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Jueves, 4 de septiembre de 2014

CIUDAD › LA SEñALIZACIóN DEL EX BATALLóN DE COMUNICACIONES 121 DEL II CUERPO DE EJéRCITO

El mural de la buena memoria

En un acto desarrollado sobre calle Lamadrid al 400, que reunió a sobrevivientes y militantes de derechos humanos, se fijó un cartel que explica que allí funcionó desde mediados de 1976 y hasta mayo de 1980 un centro de detención clandestino.

 Por Luis Bastús

El Centro Clandestino de Detención que funcionó durante la dictadura cívico militar en el ex Batallón de Comunicaciones 121 del Ejército quedó señalizado desde ayer como sitio de memoria histórica, en un acto desarrollado sobre calle Lamadrid al 400 y que reunió otra vez a ex detenidos y sobrevivientes, además de militantes por los derechos humanos y autoridades. "Hechos como éste son una manera de sanar", reflexionó Ramón Verón, como prisionero que fue de ese chupadero y como actual subsecretario provincial de Derechos Humanos. "Estas decisiones no tienen partidos, compete a la identidad ética y moral de un pueblo que no quiere olvidar para no repetir este horror", definió Judith Said, titular de la Red Federal de Sitios de Memoria, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

El acto se realizó frente al mural alusivo que miembros de la agrupación H.I.J.O.S. pintaron sobre el muro del ex predio militar. Allí dibujaron el portón que se abre hacia el abismo, en el sitio exacto donde estaba un ingreso secundario por donde entraban y salían los vehículos de los grupos de tareas. A eso remite la cola de un Ford Falcon verde empotrado en los ladrillos, entrando al chupadero que funcionó en el Pabellón B, a un par de metros de la calle, sólo escondido por el largo muro y los plátanos añosos. A un lado fijaron el cartel que señaliza el sitio y explica que allí funcionó desde mediados de 1976 y hasta mayo de 1980 un centro de detención clandestino que el aparato represivo del II Cuerpo de Ejército denominaba Lugar de Reunión de Detenidos Subversivos (LRDS). El descubrimiento formal del cartel corrió por cuenta de las Madres de Plaza 25 de Mayo Chiche Massa y Norma Vermeulen, y deparó uno de los picos de emotividad.

La señalización como sitio de memoria está determinado por ley nacional nº 26691 y decreto provincial 481/13, y el caso del Batallón 121 fue el primero en Rosario en ser identificado como tal. "Esto se enmarca en la política nacional de preservación y señalización de los ex centros clandestinos de detención y otros espacios vinculados con la represión ilegal", señaló Said. "Que esto sirva para que en el futuro sepan que hay castigo, que hay memoria. Queríamos un país sin pobres, por eso nos torturaron y nos desaparecieron. Por eso levantemos siempre la consigna de memoria, verdad y justicia", exhortó.

Olga Moyano, sobreviviente de ese pabellón, calificó la ocasión como "un día memorable". Contó que el lugar funcionaba como paso previo a ser presos reconocidos por el Poder Ejecutivo. "Veníamos de los chupaderos, nos tenían unos días vendados, hasta que nos hacían el Consejo de Guerra. Había 10 celdas, y las mujeres estábamos también vigiladas por hombres. Acá ya nos dejaban tener contacto con la familia, recibir cartas, aunque en el destino debía estar bien aclarado "LRDS". Luego nos mandaban a las cárceles a cumplir condena. Como dijo Galeano, recordar es volver a pasar por el corazón. Por los que no están, por los desaparecidos, compañeros presentes, ahora y siempre", finalizó acompañada en coro por el resto de los presentes, y ante la mirada tímida de algunos vecinos.

También habló el fiscal federal Juan Murray, quien asistió junto a sus pares Adolfo Villate, Gonzalo Stara y Federico Reinares Solari. Anticipó que la decisión de la Procuraduría General de la Nación es llevar a juicio a "los responsables impunes que aún quedan, las jefaturas del Batallón 121 y del Batallón de Arsenales de Fray Luis Beltrán y los oficiales de la plana mayor".

"Aquí funcionaba la tropa de los grupos de tareas. Salían de acá, aunque el diseño era en Córdoba y Moreno. Acá estaba el apoyo logístico, los operativos eran desde acá. Sólo que tras la caída de los otros CCD, Quinta de Funes, Calamita, Magnasco, entonces recurrieron a Fábrica de Armas y luego acá", contó Verón. "En nuestro caso fue el paso previo al reconocimiento ante el PEN, pero hay compañeros que estuvieron acá y están desaparecidos, como Eduardo Garat", agregó. "Cuarenta años después nunca imaginamos que iba a ser tanto tiempo. Si bien los delitos de lesa humanidad no prescriben, el dolor tampoco", finalizó.

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La cola de un Ford Falcon verde empotrado en los ladrillos del 121.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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