“Más rápido de lo que pensábamos, como siempre hizo todo (antes), se fue esta madrugada nuestra Vieja, Esther Soto. Madre, abuela, antropóloga, empresaria, pionera de tantas causas, trabajadora compulsiva. La despediremos en nuestra casa, para que vuele alto y siga prodigando”. Así recordaron ayer a Esther Soto Liliana y Lito Vitale, sus hijos. Bien definida en estas palabras, solo cabría agregar que en el gesto de permanecer detrás de experiencias fundantes de la música argentina como MIA y el sello discográfico Ciclo 3, junto a su esposo Donvi Vitale, Soto siempre se ubicó por delante de la época que transitó. Murió ayer a los 84 años, y sus restos fueron velados en la casa de San Telmo que fue base de operaciones para todos estos proyectos musicales.  

Soto era antropóloga y arqueóloga, como tal participó del rescate arqueológico de El Chocón-Cerros Colorados, y fue docente de la cátedra de Prehistoria de la UBA hasta 1986. Por entonces ya se había volcado de lleno junto a su esposo a la producción de la carrera de sus hijos y de otros músicos, desde el sello familiar que luego fue también editorial. Allí editó también cuatro libros de su autoría, algunos de poesía y otros como Memorias de un alma irreverente, en el que describe con humildad y gracia un rico trayecto de vida, guiado tanto por el arte como por la política.  

La autogestión fue siempre el modo de llevar adelante todos estos proyectos, aun en tiempos en que tal concepto no era usual en la producción musical (antes de que existiera el crowdfunding, Soto ya vendía discos por anticipado y los enviaba por correo). También la decisión de poner, literalmente, el cuerpo: cualquiera que haya ido a los recitales de sus hijos la habrá visto, durante décadas, vendiendo los discos a la salida junto a su esposo, entusiasmada y entusiasmando, dispuesta a la charla y el intercambio con cada comprador y oyente. La leyenda indica que los Redondos grabaron su primer disco desde esta estructura independiente de los Vitale. En 2015 el Senado de la Nación le otorgó a Soto la mención Juana Azurduy y el Premio Konex a la trayectoria junto a Donvi Vitale.