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Domingo, 28 de abril de 2002

Cien años de soledad rodada por Pynchon

Reproducimos a continuación la primera nota que se publicó en España (en el diario El País) cuando apareció Mantra, la segunda novela de Rodrigo Fresán.

Por Rosa Mora, desde Barcelona

Un amigo le dijo a Rodrigo Fresán que Mantra le parecía Cien años de soledad rodada por David Lynch. Algo de razón tiene. Por ejemplo, uno de los ejes de la novela es la historia/ antihistoria de una familia
mexicana, los Mantra, abducidos por una telenovela. Son muy diferentes de los Buendía de García Márquez, pero “les hacen algunos guiños a los fulgores del realismo mágico”, como explica
Fresán, aunque prefiere caracterizar al estilo de su última novela como “irrealismo lógico”.
Rodrigo Fresán nació en Buenos Aires en 1963 y ahora vive en Barcelona. Mantra, su segunda novela, ha sido editada en la colección Año 0, de Mondadori, dedicada a la literatura de viajes. La idea se le ocurrió al director literario de la editorial, Claudio López Lamadrid: encargar a siete autores de habla hispana escribir sobre siete grandes ciudades en los albores del nuevo milenio. El colombiano Santiago Gamboa, por ejemplo, ha escrito Octubre en Pekín, la crónica de un mes en la capital china. Los autores cobraron un anticipo a cuenta de derechos de autor y se fueron de viaje, con la única condición de que hablaran de la ciudad visitada y que ese “algo” tuviera que ver con la actualidad.
Fresán ha escrito una novela deslumbrante, tanto como la misma ciudad, sobre México DF. Cuando recibió el encargo, Fresán había perdido el original completo, devorado por un virus, de una novela, Kensington Gardens, situada en la Inglaterra victoriana. Y se fue al extremo opuesto, México. “Acepté el encargo porque sabía que podría combinar mis propias obsesiones con los rasgos tan marcados de México. Quise que la novela tuviera los mismos efectos que produce México, una ciudad llena de energía en la que el pasado está en el presente y el presente en el futuro.” Lo ha conseguido. Ciudad de México es grande, atomizada. La novela también. Es la historia de una ciudad, la de una familia y la de unos extranjeros.

El lenguaje LIM El protagonista es un muerto, obsesionado por los luchadores enmascarados, que observa su vida y su muerte por televisión y por eso Fresán utiliza el lenguaje LIM (Lenguaje Internacional de los Muertos): frases cortas, manía referencial, memoria selectiva, palabras que dijeron otros para que las repita uno, explica el escritor en el libro. “Sospecho que los muertos no pueden narrar como los vivos.” Y Mantra, en este sentido, es de una riqueza excepcional. Por ella desfilan Lowry, Dylan, Burroughs, Eisenstein, Bolaño, Huxley, Artaud, Karloff... Es un homenaje a los extranjeros que escribieron o filmaron sobre México, que lo convirtieron en un paraíso de la creación. Y hay muchas cosas más: cine de terror, ciencia-ficción, música, y muchas más cosas en 500 páginas que se hacen cortas porque el lector, puesto frente a un libro fascinante, no puede querer sino seguir leyendo.

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