El partido político surgido de la ex guerrilla de las FARC no participará con candidato propio en las elecciones presidenciales del 27 de mayo próximo en Colombia, luego de que su líder Rodrigo Londoño, Timochenko, presentara su renuncia como aspirante al cargo por sus problemas de salud.

El número dos de la FARC, Iván Márquez, se refirió a la cirugía de corazón a la que fue sometido ayer Londoño en Bogotá y leyó un comunicado en el que dijo que esa situación y la supuesta falta de garantías políticas los obligaron a retirarse de la carrera presidencial.

“Circunstancias ampliamente conocidas por la opinión pública sobre el proceso de recuperación de nuestro candidato ‘Timo’, tras la cirugía practicada en el día de ayer, unidas a las ya señaladas sobre los rasgos de la contienda electoral, nos han llevado a declinar nuestra aspiración presidencial”, manifestó.

Tras la retirada de Londoño, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) no presentará otro candidato presidencial en las elecciones del próximo 27 de mayo, pese a que legalmente está dentro del plazo para sustituirlo. Londoño, que el 24 de noviembre de 2016 firmó el acuerdo de paz con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, había anunciado a fines de 2017 que sería el primer candidato de la antigua guerrilla a la Jefatura del Estado, para lo cual tenía como compañera de fórmula a la activista sindical Imelda Daza.

“A ‘Timo’ y a Imelda les agradecemos haber aceptado nuestra postulación, conocedores ambos de los límites estructurales que tienen fuerzas alternativas para el ejercicio de la política y la participación electoral”, añadió Márquez en la lectura de un comunicado.

El número dos de la FARC, que es candidato al Senado en las elecciones legislativas del próximo domingo, insistió en que la antigua guerrilla encontró muchas dificultades en su paso a la política y dijo que esa es la otra razón por la cual se retiran de la carrera por la presidencia. Se refirió especialmente a las agresiones con piedras y huevos que Londoño sufrió cuando intentaba hacer mítines en al menos tres ciudades del país, lo que lo llevó a suspender su campaña el pasado 9 de febrero. 

“Nos vimos obligados a una suspensión temporal de la campaña por la ausencia de garantías y, particularmente, por los ataques de que fue objeto nuestro candidato presidencial, Rodrigo Londoño, ‘Timo’”, dijo. Márquez explicó que esas agresiones pusieron en peligro la integridad física de Londoño, y añadió que llegaron “a pensar que se podría estar fraguando un magnicidio”.

Pese a la retirada del candidato presidencial, el representante de la FARC invitó a votar el próximo domingo por las listas de ese partido y aseguró que su bancada en el Congreso será “robusta” y “trabajará sin descanso por los propósitos de la paz democrática con justicia social”. Por el acuerdo de paz, la FARC tiene garantizados por dos periodos consecutivos cinco senadores y cinco representantes en la Cámara, independientemente del número de votos que obtengan el domingo.   Si la FARC solamente obtiene por asignación las cinco bancas que la garantiza el acuerdo de paz, sus representantes en el Senado serán Iván Márquez, Pablo Catatumbo Torres, Victoria Sandino Simanca, Julián Gallo y Criselda Lobo, que ocupan los primeros lugares en la lista de circunscripción nacional. Pero si la FARC logra una votación que le permita obtener otras bancas más allá de la cantidad mínima que le garantiza el acuerdo de paz, esa representación adicional en el Congreso se le respetará.

 Una comparación que resulta muy ambiciosa para las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia data de 1991, cuando el entonces recién desarmado Movimiento 19 de Abril (M-19), un grupo guerrillero de corte nacionalista que surgió en 1970, se presentó por primera vez a unas elecciones. El M-19, que adoptó el nombre de Alianza Democrática, obtuvo una histórica votación que le permitió ocupar 19 de los 70 escaños de una Asamblea Nacional Constituyente que ese año promulgó una Carta Magna en reemplazo de la de 1886.

 Pero la actual realidad política es muy distinta y las encuestas pronostican que la votación de la FARC no será de ningún modo similar. “No podrían ser comparables, los momentos son tan diferentes”, dijo el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Jorge Restrepo.

