“Facundo fue ejecutado por la policía tucumana”, aseguró la abogada Florencia Vallino, a cargo del área de Derechos de la Infancia y la Adolescencia de la organización Abogados del Noroeste en Derechos Humanos (Andhes), en relación al caso de gatillo fácil que acumuló Tucumán en la última semana y que se suma a una lista “preocupante”. “No es un caso aislado”, advirtió la abogada sobre la muerte de Facundo Ferreira, de 12 años, que murió de un disparo policial en la nuca el jueves pasado. “Esto se enmarca en un contexto de recrudecimiento de la violencia policial en Tucumán que hace un ejercicio de la fuerza desproporcionado, irracional, ilegal y selectivo y que, entendemos, es la aplicación a nivel provincial de la doctrina Chocobar”.

–¿Por qué aseguran que Facundo fue ejecutado por la Policía?

–Porque Facundo venía con un amigo circulando en moto por la zona del parque 9 de Julio en la provincia de Tucumán cuando son identificados por la Policía como sospechosos y se inicia ahí en una persecución que termina con un disparo en su nuca. Se conjuga acá la figura del adolescente peligroso y delincuente, con lo cual, sujeto a perseguir; y el uso irracional, abusivo, desproporcionado e ilegal de la fuerza. Además de selectivo. Si la intención era detenerlo, que el disparo que recibió Facundo tenga las características que tiene, lo desmiente. Querían matarlo, no detenerlo.

–¿Por qué dice que es selectivo el uso de la fuerza?

–Porque actúa de manera selectiva y en esa selectividad criminaliza y persigue a determinados grupos, sectores sociales. Facundo pertenece a una de las villas más pobres de Tucumán, a la Bombilla. Sobre él y el resto de los adolescentes que viven en esos barrios se aplica el accionar violento legitimado por la Doctrina Chocobar. La policía tucumana elige a estos grupos como destinatarios en su forma de prevenir el delito. Hay una vinculación oficial y social entre el adolescente, negro, pobre y delincuente, peligroso. Estos chicos ya son culpables por ser pobres, por ser negros, por usar gorra, por vivir en donde viven. La única posibilidad de vida que tiene un niño que nace en una villa en Tucumán hoy es el destino de Facundo. El Estado los excluye y solo los incluye para reprimirlos, criminalizarlos y asesinarlos.

–¿Hay otros actores que ayuden a la aplicación de la Doctrina Chocobar en Tucumán?

–La Justicia también es selectiva como la policía. Las causas avanzan muy rápido cuando se trata de investigar robos o hurtos, pero cuando se trata de investigar a la policía identificamos una serie de demoras. También sucede que la versión que se difunde a través de los medios es la de la propia policía. Quienes están acusados se investigan a sí mismos y son quienes cuentan cómo fueron los hechos. Así continúan estigmatizando, criminalizando a determinados sectores.

–En los medios locales se contó que Facundo y Juan dispararon a la Policía...

–Eso lo contó la policía, es la versión de ellos. Juan cuenta otra cosa. Pero, además, aún si hubiera disparado, la pregunta fundamental es cuál es el rol de la policía. Lo que habilita la Doctrina Chocobar es que primero se dispara y después se averigua. Y esta doctrina está habilitada, a su vez, por un importante sector de la sociedad tucumana. Hubo mucha gente que ha celebrado que un niño haya sido ejecutado por la policía. “Qué bueno, uno menos”, ha circulado por todos lados. Es fundamental trabajar con el otro para poder mostrar cuáles son las circunstancias en las que crecen y viven estos chicos.