la actualidad, más de la mitad del personal aduanero se encuentra sumariado, una parte con procesos penales en marcha. Apenas asumió, el nuevo titular de la DGA desplazó a la cúpula de la institución, pero la tarea continúa.
¿Qué cantidad del personal aduanero se encuentra sumariado?
–Los sumarios abarcan a 2400 personas de un total de alrededor de 4700. Desgraciadamente esto también tiene que ver con la cultura organizacional. Es mucho más fácil deslindar responsabilidades iniciando un sumario que sancionar de acuerdo a las atribuciones que tiene el funcionario. Entonces se generan sumarios cuyos procesos duran muchos años, 7 u 8, y que al final del camino no tienen sanción. Cuando uno analiza las jefaturas, encuentra que los jefes vienen con sumarios cargados sin resolver e incluso con causas penales. Si uno fuera prudente, no podría nombrar gente sumariada.
¿Qué se piensa hacer con este problema?
–En principio limpiar los sumarios. Esto significa terminar aceleradamente los procesos y ver cuáles son los verdaderos culpables de este esquema. Por otra parte hay que reabrir las vacantes que están congeladas desde 1994.
¿Es posible que la mayoría del personal sumariado quede afuera de la institución?
–Los que sean sancionados y los que tengan causas penales cerradas tienen que quedar afuera. Es necesario un proceso de depuración, pero aquí nos enfrentamos nuevamente a la restricción judicial, ya que muchas veces los sumarios internos no se pueden cerrar hasta que no se cierran las causas judiciales, que como dije, demoran años. Es un círculo vicioso.
¿Considera que será necesaria una decisión política fuerte?
–Parte de la razón por la que desplazamos a la conducción que estaba al frente del organismo, los tres subdirectores generales y del área de control, que controlaba la policía y el narcotráfico, tiene que ver con una visión de poner a la Aduana en línea con el nuevo proyecto político y económico. Y esto implica decisiones que pueden tener un costo político o ser cuestionadas por la “gente de la casa”, como la llaman acá.
El personal jerárquico desplazado era de carrera.
–Sí, pero de alguna manera vieron pasar todo esto que aquí sucedió y estuvieron en la jefatura. Uno no puede culpar a nadie, pero debe tomar decisiones.

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