 Para Juan Fernando Londoño, director del Centro de Análisis y Asuntos Públicos (CAAP), gran parte de la animadversión de los colombianos por la actividad política de la FARC radica en que sus miembros aún no han sido procesados por el sistema de Justicia creado en el marco del acuerdo de paz. “Es lamentable que actos de intolerancia se presenten en medio de la campaña, que un sector de los colombianos no haya sido capaz de entender que quienes se alzaron en armas contra el Estado hoy puedan hacer política sin necesidad de las armas”, dijo el experto.

 Para el director del CAAP, lo ideal hubiese sido que los candidatos de la FARC participaran en las actividades políticas después de arreglar sus líos judiciales, pero la derecha radical que no respalda el proceso de paz es la responsable de la demora en la puesta en funcionamiento de la Justicia Especial para la Paz (JEP) por su oposición en el Congreso. “La oposición saboteó y retrasó la implementación de la JEP. Por lo tanto, vamos a ver personas haciendo política en el Congreso sin haber pasado por la Justicia. Ellos (los ex guerrilleros) tienen que demostrar con actos de perdón y arrepentimiento que van a cortar los lazos en el pasado”, agregó.

Timochenko fue operado ayer durante más de cinco horas a corazón abierto por una angina. “¡Todo bien! Ya vamos empezando la recuperación. Estoy muy agradecido al cuerpo médico por sus cuidados y atenciones”, aseguró Londoño anoche en un mensaje en Twitter luego de la intervención quirúrgica. 

Agregó que ratifica su “entrega a la paz y la reconciliación, ahora con el corazón más fuerte”. El líder de la FARC había sido hospitalizado el pasado jueves en la Clínica Shaio de Bogotá por una angina y padece además una enfermedad pulmonar crónica, detalló ayer ese centro médico, que agregó que sería sometido a una cirugía de corazón cuando su cuadro clínico se estabilizara. 

Antes de la cirugía publicó en sus redes sociales un vídeo grabado en la habitación en el que invita a votar por la FARC en las elecciones legislativas del próximo domingo. “Muchas gracias por los mensajes de solidaridad que he recibido del país, del pueblo colombiano y de la gente en el exterior, sé que estoy en buenas manos y que saldremos adelante”, manifestó. La Clínica Shaio explicó que al candidato del partido de la ex guerrilla también le realizaron un cateterismo cardíaco en el que le encontraron una enfermedad coronaria severa de tres vasos “con compromiso del tronco principal y estenosis (estrechez) parcial de un stent coronario antiguo”.

 En sus 52 años de actividad guerrillera (1964-2016) las Farc cometieron innumerables ataques contra poblaciones y la fuerza pública, al tiempo que protagonizaron frustrados procesos de paz con varios gobiernos para tratar de acabar con un conflicto que dejó unos 230.000 muertos, al menos ocho millones de víctimas y unos 80.000 desaparecidos. Si bien la paz ha beneficiado a varias regiones que antes eran azotadas por la violencia, los asesinatos selectivos de líderes sociales siguen siendo el dolor de cabeza del Gobierno. Según un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, se han cometido 205 asesinados de esas características.

 Adicionalmente, el Comité Internacional de la Cruz Roja indicó que en zonas donde anteriormente operaba las FARC el conflicto armado se ha acentuado por disputas de territorio entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), todavía activa, y bandas criminales. “La disminución de las acciones armadas en varias regiones del país contrasta con la continuidad de graves fenómenos de violencia y la falta de mejoras en las vidas de comunidades que más han sufrido el conflicto”, dijo el jefe de delegación del organismo, Christoph Harnisch.

 Otro aspecto de la implementación de paz es la erradicación de cultivos ilícitos. Según cifras oficiales, tan solo en 2018 se han eliminado 1820 hectáreas de plantaciones de coca, que se suman a las 52.571 reportadas el año pasado. El vicepresidente colombiano y ex jefe de la policía federal, Óscar Naranjo, indicó que el fin del conflicto permite “hacer sustitución para que haya un tránsito a la legalidad de comunidades que estuvieron condenadas al cultivo ilegal durante muchos años”. Sin embargo, la ONU ha señalado el evidente crecimiento de estos cultivos ilegales, calculando que en 2016 aumentaron hasta las 146.000 hectáreas, lo que supone un alza del 52 por ciento con respecto al año anterior, una cifra histórica.

 En cuanto a cerrar la brecha entre el campo y las ciudades, el Gobierno destacó que han sido construidos 2.000 kilómetros de vías en departamentos donde antes operaba la guerrilla, permitiendo que los campesinos estén mejor conectados con los centros urbanos.