Entre mañana y el domingo próximo se realizará la Fiesta del Teatro de la Ciudad de Buenos Aires, muestra competitiva que constará de doce espectáculos seleccionados entre 191, de la cual saldrán elegidas las tres obras que representarán a la región en la XXIV Fiesta Nacional del Teatro a celebrarse a fines de marzo en Resistencia, Chaco. Este encuentro, que en principio iba a realizarse tres meses atrás, fue postergado al impugnarse la preselección de obras: los elencos que habían presentado sus espectáculos en formato dvd pusieron en duda que entre el cierre de la convocatoria (el 24 de octubre) y la presentación del acta final (cuatro días después) el jurado, integrado por Kado Kostzer, Daniel Marcove y Gustavo Vallejos, pudiera examinar en forma exhaustiva el material reunido. En su momento, las autoridades del Instituto Nacional del Teatro, ente organizador del evento, suspendieron aquella preselección por haber detectado lo que definieron como “vicio de procedimiento”, en función de comprobar que no todos los jurados habían visto todo el material presentado. Fue convocado un nuevo jurado –esta vez elegido por los propios grupos que se presentaron–, integrado por la actriz Ana María Casó, el director Víctor Bruno y el crítico Pedro Espinosa.

Naturalmente, los doce espectáculos seleccionados en esta segunda oportunidad no coincidieron con la anterior nómina, si bien algunos de ellos se mantuvieron: “Tuvimos una gran responsabilidad porque debimos realizar una segunda selección, sabiendo que nuestra mirada sería diferente a la del anterior jurado. En esto pesa mucho la subjetividad –manifestó Casó en una entrevista con Página/12–. Siempre duele elegir, pero tratamos de llegar a un acuerdo sobre la base de la calidad y teniendo en cuenta que estuviese representada la variedad del teatro actual nuestro, tan diferente en estéticas y temáticas”, explicó. A partir de mañana, la actriz tendrá la nueva responsabilidad de seleccionar, junto a dos teatristas del interior, las tres obras ganadoras que representarán a la región en Resistencia, más dos espectáculos suplentes.

Casó, quien se desempeñó como jurado repetidas veces –entre otras, para Teatro Abierto, la Asociación Argentina de Actores y Proteatro–, aclara: “No tengo una formación académica sino que mi aporte viene desde la práctica misma”. Iniciada en la actividad a los 18 años, la actriz asegura haber hecho de todo: vestuario, escenografía, luces. “Desde allí veo aciertos y carencias. Pero en todos los casos me retroalimento viendo lo que hacen los demás”, subraya. Ser jurado de concursos de dramaturgia también le brindó una mirada de lo que se escribe en el país: “Hay cosas increíbles, como textos que resuenan a Beckett escritos en Tucumán y otros que recuerdan a Florencio Sánchez, de la provincia de Buenos Aires”, señala.

–Luego de ver los 191 trabajos presentados para realizar la preselección, ¿qué panorama tiene del teatro que se produce en esta ciudad en función de ese material?

–El trabajo del jurado es muy difícil, porque la primera selección hay que realizarla a través del video y eso requiere de un gran esfuerzo de concentración. Es tan vasta la producción de esta ciudad. El movimiento independiente, alternativo, se ha ido agrandando de manera extraordinaria. Hay mucha búsqueda pero también mucha confusión.

–¿A qué se refiere?

–No hay un trabajo demasiado profundo, a veces noto cierta desprolijidad. Muchas veces veo que no hay un buen manejo del espacio, a causa de la falta de experiencia. Y la estructura dramatúrgica no siempre es sólida: veo que hay excelentes ideas que no se terminan de plasmar. Otras veces, los textos no trascienden.

–¿Y en cuanto a la actuación?

–Yo creo que ese rubro es el que más se destaca. Tal vez falla la emisión vocal, pero hay muchísimos actores y actrices muy buenos. Un gran porcentaje de las obras son salvadas por las buenas actuaciones. Hay veces que uno ve estructuras dramáticas que cojean por todas partes; sin embargo son sostenidas por las buenas actuaciones del elenco.

–¿Hay actores mayores que muestran sus trabajos?

–Hay, pero en general son actores jóvenes. Muchos actores de mi generación, por ejemplo, se cansaron de resistir. Somos pocos los que quisimos permanecer en la profesión. Se han ido quedando y no generaron proyectos propios. Y ésa es la única manera, porque no se puede uno quedar esperando a que los teatros oficiales, los directores alternativos o los empresarios nos llamen.

–¿Se le ocurre una forma alternativa de realizar la preselección de la Fiesta?

–Yo llamaría a una muestra abierta: varios días en los que se puedan presentar libremente todos los espectáculos que quieran y que el jurado seleccione las obras que luego irán a la Fiesta Nacional. Aunque ya sé que eso costaría muchísimo...

–¿Qué piensa de los espectáculos que quedaron fuera de la primera selección?

–Yo entiendo lo que sienten los compañeros que no están en la nueva lista. Pero la mirada del nuevo jurado iba a ser diferente forzosamente porque en esto pesa mucho la subjetividad de cada uno. No niego la calidad de los espectáculos que quedaron fuera. Siempre duele elegir.

–¿Cómo definiría esta nueva selección?

–La selección refleja una gran variedad. Hay espectáculos que tienen un formato europeo en su construcción, otros que tienen que ver con una dramaturgia clásica argentina, unos trabajos integran canto, música y objetos, otros cruzan la danza y el teatro.

–¿Hay aspectos a destacar?

–Entre óperas primas y creaciones colectivas, hay un 70 por ciento de obras que habla sobre las relaciones de pareja y la vida en familia. Esto se viene dando, incluso, a nivel mundial. Pero hay otra coincidencia interesante y muy nueva. En esta selección hay varias obras en las que los varones hablan acerca de ellos mismos y muy seriamente. Durante años fuimos las mujeres las que hablábamos sobre lo que nos pasaba. Y en estos casos, son los hombres los que reflexionan sobre sus conflictos y sobre los mandatos que han recibido.