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Lunes, 21 de marzo de 2011

FúTBOL › OPINIóN

Desgraciada sensación de familiaridad

 Por Pablo Vignone

Cerramos estas páginas con una incómoda sensación de familiaridad. Ya estuvimos. Pasamos por aquí, nos detuvimos, sabemos qué viene hoy a continuación, lo que se publicará mañana.

Desde esa sensación de frecuencia, cabe preguntar: ¿qué más? Ya se hizo todo lo obvio, pero nunca lo que, parece, hay que hacer.

Ya propusimos, debatimos, argumentamos, discutimos. En páginas, estudios, foros, canales. Teorizamos, denunciamos, reclamamos, insistimos.

Con los resultados tristemente conocidos.

Si no fuera porque ya se declamó en innumerables oportunidades, habría que decir que es la hora de decir basta.

Basta.

Que dejen de echarle la culpa a la sociedad enferma, mientras enjuagan puertas adentro.

Si hay que jugar solamente con público local, que se juegue.

Si hay que descontar puntos, que se proceda.

Si el partido no debe reanudarse y ambos equipos pierden los puntos, que se cumpla.

Si la tragedia aconseja suspender el resto de la fecha, aunque los plazos vertiginosos del negocio deban aguardar bufando, que se decida alguna vez una medida a tono con la conciencia.

Si es necesario revisar el papel policial en las tramas de este reparto de utilidades, o en su relación con el principal socio del fútbol argentino, que es el gobierno nacional, por favor: adelante.

Que vayan en cana quienes lo merezcan.

Si es preciso intervenir la AFA, que se reflexione sobre el particular. ¿Temor a que la Argentina desaparezca del mapa futbolístico mundial? Una ingenuidad, teniendo en cuenta la inminencia de la Copa América.

Que alguien haga algo. De verdad.

En caso contrario, volveremos a encontrarnos, próxima víctima mediante, para revivir esta desgraciada sensación de familiaridad.

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