El dólar cerró ayer a 20,55 pesos, con un retroceso de 14 centavos. El Banco Central se mostró agresivo en su intervención cambiaria y vendió 212 millones de dólares para poner un techo al tipo de cambio. La lógica del tipo de cambio flexible y que la cotización del dólar la fija el mercado quedó atrás. La autoridad monetaria dejo claro esta semana que no va a permitir que el dólar supere los 21 pesos. En total entregó 385 millones de dólares de las reservas para evitar una suba mayor de la paridad. 

Con el alza del dólar el principal problema son los precios. A partir de diciembre pasado, cuando comenzó a sentirse con mayor relevancia la volatilidad cambiaria, la inflación se aceleró. El dato clave para observar la situación fue la inflación mayorista de enero, que avanzó más del 4 por ciento, lo cual obligó a Federico Sturzenegger, titular del BC, a reconocer por primera vez desde que asumió la gestión de la autoridad monetaria que el tipo de cambio impacta en el proceso inflacionario.

Entre los consultores del mercado y ex funcionarios del Banco Central aseguran que la política monetaria y cambiaria perdió la brújula. Uno de los más críticos fue el ex presidente de la entidad, Martín Redrado. “El actual enfoque de política cambiaria está en tela de juicio para una economía como la argentina en transición hacia un sendero de equilibrio de largo plazo. En efecto, no estamos en Suecia, ni siquiera en Brasil, Chile o Perú, donde el tipo de cambio no influye en las expectativas de la ciudadanía”, mencionó el economista. Agregó que “al Banco Central le resulta cada vez más difícil compatibilizar su discurso con los hechos o el accionar concreto de política. Las autoridades han hecho hincapié en el esquema de metas de inflación y en la tasa de interés como principal instrumento para alinear las expectativas. Este esquema parece tambalear y hoy predomina la desorientación”.

Sturzenegger desembolsó esta semana 385 millones de dólares de las reservas internacionales para tratar de ponerle un límite al tipo de cambio. Primero probó con 30 millones de dólares el lunes, el miércoles vendió 20 millones, el jueves intervino con 123 millones y ayer lo hizo con 212 millones. Es evidente que el mercado tomó la decisión de acelerar la dolarización de sus carteras. 

Los factores que explican este comportamiento del inversor se asocian con elementos locales y externos. En lo que refiere al mundo, la guerra comercial que empieza a darse entre Estados Unidos y China asusta a los fondos de inversión, los cuales comenzaron a retirar recursos de países emergentes y se muestran más reacios a ingresar en economías no desarrolladas. El clima de optimismo financiero que reinó hasta el año pasado ahora es moderado y complica la estabilidad cambiaria de la Argentina. 

El elemento externo no es el único que provoca presión cambiaria. Se combina con las tensiones del mercado interno, entre las que se destacan los desequilibrios del balance de pagos. El país tiene una salida de capitales record y el rojo comercial más elevado en décadas. Los inversores locales no creen que la paridad cambiaria puede sostenerse por mucho tiempo en torno a lo 20 pesos debido al alto déficit de cuenta corriente. El mercado de futuros ofrece una pista de la percepción del mercado. Se negoció ayer la cotización a enero de 2019 y los contratos se pactaron con el dólar arriba de 24 pesos. 

La expectativa de devaluación esta en alza y obliga al Central a intervenir en el mercado. Desde que asumió Sturzenegger se registraron cuatro episodios de ventas fuertes de la autoridad monetaria para trata de contener el avance de la divisa. El primero fue en diciembre de 2015, cuando se levantaron los controles cambiarios y vendió 800 millones de dólares. Luego, por montos menores, intervino en abril de 2016, cuando intentó bajar la cotización del dólar para abonar una menor cantidad de pesos por el pago de contratos futuros. En junio repitió la operación por 530 millones de dólares. Finalmente, la última intervención importante había sido en agosto de 2017, cuando ofreció a la plaza unos 1500 millones de dólares para frenar un tipo de cambio que se había disparado ante la incertidumbre electoral de las PASO legislativa.